Sobre el espacio costarricense llegan a caer hasta un máximo de 700 u 800 meteoros por hora y en promedio cerca de nueve mil meteoros por día, según los registros que realiza un meteoradar instalado en una Finca Experimental de la Sede de Guanacaste de la Universidad de Costa Rica (UCR), ubicada en el barrio Limón, en el cantón de Santa Cruz.
El meteoradar se financió gracias a un convenio firmado entre la UCR y la Universidad de Western Ontario, en Canadá. La UCR se encarga de aportar el terreno donde se instaló y los servicios de mantenimiento, electricidad y seguridad.
Además de registrar datos de la cantidad de meteoros, este moderno radar obtiene importante información de la atmósfera entre los 80 y los 100 km de altitud utilizando como rastreador el camino de plasma generado por los meteoros al ingresar al planeta.
Asimismo facilita la generación de mapas del cielo que describen por cuál sector ingresa la mayor cantidad de meteoros o lluvia de estrellas, en un día. Este meteoradar es el único en el continente americano que monitorea la zona ecuatorial del planeta y hace análisis de la atmósfera, los vientos y la temperatura.
Los datos son instantáneos, pues se procesa la información recabada cada diez segundos y reflejan la situación en tiempo real, a la vez que permite comparar las variaciones durante un periodo.
El M.Sc. Marcial Garbanzo Salas, investigador de la Escuela de Física de la UCR, quien tiene una maestría en Ciencias de la Atmósfera y cursa un doctorado en física en la Universidad de Western Ontario desarrolla un proyecto de investigación titulado “Implementación de un meteoradar para determinar la concentración de meteoros que impactan la atmósfera sobre Costa Rica y deducir la temperatura y los vientos en la alta mesosfera y baja termosfera”.
Colaboran en ese trabajo el Dr. Walter Fernández Rojas de la UCR y el Dr. Wayne Hocking de la UCR y la Universidad de Western Ontario, quien es una autoridad mundial en materia de radares.
“Este radar fue colocado en Costa Rica por el hecho de que cerca del Ecuador, no existía ninguno y toda América quedaba descubierta desde el sur de los Estados Unidos hasta Suramérica, sin un medidor de meteoros”, explicó el investigador.
En cuanto a la ubicación señaló que “se escogió Santa Cruz específicamente, porque es un pueblo que está casi a nivel del mar, pero suficientemente lejos de la costa. Tiene una elevación de sólo 49 metros sobre el nivel del mar. Entonces la capa atmosférica que tenemos es muy grande, además de que el cielo está muy abierto, porque Santa Cruz tiene pocas montañas alrededor”, detalló.
Sobre el conteo o seguimiento que están realizando de los meteoros, el M.Sc. Garbanzo explicó que “los meteoros, cuando entran a la Tierra, se queman, cuando se queman, ellos calientan el aire muchísimo y generan lo que se conoce en física como plasma. Ese plasma, como tiene electrones libres, refleja muy bien cualquier señal. Entonces el radar con una de sus antenas emite una señal, esa señal choca contra el rastro que deja el meteoro y ese rastro es detectado por las otras antenas del radar”.
Añadió que se centran en el rango de la atmósfera ubicado entre los 80 y 100 km., porque es el menos monitoreado alrededor del mundo. Solo se vigila en el norte del planeta, desde Canadá y Estados Unidos de América (EEUU) y al sur, desde Argentina y Chile.
El comportamiento atmosférico a menos de 80 km de altitud es monitoreado por instrumentos meteorológicos ubicados en tierra, globos sonda o cohetes meteorológicos, mientras las capas de la atmósfera, ubicadas a más de 100 km de altitud, son observadas por los satélites, explicó el profesor universitario.
En el ámbito académico, el meteoradar puede ser utilizado para la realización de tesis de maestría en la UCR, en el campo de la ciencia astrofísica. El investigador informó de que tienen a disposición mucho material y datos en la dirección http://vortex.physics.uwo.ca/axonmet/ que es el sitio de la red americana de este tipo de radares.
© 2024 Universidad de Costa Rica - Tel. 2511-4000. Aviso Legal. Última actualización: diciembre, 2024