El acto de graduación contó con la participación del director de la Sede del Atlántico, Dr. Alex Murillo Fernández y del rector de la institución, Dr. Henning Jensen Pennington, quien recordó el compromiso social que conlleva ser un profesional graduado en la Universidad de Costa Rica.
Anel Kenjekeeva“Quiero ayudar a mi comunidad porque sé que soy un gran ejemplo para ellos, quiero que los muchachos y muchachas vean que todo se puede lograr, mientras uno se comprometa” afirma con orgullo Patricia Salazar Salazar tras recibir su título universitario.
La joven de 20 años es una de los 12 estudiantes indígenas que este martes 31 de octubre se convirtieron en graduados del diplomado en Ciencias de la Educación en Primer y Segundo Ciclo con énfasis en lengua y cultura cabécar, formación que se imparte en la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR).
La carrera es el resultado de una labor interuniversitaria avalada por el Consejo Nacional de Rectores (CONARE) y que articula el trabajo de la institución junto a la Universidad Estatal a Distancia (UNED), la Universidad Nacional y el Ministerio de Educación Pública (MEP).
Tras graduar a una primera generación de profesionales en el año 2015, las comunidades indígenas solicitaron a las instituciones recibir en sus aulas una nueva promoción de 17 estudiantes, dentro de los cuales ingresaron los ahora nuevos graduados.
El convenio de creación de la carrera autorizó la entrega de este título de diplomado que certifica un proceso de formación de dos años. Ahora, los jóvenes deberán continuar el programa para obtener en el 2019 el grado de bachillerato.
Según Kattya Velazquez Vásquez, coordinadora académica, la iniciativa ha consolidado un proceso de mediación intercultural, en el que cada curso es impartido de forma conjunta por un docente universitario y un profesor cultural cabécar, estrategia que da lugar a un sistema de formación diverso y respetuoso.
“Ha sido un reto consolidar equipos de trabajo y que el profesor cultural no sea un simple traductor. Sin embargo, hemos apostado para que esas personas que tienen el saber de la cultura en áreas muy diversas, vengan al aula a hacer sus aportes”, explicó la docente.
La formación combina materias de la carrera de Educación para Primer y Segundo Ciclo con cursos propios del énfasis de la lengua, tales como morfología o sintaxis del cabécar. La unión de ambos tipos de formación consolida una vivencia intercultural que ahora debe ser replicada por los jóvenes en las escuelas de sus comunidades, la mayoría de las cuales son multigrado o unidocente.
El conocimiento de esta segunda generación de estudiantes fue además certificado por las instancias más representativas de sus comunidades, pues aunque en todos los territorios se imparten clases de lengua y cultura, hasta ahora se carece de programas que orienten el proceso de aprendizaje.
Vásquez resaltó que, como parte del proceso de mejora y construcción al que ha dado lugar esta experiencia, el MEP trabaja actualmente en la elaboración de los primeros textos académicos para la enseñanza del cabécar, una lengua que hasta ahora ha sido trasmitida entre generaciones de forma oral.
La coordinadora académica celebró el impacto personal y profesional que esta formación ha brindado a los estudiantes, quienes desde ya han expresado su interés por alcanzar un nivel de licenciatura; mientras que sus comunidades solicitan la apertura de otras carreras que al igual que esta, tengan un enfoque intercultural.
Desde el año 2012, la Universidad de Costa Rica desarrolla diversas acciones afirmativas en el marco del Plan Nacional de Salvaguarda Indígena, con el fin de apoyar los procesos académicos de los jóvenes y su inserción a la educación superior.
Dentro de las acciones implementadas destaca el plan piloto de Tutorías Estudiantiles en Territorios Indígenas, por medio del cual, estudiantes de diversas carreras se trasladan a las comunidades para brindar apoyo académico a los estudiantes de secundaria.
La iniciativa, que ya ha llegado a localidades como Casona, Salitre, Kabebata, Coroma y Sepeque, beneficia cada año a alrededor de 350 estudiantes de undécimo y décimo año, quienes además son motivados a continuar con la educación universitaria.
Sumado a esto, la institución capacita e informa a docentes y administrativos con el fin de impulsar el aumento de la matrícula de jóvenes indígenas en el examen de admisión y también su ingreso a la universidad. Como resultado de estos esfuerzos, la UCR pasó de contabilizar 12 estudiantes indígenas matriculados durante el 2015 a sumar 120 estudiantes en el año 2017, distribuidos en todas las sedes de la universidad.
Las diversas instituciones que impulsaron la formación de la carrera brindan apoyos específicos para garantizar que el programa de formación avance y sobretodo, que mantenga el enfoque intercultural por el que apuesta.
Jenny Seas Tencio, miembro de la comisión de enlace de la iniciativa, explicó que los estudiantes de esta carrera cursan su formación de estudios generales en la UNED y al concluir este proceso, son trasladados como estudiantes regulares de la UCR.
Docentes de la UCR y la UNA imparten los diversos cursos de la carrera, cada institución aporta sus fortalezas y al mismo tiempo, se desarrolla un trabajo permanente con las comunidades, que según Seas, han participado activamente desde sus diferentes formas de representación.
“Se apuesta por una participación colaborativa, no como una imposición, sino como un trabajo respetuoso de la sabiduría de los paradigmas y las epistemologías de las comunidades indígenas”, enfatiza la académica.
Por su parte, Paulina Torres Mora, representante de la UNA en el mismo órgano de coordinación, reconoció que existen muchas lecciones aprendidas de este proceso que actualmente sigue en construcción.
“Reconocemos el gran valor de este proyecto y también el reto constante que representa, debemos estar reflexionando siempre sobre lo que significa tener una carrera intercultural. Estamos sistematizando el proceso para determinar los puntos fuertes y débiles, e incluso planear nuevas posibilidades”, afirmó.
El estudiante Felipe Bañez García de 22 años y oriundo de la comunidad de Alto Quetzal de Chirripó reconoció los muchos retos que involucró este proceso de aprendizaje, en donde incluso, tuvo que superar la falta de apoyo familiar.
“Decidí luchar solo y salir adelante, ahora quiero aprovechar todo lo que aprendí y llevar mi experiencia a las escuelas, todavía no soy docente pero voy a buscar un lugar para enseñar”, aseguró.
Por su parte, Leopoldo García Salazar de 23 años y quien ya se desempeña como docente, se mostró orgulloso de haber tenido la oportunidad de formarse en una institución que describió como “competitiva y prestigiosa”.
El joven afirmó que además del reto académico superado, este proceso involucró viajar hasta cuatro horas diarias para llegar a la universidad desde su comunidad y tratar de mejorar su conocimiento del español, que no es su lengua materna.
“En la carrera recibimos lo occidental pero también el rescate de nuestra cosmovisión cabécar, del conocimiento del mundo que tenemos. Lo más importante ahora es mantener nuestra cultura, tradiciones e identidad y enseñarlo en nuestras comunidades” concluyó.
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