El virus del zika se puede transmitir por vía sexual y por sangre contaminada, según lo confirmó la Dra. Eugenia Corrales Aguilar, docente de la Facultad de Microbiología e investigadora del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) de la Universidad de Costa Rica y especialista en virus humanos.
“Si tomamos en cuenta que el 80% de las infecciones de dengue y de zika pueden pasar asintomáticas, esto hay que considerarlo en casos de donaciones de sangre", porque puede ser una vía de contagio, advirtió la Dra. Corrales.
Aclaró que a la sangre donada se les hacen análisis clínicos para detectar virus que generan la hepatitis B y C y el VIH, pero no para estas otras enfermedades virales, razón por la cual advierte que ante la presencia del virus zika en el país y de posibles casos autóctonos, es mejor ir pensando en esto y que se incluyan estos virus en el protocolo de análisis.
Lamentó que no existan pruebas rápidas para detectar ese nuevo virus, sino que se debe recurrir a técnicas moleculares, que encarecen y hacen más lento el diagnóstico, además de que solo es posible detectar el virus en sangre, si se toma la muestra de sangre en los primeros cinco o seis días de la enfermedad.
Precisamente el que pueda pasar asintomática la infección es que complica su diseminación del virus, por una u otra vía, porque algunas personas no llegan a sentirse enfermas.
La Dra. Corrales afirmó que tanto para dengue como para chikungunya y zika no existen productos antivirales en el mercado, que ataquen y debiliten esos virus y no cree que estén disponibles pronto, tampoco existe una vacuna, aunque reconoce que sería lo más efectivo.
Añadió que se ha pensado en la posibilidad de avanzar en el desarrollo de una vacuna si se toma como plataforma base la vacuna de la Fiebre Amarilla, pero tampoco podrá ser en el corto plazo, “porque para toda vacuna se requiere de un mínimo de diez años de estudios”.
También descartó que los anticuerpos del dengue puedan proteger a las personas de la infección del zika, como se llegó a pensar en algún momento.
Por todo lo anterior advierte que lo ideal para combatir, en el país, tanto el zika, como la chikungunya y el dengue es enfocarse en acciones preventivas y en la eliminación de criaderos del mosquito Aedes aegypti y el Aedes albopictus y todos los demás mosquitos de la familia del Aedes que son selváticos, vectores de esas enfermedades.
Los virus del dengue, el chikungunya y el zika producen enfermedades similares, con algunos síntomas comunes como son: fiebre, sarpullido, dolor de cabeza, dolor muscular, cansancio y dolor articular.
Para la viróloga el dengue es el más peligroso, hasta el momento, porque puede provocar la muerte, con sus manifestaciones clínicas graves: complicaciones hemorrágicas y estado de shock; mientras el chikungunya es la enfermedad que genera la fiebre más alta y repentina y un dolor articular fuerte en manos, pies y rodillas, que incapacita.
Por su parte, el zika presenta síntomas leves, razón por la cual en otro tiempo se le consideró “un denguito”, pero ahora se sabe que provoca conjuntivitis, defectos congénitos, como es la microcefalia en hijos de mujeres infectadas durante el embarazo. También se le responsabiliza del desarrollo de un trastorno neurodegenerativo, que genera parálisis motora en personas sanas, como es el Guillain-Barré.
A criterio de la viróloga, la causalidad de la microcefalia de los niños en Brasil por el virus zika aún no está confirmada científicamente, pues hacen falta mayores estudios epidemiológicos, pero ante la duda, lo mejor es tomar precauciones.
Para el Dr. Ólger Calderón Arguedas, profesor e investigador de esa unidad académica e integrante de la Comisión institucional para prevención y control del dengue “los esfuerzos en el control del Aedes aegypti deben ser una prioridad ciudadana, con diferentes acciones, entre ellas inspección y saneamiento de los espacios intradomiciliares y peridomiciliares", educación a la población y participación comunitaria.
Dentro de las viviendas se le debe prestar atención a los contenedores para guardar agua, como baldes y barriles floreros y platos de macetas y fuera de las viviendas, los contenedores que pueden llenarse con agua de lluvia, como son las llantas, juguetes plásticos, canoas y demás objetos que dejan a la intemperie.
El Dr. Calderón alertó de otros criaderos que no son eliminables, como tanques, cajas de registro, piezas de mampostería, troncos de árbol huecos u otros orificios, a los que se les debe drenar el agua o aplicarles algún agente con actividad larvicida. Añadió que para bebederos de animales y los contenedores que no se pueden eliminar, se les debe cambiar el agua a diario.
Advirtió que no es recomendable abusar de las fumigaciones con insecticidas con fines preventivos, porque puede generar resistencia en los mosquitos y con esto se añade un problema adicional en términos de control.
Para Corrales y Calderón hay que tomar en cuenta que se trata de un mosquito que pica de día, que obliga a que se empleen repelentes y usar vestimenta adecuadas para protegerse de su picadura, emplear barreras como cedazos en puertas y ventanas para evitar el ingreso del Ae. aegypti a viviendas y edificios.
Asimismo comentó que ante esta situación los gobiernos locales y sus divisiones de gestión ambiental tienen que asumir el compromiso de eliminar los problemas de recolección de basura y del suministro de agua que pueden incidir en la proliferación de criaderos.
Calderón planteó la necesidad de una coordinación interinstitucional en el país, tal y como lo propone la OPS/OMS a través de la Estrategia de Gestión Integrada (EGI), para que todas las instituciones que puedan liderar acciones de control coordinen y se optimicen los recursos.
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