En Costa Rica existen 114 especies de murciélagos y sólo en la Península de Osa se han encontrado más de 80 especies, por lo que se estima que es la zona con la mayor cantidad de especies del país. Allí la Universidad de Costa Rica (UCR) realiza investigación para conocer mejor y proteger estos importantes animales.
Los murciélagos son un grupo que se conoce poco en esta región del mundo y cumplen funciones ecológicas importantes; ayudan a controlar insectos que son plaga, polinizan muchas plantas que consumen los seres humanos y contribuyen a la regeneración de los bosques al depositar semillas que van mezcladas en sus heces en zonas deforestadas.
Así lo señala la bióloga Dra. Gloriana Chaverri Echandi, quien se ha dedicado por más de 20 años a estudiar a los murciélagos, y actualmente se desempeña como docente e investigadora del Recinto de Golfito de la Universidad de Costa Rica (UCR) desde donde desarrolla su investigación junto a otros colegas.
La Dra. Chaverri explica que esta zona tiene todo el potencial para hacer investigación en murciélagos, pues es la que menos se ha estudiado, cuenta con importantes ecosistemas y una gran variedad de sistemas de cavernas donde habitan estos pequeños animales, lo cual atrae a investigadores de otras partes del mundo.
La Península de Osa integra ecosistemas frágiles y de gran valor como el humedal Térraba Sierpe, el Parque Nacional Corcovado, la Reserva Forestal Golfo Dulce y el Parque Nacional Piedras Blancas que constituyen una reserva de biodiversidad de importancia mundial.
Con el objetivo de entender la diversidad de murciélagos de la región y su función en los ecosistemas, específicamente como dispersores de semillas, se realizó el proyecto de investigación “Murciélagos en la región de Osa: diversidad y su función en los procesos de regeneración” entre el 2014, 2015 y 2016.
Mediante este proyecto se han identificado y descrito las especies que habitan en esta región, algunas de las cuales nunca se habían atrapado antes en la zona, además de sus características físicas, hábitos de alimentación y lugares donde se encuentran.
Durante estos años, la Dra. Chaverri se ha encargado de atrapar cientos de murciélagos y recolectar muestras de tejido para hacer análisis genético y así determinar a cual especie pertenece cada ejemplar. Con este material genético pretende comparar y determinar si las poblaciones de Osa son muy distintas a las de otras partes del país.
“Si seguimos repitiendo este trabajo a lo largo de los años podremos ver cómo van cambiando las diferentes poblaciones, por cambios en el bosque, la reforestación o cambio climático” acotó la investigadora, quien asegura que esta investigación es de largo plazo y ya tienen cinco años de datos que pueden utilizar.
Interpretar la información de las especies de murciélagos que se pueden encontrar en la región de Osa y llevarla hasta los niños y niñas de la localidad ha sido el trabajo de su colega, la bióloga y especialista en interpretación ambiental María José Rodríguez, quien es también docente del Recinto del Golfito.
Con esta información se elaboró un folleto educativo con información sobre seis especies representativas de la zona: el murciélago nectarívoro naranja (Lonchophylla robusta), el murciélago de cara arrugada (Centurio senex), el murciélago de ventosas (Thyroptera tricolor), el murciélago fantasma (Diclidurus albus), el murciélago pescador (Noctilio leporinus) y el vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata).
El folleto "Aprendiendo sobre los murciélagos de Osa" incluye actividades para que los niños y niñas logren identificar las diferentes especies; sus características físicas, en qué lugares de Osa se pueden encontrar y de qué se alimentan.
Como parte del proyecto se han realizado talleres educativos en seis escuelas del distrito de Golfito durante agosto y setiembre. Entre ellas: la Escuela Kilómetro 20, Escuela Ana María Guardia y la Escuela unidocente de Playa Cacao.
Ambas biólogas, Chaverri y Rodríguez, coinciden en la importancia de investigar y conocer este grupo para tratar de mantener la biodiversidad y salud de los ecosistemas. Así como la necesidad de combatir los mitos que existen alrededor de estos animales que se perciben como peligrosos y dañinos aunque en realidad son criaturas bastante dóciles y fascinantes.
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