Con una sonrisa en su rostro que la retrata como una persona cálida, la Dra. Judith Mounty es una profesional de la Universidad de Gallaudet, en Estados Unidos, con una formación multidisciplinaria en Educación, Psicolingüística y Trabajo Social.
Mounty es bilingüe, pues se comunica tanto en inglés como mediante la Lengua de Señas Americana (ASL, por sus siglas en inglés), la cual es diferente a la lengua de señas que usa la población sorda de Costa Rica.
Ella prefiere tener un intérprete de ASL a inglés cuando interactúa con personas oyentes, aunque tiene restos auditivos y puede comunicarse en un inglés fluido.
Conversamos con ella en un pequeño cubículo del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP), en el nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR). La Dra. Vanessa Smith Castro, directora del IIP, facilitó la estadía de Mounty en Costa Rica y su interacción con personas sordas y oyentes, además de participar como intérprete de inglés-español para esta entrevista.
Mounty vino al país invitada por el IIP para asesorar al personal técnico de investigación de la Prueba de Aptitud Académica (PAA) sobre aspectos de medición que se deben considerar en personas sordas que solicitan el ingreso a esta institución.
Su visita empezó con una conferencia sobre la salud mental, el bienestar y el desarrollo integral de las personas sordas y con baja audición, seguida de un taller de dos días sobre aspectos relacionados con la equidad y el acceso a las pruebas de las personas sordas, y de una sesión de trabajo en grupo enfocado en la PAA.
“Nuestro interés es revisar la forma en que estamos haciendo las adecuaciones en la PAA dirigidas a la población sorda y con baja audición, y conocer las mejores prácticas en este campo. Nuestro equipo se esfuerza diariamente por lograr un balance entre la excelencia académica y la equidad, lo cual no es fácil”, explicó Smith.
El bilingüismo (adquisición y aprendizaje de la lengua de señas y de la lengua oficial en modalidades oral y escrita) desde la edad temprana es fundamental para el desarrollo integral de las personas sordas y con baja audición. Esto tiene consecuencias a lo largo de sus vidas, enfatizó Mounty, quien también es psicoterapeuta y ha sido maestra de estudiantes sordos de primaria.
“El acceso total al lenguaje en etapas tempranas de la vida es muy importante porque prepara a las personas sordas para leer y escribir y luego para asistir a la universidad”, insistió.
La Dra. Mounty cree que la privación del lenguaje, la cual para los niños sordos frecuentemente significa la ausencia del acceso a la lengua de señas, puede provocar problemas de salud mental en estas personas: "La lengua de señas juega un rol importante en el desarrollo de la identidad de un niño sordo y permite la comunicación de sus sentimientos", recalcó.
La especialista estadounidense no solo es una académica exitosa dedicada a la educación y bienestar de personas sordas o con baja audición, sino que también habla desde su propia experiencia. Ella es una persona sorda, está casada con una persona sorda y es madre de dos hijas: una hija sorda, quien es asistente de maestras en una escuela para niños sordos y es jugadora de voleibol del Equipo Nacional de Estados Unidos; y una hija oyente quien es estudiante de Comunicación y Relaciones Públicas y se está iniciando como intérprete de ASL.
La Dra. Mounty está convencida de que los jóvenes sordos están en capacidad de seguir una carrera, pero no están ingresando a las universidades porque no “les hemos dado un tipo correcto de educación”, que considere la visión de mundo de las personas sordas, sus habilidades y particularidades.
En las reuniones con el equipo de la PAA, la Dra. Mounty sugirió la posible implementación de un programa para personas sordas, que funcione como antesala a la universidad, para preparar a estudiantes sordos o con baja audición para el aprendizaje en la educación superior. Asimismo, que fortalezca el conocimiento de estas personas sobre el mundo, habilidades de razonamiento abstracto y destrezas académicas tanto en Lengua de Señas Costarricense (Lesco), como en español escrito.
También señaló que, en el ámbito universitario, se requiere elevar el nivel académico de la enseñanza de Lesco y de los estudios sobre sordos como una disciplina académica, y fomentar la creación de departamentos y de programas enfocados en estos temas.
Asimismo, la especialista consideró que es necesario desarrollar competencias culturales en los docentes. “Los profesores que dan clases a estudiantes sordos deben involucrarse y conocer esa cultura, lo cual va más allá de tener un uso instrumental de la lengua de señas, dar clases e irse a su casa al final del día”, manifestó.
La UCR cuenta desde 1981 con el Programa Regional de Recursos para la Sordera (Progreso), adscrito a la Escuela de Orientación y Enseñanza Especial de la Facultad de Educación, que ofrece cursos de enseñanza de Lesco y forma intérpretes de esta lengua.
La Lingüística y la Antropología han contribuido al estudio de las lenguas de señas nativas de las comunidades sordas. Estas disciplinas, así como los estudios neurobiológicos en el campo de la educación bilingüe en personas oyentes, han proporcionado información para el desarrollo de una aproximación bilingüe para enseñar a niños sordos o con baja audición.
Las primeras investigaciones formales en Estados Unidos que pusieron a esta lengua al mismo nivel que otras lenguas orales, en términos de su gramática y sintaxis, comenzaron hace más de 50 años, con el trabajo pionero del Dr. William Stokoe. Estos estudios apoyaron el desarrollo de una visión sociocultural de lo que significa ser una persona sorda: personas con una comunidad y una cultura, en oposición al modelo médico que ve a la persona sorda como deficiente y con necesidad de ser "arreglada".
En Estados Unidos, la educación bilingüe para niños sordos o con baja audición comenzó a tomar forma en los años 80. Desde este enfoque se considera a la lengua de señas como la lengua primaria más accesible para ellos. La lengua oral y escrita (como el inglés o el español) es adquirida como una segunda lengua en forma paralela o posteriormente a la lengua de señas. Estudios sobre adquisición de la lengua y sobre neurolingüística apoyan este enfoque.
Actualmente hay tecnologías que promueven y apoyan el desarrollo de la lengua de forma bilingüe, así como la educación bilingüe para personas sordas y con baja audición.
En los programas de educación bilingüe, profesores sordos y con baja audición con frecuencia trabajan en equipo con profesores oyentes, comparten experiencias y aportan modelos fuertes de cada lengua (de señas y oral) a los estudiantes.
En Estados Unidos los programas de educación bilingüe para sordos coexisten en la actualidad con programas con un enfoque monolingüe.