Un reciente encuentro en el que participaron autoridades de universidades de Centroamérica y Francia, dio como resultado una serie de acciones que renovarán el intercambio académico y estudiantil entre las partes.
En la cita, en el que tomaron parte 16 instituciones francesas de educación superior, 19 rectores de universidades del istmo y representantes diplomáticos de Francia en Centroamérica, entre otros, se definió una Hoja de Ruta que permitirá dinamizar la cooperación entre las universidades francesas y las centroamericanas.
Después de dos días intensos de análisis, esta Hoja de Ruta fue definida tomando en cuenta aspectos referentes a la formación, movilidad académica e institucionalización, evaluación y acreditación institucional, ciencia y tecnología, la cual contiene propuestas que incluyen desde la educación técnica hasta el doctorado.
En el campo de la educación técnica, que en el país está sobre todo en manos de la Universidad Técnica Nacional (UTN), se planteó que los estudiantes participen en formación a distancia o en modalidad bimodal, en español o en un nivel básico de lengua francesa, que incluiría una corta estancia en Francia y que tendría énfasis en temáticas como recursos hídricos, transporte, energías renovables y tratamiento de residuos.
En el campo de las ingenierías, donde cualquier estudiante que quiera tener un título francés en ingeniería requiere al menos cuatro semestres de formación presencial, se planteó desarrollar un programa de becas cofinanciadas por una universidad francesa y una universidad del istmo, cuya convocatoria se hará con al menos un año y medio de antelación, con miras a que los candidatos preseleccionados puedan adquirir el nivel lingüístico necesario para cursar estudios en Francia. También se privilegiarán las áreas de recursos hídricos, transporte, energías renovables y tratamiento de residuos, aunque podrían considerarse otras.
Con respecto a la formación en maestría y doctorado, se pensó en alternativas dirigidas sobre todo al personal docente de las universidades, que requiere formación, pero que por diversas razones no tiene la disponibilidad de tiempo para pasar dos o más años fuera del país en Francia o en cualquier otro país.
Por esa razón el gobierno francés lanzó por primera vez en 2016 una convocatoria de maestrías a distancia en Centroamérica. Dado que, por la facilidad del idioma la mayoría de las personas que se postularon fueron profesores universitarios de francés que requieren reforzar su calidad académica, en el encuentro se redefinió que en el futuro estas convocatorias estarán enfocadas a la enseñanza del francés, sin excluir otros campos o áreas, siempre y cuando el candidato tenga el nivel lingüístico para hacer esa maestría a distancia.
Finalmente, con miras a que las universidades del istmo ofrezcan doctorados de calidad, se pensó en desarrollar una experiencia innovadora como es ofrecer becas compartidas con las instituciones de educación superior de Centroamérica, para permitir una formación doctoral en alternancia.
Eso dará posibilidad a académicos sobre todo en áreas donde la universidad no cuenta con personal con este grado académico de inscribirse en programas de doctorado, viajando a Francia entre dos y seis meses por año, dependiendo del área de conocimiento y las modalidades de formación.
Este doctorado en alternancia se puso a prueba lanzando una convocatoria también en 2016 en la que se seleccionó a dos candidatos: uno de la Universidad Centroamericana de Nicaragua que irá a Francia a hacer un doctorado en historia, y otro de la Universidad de Costa Rica, que irá a Francia a hacer un doctorado en matemáticas.
Con miras a la dinamización de la cooperación en educación superior, durante el encuentro también se hizo un llamado para que los países centroamericanos suscriban con Francia acuerdos de reconocimiento mutuo de diplomas. Actualmente solo Costa Rica y Panamá cuentan con acuerdos de ese tipo.
Según lo manifestó Adelino Braz, director del Instituto francés de América Central (IFAC), una estructura del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Desarrollo Internacional de Francia, encargado de impulsar y cofinanciar acciones de cooperación con entidades locales, regionales y multilaterales en los siete países del istmo, con sede en Costa Rica, esto es decisivo porque le da credibilidad y legitimidad a la formación que reciben los estudiantes centroamericanos en Francia.
Asimismo, porque de esta forma cuando el estudiante regresa a su país con un título francés, se evitará problemas con su reconocimiento. “La idea de firmar este tipo de convenios -acotó Braz- no es únicamente que los diplomas sean correspondientes de un sistema de educación a otro, sino sobre todo excluir los diplomas que a la hora de la verdad no pueden ser reconocidos de un sistema de educación superior a otro, porque no son diplomas nacionales de estado”.
Para el Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la UCR, dado que la cooperación internacional es fundamental, pero a la vez supone un reto muy complejo, este encuentro fue muy fructífero porque permitió reconocer los principales obstáculos para lograr una mayor cooperación entre instituciones de educación superior. “Uno de los primeros y más importantes obstáculos es el reconocimiento recíproco de títulos, el cual es difícil de lograr de una manera expedita, porque primero tenemos que crear relaciones de confianza con respecto a la calidad de los estudios realizados en cada uno de los países”.
Para el rector se tiene que hacer un esfuerzo aún mayor por el aseguramiento de la calidad para una vez logrado esto, crear los vínculos de confianza que llevarán a las universidades a un reconocimiento mutuo de títulos.
Datos aportados por el IFAC indican que la población estudiantil centroamericana en la educación superior es cercana al millón de estudiantes, de los cuales solo 17 mil salen a cursar estudios fuera de sus países y únicamente un 3% va a Francia. En el caso de Costa Rica, Francia ocupa el sexto lugar de los países de destino para ir a estudiar al extranjero.
A juicio de Braz, aunque Francia es conocida en el mundo por su cultura general, también es el país de la innovación y de la tecnología. “En Francia tenemos 61 premios Nobel, 13 medallas Fields de matemáticas -la última del 2014-, 72 universidades, 261 escuelas de ingeniería y 2 millones y medio de estudiantes, por lo que ofrece un enorme potencial a las universidades centroamericanas en momentos en que éstas están estableciendo políticas de internacionalización y requieren aumentar el número de programas de maestría y doctorado”.
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