El Dr. Daniel Camacho Monge, profesor emérito de la Universidad de Costa Rica habló sobre la situación de los derechos humanos y los desafíos que enfrenta Centroamérica en esta materia, como parte del discurso que ofreció al recibir el Premio Rodrigo Facio 2016.
Los feminicidios, el crimen organizado y los asesinatos de ambientalistas y defensores de los derechos humanos son problemáticas que vulneran la estabilidad social de la región y deben preocupar a toda la ciudadanía. Según señaló Camacho, las estadísticas muestran que hay más muertes violentas en esta época que durante los años 80, cuando los países centroamericanos se encontraban en guerra.
Sus afirmaciones se basan en el último informe de Amnistía Internacional, en el que se indica por ejemplo que en los primeros ocho meses de 2015 en El Salvador se registraron 4253 homicidios, frente a los 3912 que se contabilizaron en todo el año 2014. Además aumentaron los niveles de violencia relacionados con pandillas y delincuencia organizada. Esta es una de las causas del desplazamiento forzado de personas tanto dentro como fuera de éste país.
En Honduras, según citó Camacho, “en un contexto general de delincuencia y violencia, los defensores y defensoras de los derechos humanos, dirigentes indígenas, campesinos y afrodescendientes inmersos en conflictos de tierras, los activistas del colectivo LGBT, funcionarios y funcionarias de la administración de justicia y periodistas son objeto de violencia e intimidación por parte de agentes del estado y de delincuentes como represalia por su labor”.
En Nicaragua y Panamá la situación de las mujeres y de los pueblos indígenas también se encuentran vulnerables ante los cambios de legislación y los intereses políticos.
Camacho señaló que el informe no menciona a Costa Rica, pero que esto no quiere decir que el país esté exento de la problemática.
El profesor emérito recalcó que en el país se registran agresiones contra la población LGBT y las mujeres, que se violentan repetidamente los derechos de los pueblos indígenas, trabajadores y otros grupos. Mencionó que hay más de un asesinato diario y que el índice de desigualdad crece más rápidamente en Costa Rica, que en el resto de la región.
Otro aspecto preocupante que destacó, es el crimen organizado y las consecuencias que esto trae para la juventud centroamericana, que al encontrar espacios de identificación y pertenencia en grupos y pandillas caen víctimas de la espiral de violencia.
Además hizo una crítica a las políticas anticrimen organizado que solamente se enfocan en la represión y no contemplan aspectos de prevención y mejora social.
Aunque el panorama no parezca muy positivo, el Dr. Camacho manifestó que tiene esperanza, pues existen muchas organizaciones en el país y en la región que están luchando arduamente por la defensa de los derechos humanos y de grupos vulnerables.
“Las circunstancias actuales de Centroamérica y de Costa Rica en particular nos exigen continuar con la vigilia. La lucha por los derechos humanos es un camino sin fin en el cual más que llegar lo importante es avanzar. En esa lucha las universidades tenemos un papel muy importante que cumplir porque somos la conciencia lúcida de la Patria. Nuestra obligación es desarrollar y fortalecer una mirada crítica sobre la sociedad, en todos los campos”, concluyó Camacho.
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