Los bebés sanos maman muchas veces. El Dr. Paricio fue enfático al mencionar que la lactancia materna es un instinto básico de supervivencia. Cualquiera que sea la razón del rechazo, un recién nacido que no quiera mamar debe ser examinado por un pediatra a fin de descartar cualquier problema de salud.
Karla RichmondAsí lo indicó el Dr. José María Paricio Talayero, pediatra español, quien visitó la Universidad de Costa Rica (UCR) en el marco del Proyecto de Promoción de la lactancia materna y la alimentación del niño y la niña menor de un año en la comunidad (Prolamanco), que impulsa el Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa-UCR) desde hace seis años.
De acuerdo con el especialista, un bebé que está siendo amamantado combina una serie de destrezas orales de estimulación y de enganche para conseguir la leche del pecho, algo muy distinto de lo que ocurre cuando se alimenta a través de un biberón. El chupón hace que el niño únicamente deba abrir un poco la boca, morder fuerte y absorber la leche sin mucho esfuerzo. La combinación simultánea de ambos métodos de alimentación, hace que el recién nacido se confunda y sea incapaz de diferenciar el tipo de succión que debe emplear en cada caso.
Como consecuencia, al usar el biberón de forma temporal e intentar posteriormente que el menor vuelva al pecho, este experimenta una mayor negación. Lo anterior generará un nuevo problema para la madre quien, al no tener una estimulación de su pecho junto con el estrés de la situación, irá perdiendo paulatinamente su capacidad de producir leche.
“La succión natural que realiza el bebé estimula el pezón de la madre. Esos estímulos se envían al cerebro de la progenitora para activar la prolactina, que es la hormona encargada de impulsar la elaboración de leche en las glándulas mamarias. Cuando el infante no toma del pecho y se usa el biberón, los estímulos de activación no ocurren y la madre poco a poco deja de fabricar ese alimento vital”, afirmó el Dr. Paricio.
“El bebé para mamar crea un vacío y coloca la lengua en una posición específica. Todos los músculos de la mandíbula se coordinan para consumir la leche sin ningún problema. ¿Qué pasa entonces cuando se usa un vasito? Que el bebé no va a tener otro referente y por lo tanto no se va a confundir al momento de acoplarse al pecho materno durante el amamantamiento”, señaló.
Para el especialista español, por lo general el rechazo ocurre en los primeros días de vida producto de la falta de claridad del bebé para integrarse al entorno. En esto también influye el personal médico, el cual en algunas ocasiones usa el chupón como primera medida para alimentar al recién nacido.
El Dr. Paricio mencionó que actualmente se conocen cuatro categorías de rechazo: el precoz, la preferencia a un solo pecho, el tardío y el falso rechazo. El precoz puede experimentar otras cuatro posibilidades. El primero es cuando el niño no se aferra al seno, el segundo porque no mama, el tercero cuando se retira segundos después de empezar y, finalmente, porque se le escapa el seno por completo.
“El uso de cremas, así como alguna hinchazón mamaria, hace que las manos del menor se resbalen. Por otro lado, el sabor de la leche posee una importante incidencia. Una infección en el pecho hace que se obtenga leche más salada y el bebé no la quiera. Lo mismo pasa cuando la mamá practica deporte. La actividad física promueve el ácido láctico que, al ser amargo, podría provocar rechazo”, manifestó.
En cuanto a la preferencia a un solo pecho, la problemática se puede generar por una posible fractura de clavícula. Ante esto, el infante busca instintivamente la posición menos dolorosa para poder lactar. Por otro lado, el rechazo tardío se suele dar por cambios emocionales en la madre, y el falso rechazo en la mayoría de las ocasiones ocurre porque el bebé simplemente no tiene hambre.
“Se ha creído que el problema es tener poca leche, pero no es así. El verdadero problema es tener mucha leche y de eso casi no se habla. El pecho no es un depósito y produce exactamente lo que el infante necesita. Si algo altera ese proceso hay que prestarle atención”, explicó el Dr. Paricio.
Otras razones que inciden en el rechazo son los horarios. Para el experto, el pensamiento de que el bebé debe consumir leche materna cada tres horas durante el día es un invento del siglo XX.
“Ningún infante come cada tres horas ni cada dos. Los bebés siempre han comido cuando tienen hambre. Entonces, a veces se despierta a un bebé porque es la hora y no quiere comer. En otras ocasiones, el niño está llorando pero no se le alimenta porque no es la hora. Esto es un desastre total, al bebé hay que alimentarlo cuando tiene hambre”, afirmó.
De igual forma, esperar que el bebé llore para darle alimento es otro gran error. El Dr. Paricio enfatizó que es necesario reconocer los signos precoces de hambre, y no arropar mucho al bebé a la hora de darle de mamar pues el calor los adormece.
Los bebés tienen un reflejo natural y una sensibilidad especial en los labios. Se suele creer que la madre debe dirigirlos al pecho, pero lo cierto es que con tan solo el roce del seno con la boca del menor es suficiente para estimular una lactancia efectiva. Obligarlo con la cabeza o con la mano puede provocar una mala experiencia y generar resistencia. Así mismo, es importante colocar al bebé en su postura natural.
Se aconseja que la madre esté boca arriba y un poco inclinada hacia atrás para evitar que el niño esté mal enganchado y su cabeza luche contra la gravedad. Una mala colocación hará que los menores solo chupen el pezón, y ese estímulo llevará a que se produzca una mayor cantidad de la hormona oxitocina. Dicha hormona tiene la función de contraer los glóbulos del pecho y que el seno expulse la leche. Si hay altos niveles de oxitocina, se expulsará más líquido que podría ahogar al bebé.
El experto concluyó que en caso de rechazo, lo único que se debe tener es paciencia y amor. Un vaso, una cuchara pequeña y hasta una jeringa pueden resultar ser elementos sustitutos para calmar al niño o niña de forma momentánea, y les haga volver a una fuente natural de alimento que les dará numerosos anticuerpos e importantes beneficios para su desarrollo.
© 2024 Universidad de Costa Rica - Tel. 2511-4000. Aviso Legal. Última actualización: diciembre, 2024