“El país está urgido de un nuevo enfoque de agricultura y éste se vería favorecido si las y los costarricenses cambian sus hábitos de alimentación y aumentan la ingesta de alimentos sanos”. Así lo manifestó el Ing. José Joaquín Salazar Rojas, viceministro de Agricultura y Ganadería, durante la apertura del seminario El valor estratégico de las semillas en la agricultura.
En su alocución, el Ing. Salazar hizo énfasis en la enorme cifra que gasta anualmente el Estado, cercana a los 13 billones de colones, en la atención de enfermedades no transmisibles, como consecuencia del sobrepeso y la obesidad que sufre un 64% de la población costarricense.
Para Salazar este problema representa una oportunidad para la agricultura y por ello el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) trabaja actualmente en una estrategia que involucra también a los sectores salud, educación, social y economía, con miras a impulsar el consumo de comidas saludables a base de productos pecuarios, frutas y verduras. “Esta sería no solo la gran solución país para combatir el sobrepeso y la obesidad y con ello enfermedades no transmisibles como la diabetes, la hipertensión, el colesterol alto o algunos tipos de cáncer, sino que impulsaría al sector agropecuario y dinamizaría la economía. Se calcula que si el 64% de las personas con sobrepeso u obesidad consumen las 32 porciones de frutas y verduras semanales recomendadas por los especialistas en nutrición, el sector agropecuario obtendría ingresos por 234 mil millones de colones y se crearían cerca de 28 mil empleos”.
Agregó que para retomar prácticas del pasado que el país ha dejado de lado sobre todo en los últimos 30 años con el advenimiento de las políticas de libre mercado y el consumo de comidas rápidas, desde el MAG se está proponiendo la creación de Unidades Familiares Agropecuarias, que para ser exitosas requieren de más investigación e innovación tecnológica, sobre todo para dotarlas de semilla de calidad.
Para ello -continuó- será fundamental no solo el trabajo de mejoramiento genético que se realiza en las universidades, sino también mantener las cualidades de las nuevas variedades, tal y como el mejorador genético las entregó. “En el 2025 el país tendrá una población de 5.3 millones, por lo que tiene que haber una producción creciente de alimentos sanos, cuya base está en la producción y certificación de semillas de calidad, libres de virus y enfermedades”.
Como parte de estos esfuerzos, Salazar considera también prioritaria la aprobación de un Proyecto de Ley que obtuvo dictamen unánime afirmativo en la Comisión de Asuntos Agropecuarios en el 2009 y que aún se encuentra en la corriente legislativa. “Esto es necesario por cuanto detrás de un sistema de producción de semillas de calidad, tiene que haber una institucionalidad fuerte que responda a las demandas de los sectores productivos y empresariales que se dedican a la producción y comercio de semillas”, finalizó.
Durante el seminario, organizado por el Centro de Investigaciones en Granos y Semillas (CIGRAS) de la Universidad de Costa Rica (UCR), y la Oficina Nacional de Semillas (ONS), con el apoyo del Servicio Fitosanitario del Estado, el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA) y la Coordinación para Latinoamérica del Centro de Seguridad Alimentaria (FSC) de la Universidad de Hohenheim, Alemania, la Dra. Alice Pérez Sánchez, vicerrectora de Investigación de la UCR, coincidió con Salazar en que para responder a la demanda de más y mejores alimentos por parte de una creciente población, la investigación y la innovación serán determinantes.
“A medida que la tierra arable disponible se vuelve más limitada, disminuye el agua para riego por efecto del cambio climático, se da un crecimiento demográfico y cambios en los perfiles de las dietas, la semilla se perfila como un vehículo fundamental para la innovación y la mejora de la productividad”, señaló. Además, la semilla también es un bien estratégico nacional, por ser el primer eslabón de la producción primaria y de la cadena agroalimentaria, con un alto impacto social, laboral, tecnológico, económico y político.
Por su parte, la Dra. Adriana Murillo Williams, directora del CIGRAS, comentó que este seminario se planificó durante varios meses no solo por el valor que desde la Universidad se da a la semilla frente a la necesidad de incrementar la producción de alimentos ante una demanda creciente a nivel mundial, sino por su importancia como parte de las buenas prácticas agrícolas en las cadenas de producción y por los factores y los actores que intervienen y deben considerarse a la hora establecer una política nacional de semillas.
“La toma de decisiones relativa a semillas y hacia dónde debe orientarse el país en este tema –explicó- debe hacerse de una manera informada y con base en un marco científico, social y legal. No podemos dejar que un solo grupo decida hacia dónde debemos ir en ese sentido”.
Por eso, se diseñó este espacio de discusión para aprender de los expertos invitados e integrar conocimientos en aras de ir conceptualizando cómo y de qué forma debe desarrollarse a corto y largo plazo el sector semillerista nacional.
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