El desarrollo de actividades científicas y culturales, con intercambio de información, programas de formación en temas como museología, museografía, archivística y bibliotecología, entre otros, será posible gracias al convenio de cooperación establecido entre la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Gran Logia Masónica de Costa Rica.
La firma del documento se realizó el 4 de noviembre, con la participación del Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la UCR y el Dr. Ronaldo Hirsh, Gran Maestro de la Gran Logia Masónica de Costa Rica, durante el acto inaugural del IV Simposio Internacional de Historia de la Masonería y los movimientos asociativos latinoamericanos y caribeños: Prácticas asociativas y modernidad del siglo XVIII al siglo XXI, que se lleva a cabo en la UCR del 4 al 6 de noviembre.
El Dr. Ronaldo Hirsh se manifestó muy agradecido con la UCR por el establecimiento de ese convenio de cooperación que facilitara la realización de diferentes actividades en investigación, docencia y acción social.
El Gran Maestro de la Gran Logia Masónica coincidió con el rector Henning Jensen en que ambas instituciones tienen en común la búsqueda del bien común, la verdad, la paz, la solidaridad, el trabajo y el servicio al prójimo.
También se mostró satisfecho de la participación de jóvenes estudiantes en el simposio, a quienes les hizo un llamado para dejar la individualidad atrás y abocarse a fomentar la solidaridad. “Los masones venimos a servir, de eso se trata la masonería”, tenemos que luchar por la solidaridad, por ser buenos profesionales, buenos ciudadanos y personas de buenas costumbres”, afirmó.
Por su parte, el Dr. Henning Jensen expresó su complacencia de que la UCR sea el punto de encuentro de expertos en masonería, un tema que aún es tabú para muchas personas, pero que puede ser tratado en la UCR abiertamente. “Esta es una de las virtudes de estas instituciones y un principio que nos enorgullece, afirmó.
Entre los principios y premisas que guían el accionar de esta casa de estudios superiores, el Rector resaltó la enseñanza libre e independiente que postulan las universidades del mundo, la libertad de expresión y de cátedra y el lema de la UCR Lucem aspicio “en busca de la luz” así como la búsqueda del bien común y de la verdad. “No de una verdad arbitraria, ni parcial, sino la que esté a disposición de las personas para tomar decisiones”, detalló.
Por su parte, el Dr. Miguel Guzmán Stein, coordinador del simposio, explicó que esta iniciativa obedece al trabajo que realiza una red de investigadores surgida del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) de la Universidad de Zaragoza.
Con el trabajo realizado en conexiones con historiadores de las Ciencias Sociales desde Estados Unidos hasta Chile y Argentina y por medio de una revista digital titulada Historia de la Masonería Latinoamérica, que tiene su base en la UCR, dijo que se les está facilitando proyectar una nueva visión de la historia de la masonería y de la masonería en sí, que contrasta con las versiones tradicionales que los detractores han sostenido a través del tiempo y que ha generado una gran cantidad de literatura.
Guzmán agregó que es un tema tabú en la sociedad americana y mundial, del que se ignoran muchas cosas, razón por la cual es mejor atenderlo desde las universidades.
José Antonio Ferrer Benimeli, presidente honorario del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) y una autoridad de prestigio mundial en la historia de la masonería, tuvo a su cargo la conferencia inaugural del simposio, titulada La Masonería y la Iglesia Católica: Un problema sin resolver.
Manifestó que a partir de 1717, en Londres, surge una nueva orientación en este movimiento, pues pasó de ser una organización operativa que se dedicaba a construir catedrales de piedra donde se le daba culto al Gran Arquitecto del Universo, a ser una organización especulativa, que se propuso construir el edificio teórico de la catedral de la Fraternidad del Universo, donde cada masón es como una piedra que debe ser pulida “para que encaje en esa construcción mundial, “de la cual estamos por desgracia tan lejos”, indicó.
El cambio, en la orientación del movimiento masón, se genera luego de varias guerras de religiones y a partir de las Constituciones de Anderson, un documento redactado por dos pastores. Es así como se pasó de una masonería medieval milenaria a otra que implica tolerancia, fraternidad, humanismo que no conoce fronteras ni ideologías, pero cuya primera condición es creer en Dios: “en el Dios de los cristianos, de los judíos, de los musulmanes, de una religión que tenga un libro revelado para que la persona iniciada pueda jurar fidelidad”, puntualizó.
Comentó que gracias a la apertura de los archivo secretos del Vaticano y de las cancillerías europeas se han podido dilucidar las relaciones de esta nueva masonería ha tenido con la Iglesia Católica predominante en el mundo occidental y se sabe ahora que hay dos momentos claves de enfrentamiento y un momento de acercamiento y de serenidad a partir del Concilio Vaticano II, en 1983.
Explicó que en el siglo XVIII hubo una cadena de ataques, condenas y persecuciones contra la masonería, porque esta institución surgió al margen del gobierno y de los estados.
La primera prohibición se dio en 1735 por parte de las autoridades protestantes de Amsterdam y La Haya que declararon prohibidas sus reuniones. Luego desde Roma se pide investigar esa organización y posteriormente se suscita una cadena de prohibiciones en el mismo sentido por parte de los estados hasta finales de siglo. Francia, Hamburgo, Suecia, Alemania, Austria, Ginebra, Avignon, Hannover, España, Rusia, etc. hasta que en 1738 el Papa Clemente XII condenó las reuniones y un año después el Secretario de Estado del Vaticano las prohíbe en los Estados Pontificios, bajo la pena de muerte y demolición de las viviendas donde se reunían.
Luego fue el Papa Benedicto XIV quien hace la condena de nuevo y si hacemos una rápida panorámica, se constata que son gobiernos católicos, protestantes y musulmanes los que condenan primero las reuniones y luego el movimiento, por lo tanto no es una razón puramente católica, sino de estado, de gobierno, afirmó el expositor.
Para su criterio las masones cometieron el error de constituirse al margen de los gobiernos y según el derecho Romano eso era un delito, por lo tanto estaba prohibido, condenado y perseguido”. Aclaró que ya para esa época era condenado como herejía si los católicos se hablaban con los no católicos, y como los masones hacía reuniones con no católicos, entonces eran sospechosos de herejía.
“Esas reuniones fueron prohibidas porque les parecían peligrosas, por secretas y porque los Estados no tenían control de los que se hablaba.
Ferrer resaltó que en los documentos el S.XVIII encontraron una gran cantidad de sacerdotes católicos en todas las Logias de Europa, en donde la masonería no estaba prohibida, en todas las órdenes religiosas.
“Yo he publicado un listado de 5.000 sacerdotes católicos masones después del siglo XVIII, después de las condenas pontificias, es decir que no tenían ningún problema de conciencia, de estar excomulgados y de ejercer”, afirmó José Antonio Ferrer. Añadió que en Francia los Benedictinos tenían las logias dentro del convento y todos los monjes eran masones”.
Según detalló Ferrer con la Revolución Francesa, se incrementa la persecución de la masonería y prácticamente desaparecen en Francia las mil logias existentes, solo sobreviven seis de ellas.
Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, en el S.XIX, se confunde la masonería con otras organizaciones como los carbonarios o las sociedades patrióticas Lautaro y por eso se redactan bulas contra esas sociedades secretas. Según afirmó que han encontrado más de 2.200 artículos contra la masonería en la época, material jurídico que luego se recopila en el Primer Código de Derecho Canónico de 1913, definiendo que la masonería es una agrupación que “lucha contra la Iglesia Católica y los poderes civiles legítimamente establecidos, es decir contra el poder real y el poder espiritual”, razón por la cual a sus integrantes se les condena a la excomunión.
No obstante el argumento que se esgrime a favor del movimiento y que ha logrado un acercamiento con la Iglesia Católica es que quienes no luchan contra esa Iglesia ni contra el poder civil, pueden continuar con su práctica masónica. El Vaticano aceptó ese argumentó, luego de una votación y en el nuevo Derecho Canónico quitó la condena y la excomunión, pero en el momento de la publicación de ese documento, el Obispo Ratzinger advirtió al mundo que los masones no puede acceder a los sacramentos de la Iglesia y esta es una disposición que se mantiene hasta la fecha, según concluyó el expositor.
José Antonio Ferrer Benemelli, del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) impartió la ocnferencia inaugural del IV Simposio Historia de la Masonería, el 4 de noviembre 2015 en el auditorio de la Ciudad de la Investigación de la UCR.
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