Los tres niveles de certificación están dividios de acuerdo a las capacidades de propulsión de los motores, entre más poder más capacidad de carga y por lo tanto la responsabilidad de sus operadores aumenta, de ahí la necesidad de regular esta actividad; acá aparecen Francisco Salazar (Izq.) y Stephanie Rodríguez (foto cortesía GIA-UCR).
Antes de llevar a cabo el examen práctico (ensamblaje del cohete, lanzamiento y correcto aterrizaje) las y los jóvenes del GIA-UCR hicieron una prueba teórica en la que se evaluó aspectos técnicos, aerodinámica, motores y seguridad, dicho test consistió en 50 preguntas y se debía aprobar con nota mínima de 90; tenían dos oportunidades pero todos pasaron en la primera vez, de no haberlo hecho tenían que esperar un año para volver a aplicar (foto cortesía GIA-UCR).
Los representantes del GIA-UCR trabajaron inclusive durante la noche para que los cohetes que iban a lanzar en la etapa de la prueba práctica no presentaran errores, sin embargo dos de ellos presentaron fallas en su sistema de paracaídas, fueron reparados y en el segundo lanzamiento cumplieron la meta: el cohete surcó los aires y aterrizó sin ningún rasguño (foto cortesía GIA-UCR).
En paralelo a la certificación en cohetería, Tripoli también organizó la competencia internacional ARLISS en la que representantes de varios países utilizaron cohetes que portaban robots tipo rover que dejaban caer en paracaídas y una vez en el suelo tenían que llegar a un punto determinado por los jueces (foto cortesía GIA-UCR).
Los cohetes lanzados por el equipo del GIA-UCR llegaron a una altura de entre 1.5 y 1.7 millas (2.4 y 2.7 Km.); con una Certificación III se puede colocar como mínimo una carga de 1 Kg. a 4 Km. de altura y de ahí en adelante, pues las capacidades de los motores puede ser aún mayor (foto cortesía GIA-UCR).
EL GIA-UCR se divide en grupos de trabajo en el que estudian motores y combustibles, fuselajes y paracaídas, banco de pruebas, y telemetría; se reúnen en el Taller de Ingeniería Mecánica y construyen cohetes utilizando fibra de vidrio para el fuselaje, cartón comprimido para las aletas y elaboran sus propios sistemas de propulsión; acá aparecen en orden usual Olman Quirós, Roberto Aguilar, Carlos Rodríguez y Francisco Salazar (foto Laura Rodríguez).
El equipo de telemetría del GIA-UCR desarrolla un dispositivo electrónico conformado por diferentes sensores como barómetro, giroscopio, acelerómetro y magnetómetro, para que sea transportado por un cohete y logre registrar diferentes mediciones que serán guardadas en el mismo dispositivo o enviadas a una computadora que está en tierra (foto Laura Rodríguez).
Gracias a la tecnología de cohetes el GIA-UCR podrá crear proyectos de investigación basados en misiones hacia la atmósfera para medir lecturas meteorológicas en tiempo real, estudiar la microgravedad, mejorar los sistemas de localización, entre otras propuestas; acá aparecen Roberto Aguilar (Der.) y Esteban Jiménez (foto Laura Rodríguez).
Para la obtención de la Certificación III se necesita contar con un sistema electrónico exclusivo para la recuperación del cohete, además ya no se ensamblan sus partes sino que se construye el cohete desde cero y se tiene que presentar una propuesta de elaboración del mismo, tomando en cuenta que la propulsión de su motor será mayor (foto Laura Rodríguez).
Stephanie Rodríguez Vargas, primera mujer de Centroamérica en tener la Certificación II, es estudiante de la Escuela de Física de la UCR y vive en Valle Azul de San Ramón, Alajuela (foto Laura Rodríguez).
El GIA-UCR es el organizador del Campamento Aeroespacial UCR que tiene dos ediciones (2015 y 2016), en el que han participado decenas de estudiantes de secundaria y universitarios quienes trabajan en grupo para ensamblar y disparar cohetes, para ello reciben charlas y talleres por parte de especialistas en el tema como por ejemplo Sandra Cauffman y Andrés Mora, científicos costarricenses que trabajan para la NASA (foto Laura Rodríguez).
Una de las metas a largo plazo del GIA-UCR es lograr poner en órbita un satélite de investigación científica, acá aparece el equipo certificado Nivel II (en orden usual): Roberto Aguilar Martínez, Esteban Jiménez Sánchez, Francisco Salazar López, Stephanie Rodríguez Vargas, Carlos Rodríguez Delgado, Mauricio Alfaro Benavides y Olman Quirós Jiménez (foto Laura Rodríguez).
Gran impulso para la ciencia y tecnología aeroespacial costarricense
28 oct 2016Ciencia y Tecnología
Este es el equipo del GIA-UCR que estuvo del 12 al 16 de septiembre en el desierto de Nevada, hospedados en un pueblo cercano llamado Gerlach: tuvieron un día para el examen teórico y tres días para el ensamblaje y lanzamiento de sus cohetes; según los organizadores, nunca nadie había obtenido estas certificaciones en tan poco tiempo (foto cortesía GIA-UCR).
Un total de siete estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) obtuvieron la Certificación Internacional Nivel II para el lanzamiento de cohetes que otorga la agencia estadounidense Tripoli, una de las cuatro entidades en el mundo autorizadas para poder expedir este tipo de licencias.
Se trata de los estudiantes Stephanie Rodríguez Vargas, Olman Quirós Jiménez y Carlos Rodríguez Delgado de la carrera de Física; Esteban Jiménez Sánchez, Mauricio Alfaro Benavides y Francisco Salazar López de Ingeniería Mecánica; y Roberto Aguilar Martínez de la Escuela de Ciencias de la Computación e Informática.
Ellos forman parte del Grupo de Ingeniería Aeroespacial (GIA) de la UCR, en el que trabajan cuatro profesores de la Escuela de Ingeniería Mecánica y 63 estudiantes de diversas carreras tales como Inglés, Topografía, Derecho, ingenierías, etc.
Un aspecto a destacar es que la estudiante Stephanie Rodríguez Vargas se convirtió en la primera mujer de Centroamérica y una de las primeras latinoamericanas en lograr la Certificación II; la coordinadora general del GIA-UCR, Ing. Leonora De Lemos Medina, tiene la Certificación I.
Precisamente fue la Ing. De Lemos Medina quien motivó a las y los jóvenes del GIA-UCR para que realizarán las pruebas correspondientes, al final se hizo una selección para conformar el equipo que viajó al desierto en Reno, estado de Nevada, Estados Unidos, lugar en donde se realizaron las pruebas teóricas y prácticas.
Con los aportes de las vicerrectorías de Vida Estudiantil y Acción Social, así como de la Rectoría, se reunieron los fondos necesarios para cancelar los gastos de transporte, estadía, alimentación y participación de los siete estudiantes en esta experiencia aeroespacial; de esta forma la UCR invierte en la capacitación de una generación de jóvenes científicos quienes replicarán el conocimiento adquirido al resto de integrantes del GIA-UCR y en sus propias carreras.
Ahora Costa Rica cuenta con una base de conocimiento compuesto por el saber de estos estudiantes, de la que germinarán proyectos de investigación ligados a la ingeniería espacial, meteorología, medicina, tecnología, entre otros temas, que impulsarán el desarrollo de todos los sectores de nuestra sociedad.