El proyecto EDAD, que estudió los factores de protección y de riesgo para el envejecimiento saludable, presentó algunos resultados preliminares de la investigación, llevada a cabo con personas adultas mayores del área metropolitana y de Guanacaste.
Ante la presencia de un grupo numeroso de participantes en el estudio, la Dra. Mónica Salazar Villanea, investigadora principal, expuso los primeros datos procesados. La muestra consistió de 307 personas, con edades entre los 60 y 85 años.
La investigación tiene como objetivo determinar las características físicas y cognitivas que inciden en el envejecimiento con bienestar, tanto en las zonas urbanas como rurales, y hacer una comparación con poblaciones de adultos mayores de Estados Unidos.
Además, la información que se genere servirá para aportar a la detección temprana y al tratamiento de las demencias, entre estas el Alzheimer.
El proyecto EDAD es desarrollado por el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la UCR, en colaboración con el Centro de Gerontología de la Universidad de Kansas, de Estados Unidos.
Junto a la presentación de los resultados, en la actividad se ofreció una charla sobre envejecimiento y bienestar a cargo de la Dra. Marcela Martí y del Lic. Luis Ortega Araya, investigadores del proyecto.
El afecto positivo alto en las personas estudiadas es uno de los principales hallazgos del estudio, aspecto que se asocia al envejecimiento con calidad. Esto significa que los adultos mayores perciben mayor apoyo emocional por parte de sus familias y parejas, lo que tiene un impacto directo en el mantenimiento de la salud física, el funcionamiento cognitivo y la participación activa en actividades productivas, explicó Salazar.
La investigadora expresó que “el apoyo emocional percibido está asociado a un mejor autoconcepto; a una satisfacción por la vida; a mayor sensación de autoeficacia, de empoderamiento y de independencia; y a menor depresión”. Estos resultados muestran que los perfiles afectivos de los costarricenses difieren sustancialmente de los perfiles de los estadounidenses, puntualizó.
El estudio también arrojó diferencias en el área urbana y rural. En la primera los participantes diferencian el apoyo que reciben de sus parejas y de la familia, mientras que en las zonas rurales no establecen ninguna diferencia entre el apoyo percibido de la pareja, familiares y vecinos.
La dieta saludable es otro factor que incide en la salud física y mental y en la funcionalidad en la vida diaria. Por lo tanto –según Salazar–, la reducida actividad física es una señal que anuncia la posibilidad de menor función cognitiva. En ese sentido, la investigación confirmó lo que ya se ha estudiado a escala internacional, y es que existe una estrecha relación entre el ejercicio físico que las personas realizan a lo largo de su vida y la salud mental.
El proyecto EDAD analizó en las personas adultas mayores características socioemocionales, alimentación, ejercicio físico, aspectos cognitivos y datos sociodemográficos. Los participantes provienen del Programa Integral de la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM) de la UCR, de la Asociación Gerontológica Costarricense (Ageco), del Programa Ciudadano de Oro de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) de grupos comunitarios, culturales y religiosos.
Por último, Salazar dijo que esta es apenas la primera etapa del proyecto. Llamó la atención acerca de la necesidad de crear una infraestructura de investigación sobre la población adulta mayor del país. “Se proyecta que en los próximos 25 años van a haber más personas adultas mayores que niños”, concluyó.
En el proyecto también ha colaborado el Centro de Investigación en Ciencias del Movimiento Humano (Cimohu), de la UCR.