Después de haber transcurrido 53 años de aquel episodio, muchos costarricenses recuerdan claramente las erupciones del Volcán Irazú. Algunos de estos ciudadanos hoy nos toman de su mano para aprender del pasado por medio de anécdotas de carácter personal, familiar, social, productivo y hasta político.
Así ocurrió el el jueves 13 de octubre, cuando en el marco de la celebración del Día Internacional de la Reducción de los Desastres, la Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica realizó un conversatorio denominado “Aprendiendo de las Erupciones del Ayer”, en donde algunos universitarios dieron testimonio de sus vivencias durante las erupciones del volcán Irazú (1963-1965).
En el conversatorio participó como moderador el vulcanólogo Guillermo Alvarado Induni, de la RSN y la máster Patricia Ramírez Obando, Secretaria del Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de Integración Centroamericano; el profesor pensionado de la Facultad de Medicina de la UCR, Orlando Morales Matamoros y el actual presidente del Colegio de Geólogos, Jorge Chávez Cernas.
Como parte de las anécdotas, el Dr. Orlando Morales inició su intervención recordando que "llegó el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy a la Universidad de Costa Rica en marzo de 1963 y cuando corrimos a verlo, empezamos a sentir molestias en los ojos. Lo que hemos tenido hoy con el Turrialba es un remedo", afirmó el doctor Morales.
La meteoróloga Patricia Ramírez recuerda que sus papás, como parte de un paseo de familia, visitaron las faldas del Volcán Irazú y al llegar al sitio, el volcán hizo una gran erupción. Su mamá al ver tal evento, subió a sus hijos al carro y le dijo a su esposo “nos vamos de inmediato”.
En esa época no teníamos la información que se tiene actualmente, puntualizó Ramírez.. “Hoy Costa Rica cuenta con profesionales especializados en la materia que le llevan el pulso al volcán, con la mejor tecnología”. Por ejemplo, en el año 1963 no se contaba con equipo científico que nos alertara sobre la dirección del viento, hoy lo tenemos a la mano.
A pesar de esas ventajas, también el país tiene grandes retos. Ramírez apuntó que actualmente somos dependientes a las nuevas tecnologías, como son los celulares, las lavadoras, las computadoras, máquinas industriales y en general de aparatos electrónicos que requieren un manejo especial para evitar su deterioro debido a la caída de la ceniza.
"En la mañana uno se levantaba y cruzaba los dedos para ver si en la radio decía el MEP no había clase, o si decían que lleváramos un trapito húmedo para limpiar el pupitre", recuerda Patricia Ramírez, meteoróloga de la Secretaría Técnica de Agua.
El director del Colegio de Geólogos de Costa Rica, Jorge Chávez, comparó las erupciones del Irazú y las del Turrialba: "Fue eterna esa caída de ceniza, duró como dos años, la veíamos donde venía cayendo, era aterrador. La del Turrialba la vemos a veces, pero no es esa oscuridad como la del Irazú."
Convivir con la ceniza fue un reto que les tocó a las costarricenses entre 1963 y 1965 cuando el volcán Irazú mantuvo una constante actividad eruptiva.
Rescatar nuestra memoria histórica nos permite comprender mejor la actividad eruptiva que vivimos en la actualidad. Los costarricenses que vivieron esa época demuestran que es posible convivir con una actividad eruptiva de forma segura tomando medidas preventivas.
El Dr. Guillermo Alvarado Induni, vulcanólogo de la RSN, explicó durante el conversatorio, que desde el punto de vista geológico las erupciones del volcán Turrialba son pequeñas, en comparación a otro tipo de actividad volcánica que ha sucedido en otras partes del mundo.
Por ejemplo, las erupciones del volcán Calbuco en Chile, el año pasado, alcanzaron 17 km. de altura y el volcán Turrialba no supera los 4 km. Sin embargo, el experto no desestima para nada la situación actual del Turrialba.
En este sentido y como parte de las conclusiones del conversatorio, Alvarado Induni señaló que el deber de los diferentes sectores nacionales es permanecer vigilantes de los cambios de comportamiento que presenta el volcán Turrialba actualmente y prepararse para el peor escenario con el fin de disminuir el riesgo.
Debemos en este sentido, recordar que Costa Rica vive en medio de volcanes, cinco de los cuales poseen amplia actividad en los últimos 3 siglos: Irazú, Poás, Rincón de la Vieja, Turrialba y el Arenal. Tan solo en el siglo XX, cuatro de estos volcanes tuvieron actividad importante que llamó la atención de las autoridades, población y cobraron la vida de un centenar de personas.
De norte a sur el primer volcán activo es el Rincón de la Vieja. Las últimas erupciones relevantes ocurrieron en el año 1998, aunque desde el 2014 ha mostrado erupciones pequeñas.
El otro volcán es el Arenal. Luego de 41 años de continua actividad, entró en reposo en enero del 2010. Según los especialistas, actualmente reporta evaporación de agua en la cumbre y sus aguas continúan calientes. El otro volcán históricamente activo es el Irazú, que presentó sus mayores erupciones en los años 1963-64. A partir del año 2010 el nivel del lago disminuyó hasta secarse desde mediados de junio del 2013, situación que se mantiene al presente.
Por supuesto, el último y con mayor actividad es el volcán Turrialba. Presentó signos de despertarse en el año 1996, luego de décadas y ha tenido una constante actividad eruptiva desde el 2014 a la fecha, registrando caída de ceniza en varias partes del Gran Área Metropolitana, incluso ha provocado el cierre del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
La Red Sismológica Nacional inició en su Facebook una campaña denominada “Cuéntenos su historia”, en la que cientos de ciudadanos han compartido relatos y fotografías. Los invitamos para que nos comparta la suya o bien, la de algún familiar que vivió la emergencia.
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