Con espacios ideados para que estudiantes activos, egresados, profesores y pensionados se encontraran y compartieran ideas sobre lo que fue, es y será la arquitectura en Costa Rica, la Escuela de Arquitectura de la UCR organizó cuatro días de diferentes actividades para conmemorar sus 45 años de existencia.
La inauguración se realizó el martes 16 de agosto en la Plaza de la Libertad de Expresión que se encuentra muy cerca del edifico de esta Unidad Académica, en donde hubo música, mimos y todos los presentes lograron dejar una marca personal relacionada con la arquitectura al escribir o dibujar en varias pizarras que fueron dispuestas en una de las paredes exteriores del inmueble.
Allí estuvo presente como invitado especial el arquitecto, pintor y primer director de esta Escuela, Rafael Ángel García Picado, más conocido como Felo García, quien dijo que un espacio académico como este tiene que reflejar el pensamiento de las personas que la componen.
“Es una Escuela extrovertida pues el arte no se puede esconder y esta es una gran oportunidad para abrirse al futuro; eso es la arquitectura, hay que expresarse y no podemos dejar de hacerlo hasta que llegue la muerte y nos lleve. El aprendizaje no tiene fin y cada día es más complejo dados los avances tecnológicos actuales que permean en la manera de hacer las cosas”, aseveró Felo García.
Ese mismo día se inauguró la exposición Arquis Aedis con la que se pretendió mostrar la evolución que ha tenido el edifico de la Escuela de Arquitectura a través de su historia; dicha exposición incluye crónicas, fotografías y planos, y se mantendrá abierta hasta el 31 de agosto en la Biblioteca Carlos Monge Alfaro.
Las actividades continuaron con un seminario sobre las capacidades y la tecnología de la madera, así como proyección de cine urbano, “esto representa una oportunidad no sólo para celebrar sino para dar a conocer esta disciplina que no está suficientemente interiorizada acerca del rango de importancia que tiene con respecto al beneficio que puede ofrecer a la sociedad y cuánto se puede lograr a través de un buen manejo de la arquitectura. Buscamos formar jóvenes que sean conscientes de que pueden mejorar la calidad de vida de las demás personas y en eventos como estos se entrelazan diferentes generaciones que discuten estos temas”, mencionó el prof. Omar Chavarría Abarca.
Como parte de la agenda se presentó un grupo de estudiantes del proyecto Danza Abierta de la UCR, en el que participan Daniela Araya Meza y Juan Leiva Ramírez, quienes además cursan el cuarto año de la carrera de Arquitectura.
“Como bailarines sabemos que el diseño está en todo, el cuerpo y la arquitectura siempre están en comunicación y poderlo plasmar en la danza resulta muy grato para nosotros; desde que empecé a bailar siempre he buscado cómo incluir los trazos de diseño de la arquitectura en la danza e incluir los movimientos del baile en la arquitectura”, resaltó Daniela Araya, mientras que Juan Leiva agregó que existen diferentes formas de descubrir el espacio, pues de eso trata la arquitectura, “el cuerpo y el movimientos son herramientas básicas para darse cuenta de lo que es el espacio, cómo moverse, cómo contemplarlo y la danza como elemento de diseño es espectacular; hablamos del movimiento como laboratorio e instrumento de descubrimiento y como un croquis más dentro de la arquitectura”, expresó Leiva Ramírez.
Para el miércoles 17 de agosto se programó el foro titulado: Arquitectura; balance, reflexiones y desafíos; en el que participaron los arquitectos Víctor Cañas Collado y Jacqueline Gillet Raymonde, ambos docentes de la Escuela de Arquitectura.
El prof. Víctor Cañas expuso en el foro el tema de la evolución de la arquitectura y afirmó que ésta nunca cambia pues tiene bases muy sólidas, lo que sucede es que ahora se están aplicando las numerosas herramientas novedosas que ofrece la tecnología.
“Creo que nuestro mayor interés como arquitectos debe ser la sostenibilidad de la arquitectura, lo que no sólo significa forrar un edificio de verde, y no hablo de arquitectura sostenible pues la arquitectura no debe tener adjetivos; la sostenibilidad debe ser parte intrínseca de esta disciplina pues el planeta ya no soporta nuestra explotación de recursos y no podemos seguir con eso: cualquier construcción que hagamos tiene efectos en el ambiente y los más obvios es que desplaza ecosistemas, consume recursos no renovables y emite gran cantidad de desechos”, subrayó Cañas Collado.
Por su parte la prof. Jacqueline Gillet destacó los caminos alternativos que existen en el quehacer de las y los arquitectos e hizo hincapié en que la arquitectura como profesión debe preocuparse por ofrecer a las personas un mejor entorno y no solamente procurar generar ganancias para los inversionistas.
“Cuando el mercado ronda únicamente alrededor del interés del inversionista da como resultado una arquitectura que a la imagen del modelo socioeconómico que vivimos muestra una fuerte polarización, una arquitectura de cartón y comercial que niega cualquier expresión regionalista y que esparce por todas partes su falta de personalidad. Una producción arquitectónica deshumanizada e inadaptada ante las necesidades reales de la población se suma a una falta de leyes de urbanismo que ha fomentado la construcción de zonas de exclusión amuralladas que aumenta la segregación; esa taxonomía del mundo ha terminado por transformar el entorno construido y paisajístico en una verdadera matriz, lo que representa un desarrollo mortífero”, argumentó Gillet Raymonde.
Dentro del programa de celebración del 45 aniversario se estipuló asimismo la exposición académica MUTARQ, que se ubicó en el primer piso del edificio de la Escuela de Arquitectura; se trató de una muestra que recogió algunos de los proyectos que realizaron las y los estudiantes de Arquitectura durante este año 2016.
“La Escuela de Arquitectura tiene una responsabilidad social muy grande y en estos 45 años se ha visto cómo los proyectos de acción social, investigación y docencia nos ha permitido acercarnos cada vez más a las comunidades, generando proyectos que nacen en los talleres y cursos de esta carrera, los cuales intentan abordar problemas reales de las y los costarricense; es todo un reto identificar esas carencia, conocer las necesidades de infraestructura y facilitar la construcción que hace falta en el país”, indicó el Arq. Luis Pérez Monge, quien hace poco se graduó y ya forma parte del cuerpo docente de esta Unidad Académica.
Las exposiciones, los encuentros y el intercambio de ideas continuaron durante los días jueves 18 y viernes 19 de agosto, como una forma de estrechar los lazos entre la comunidad universitaria y abrir oportunidades para el debate sobre el quehacer dentro de la arquitectura.
La Escuela de Arquitectura cuenta con un plan de estudios que incluye 76 cursos y 300 horas de Trabajo Comunal Universitario; la carrera tiene una duración de seis años.
También tiene cinco opciones de posgrado con énfasis en Arquitectura Tropical, Paisajismo y Diseño de Sitio, Vivienda y Equipamiento Social, Diseño Urbano, y Arquitectura y Construcción.
Actualmente esta Unidad Académica tiene una población de 700 estudiantes, 82 docentes y 15 funcionarios administrativos.