Cuando la creación artística incluye a la muerte no hay más que lágrimas. Pasa en las películas, pasa en las esculturas y pasaba en el teatro hasta que un grupo de estudiantes de la Facultad de Bellas Artes se cuestionó el por qué nadie había explorado otras aristas del tema.
Con el liderazgo de Allan Pérez, un grupo de estudiantes compuesto por representantes de las tres escuelas de la Facultad –Artes Plásticas, Artes Musicales y Artes Dramáticas– emprendió el reto de crear una obra interdisciplinaria que mostrara de una manera amable lo que puede haber más allá de la vida.
Bajo la inspiración de muchos de los mitos que han existido por siglos alrededor de la muerte -desde el Hades griego hasta el imaginario de Tim Burton-, el producto final es “Crónica de una pequeña alma”, una obra pensada para el público infantil pero que tiene el poder de enganchar a todas las personas que puedan presenciarla.
El proyecto recibió el apoyo de Vicerrectoría de Acción Social. Las funciones inician el viernes 3 de noviembre a las 8 de la noche y se mantendrán los días sábado 4 y domingo 5 de noviembre a las 4 de la tarde. Si bien la obra es para todo público, está recomendada para niños mayores de 5 años, además es gratuita.
Sabiendo que la audiencia infantil es participativa y se mete de lleno en las obras, este proyecto ha desplegado todos los recursos disponibles para que el mensaje llegue a su audiencia principal.
Con este objetivo los personajes reales de la obra comparten la puesta en escena con marionetas de todo tamaño, las cuales se encargan de dirigir la historia por todos los escenarios que vale la pena conocer antes de llegar a "los momentos finales de la vida".
El proceso de creación se ha extendido por siete meses y ha representado un reto para cada una de las personas que se han sumado a la iniciativa.
María José Salazar, por ejemplo, participa como actriz, pero en las últimas semanas también se convirtió en bailarina, titiritera, dramaturga y ha tenido que ejercer otras funciones que la obra ha requerido.
“El trabajo con los títeres es muy complicado y hay que aprender a manejarlos, pero no solo es eso sino que también hay que aprender las posturas del cuerpo para no lesionarse y otro montón de consideraciones que uno no se imagina”, explica.
Cambiarle la cara a la muerte es una meta un tanto ambiciosa. Para lograrla, esta obra ha recurrido a lo mejor del talento universitario para asegurarse no solo una historia fascinante sino una puesta en escena memorable.
Con la construcción de títeres a cargo de estudiantes de artes plásticas, interpretaciones en vivo de estudiantes de canto, piano y clarinete y con la labor dramática de cinco personas que cursan artes dramáticas, “Alma” se encarga de deleitar todos los sentidos de la audiencia.
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