Un Módulo de Educación Indígena (MEI) que, en idioma cabécar se le ha comenzado a llamar Sá bëna ju (Nuestra Casa), construido en las instalaciones de la Sede del del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR) en Turrialba, fue inaugurado recientemente con la participación de las autoridades universitarias.
La construcción de 150 metros cuadrados requirió de una inversión de ¢65 millones, según lo informó el director de la Sede del Atlántico, Dr. Alex Murillo Fernández, quien explicó que es un espacio especialmente dedicado a los 23 nuevos estudiantes cabécares de la carrera interuniversitaria de Bachillerato en Ciencias de la Educación en I y II Ciclos, con énfasis en Lengua y Cultura Cabécar.
El costo de la obra la asumió la Rectoría de la UCR, como apoyo a esta carrera que se desarrolla colaborativamente con la participación de dos universidades estatales más, entre ellas la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y con el financiamiento del Consejo Nacional de Rectores (Conare).
Según dijo la M.Sc. Hannia Watson Soto, coordinadora de la carrera en la Sede, el profesorado de Lengua y Cultura Cabécar quiere llamarle Sá bëna ju a esas instalaciones porque consideran que recoge la aspiración tanto de la Universidad como de las comunidades indígenas de abrir el acceso y poder participar en la educación superior pública costarricense.
Durante la inauguración, el Rector Henning Jensen Pennington expresó que ese módulo es de un gran simbolismo, porque representa el valor de la inclusión social y la democratización del acceso a la educación superior.
Según dijo “vivimos en una época de profundas desigualdades en el país y como institución de educación superior estatal estamos obligados a hacer los mejores esfuerzos por brindar oportunidades a todos los sectores de la sociedad costarricense”.
Según lo expresó el Rector “esta sociedad es pluricultural y multiétnica y desde la UCR y con plena conciencia apoyamos el acceso a la educación superior de estos estudiantes cabécares universitarios”.
El nuevo grupo de estudiantes forma parte de la segunda promoción de esa carrera, todos son docentes en ejercicio y proceden de las comunidades de Tsipí , Txiniclorí, Tulesi, Guayabayäka, Kabebata, Bóyeinak, Ñukakicha, Sarclí-Juito, Konobata, Xiquiarí, Alto Pacuare, entre otras.
Por razones de distancia entre esas comunidades de donde residen o trabajan los nuevos estudiantes y la Sede del Atlántico, ubicada en el centro de Turrialba, se decidió impartirles la mayoría de las lecciones en el Liceo de Grano de Oro, de Chirripó, lugar en donde converge la mayoría, porque viven o trabajan cerca y que solo asistan a la Sede Universitaria cada quince días.
Según explicó Watson en una evaluación que hicieron algunos de los estudiantes se quejaron del desgaste físico que representa llegar a clases a Turrialba, pues deben caminar hasta ocho horas o se desplazaban caminando hasta las rutas de acceso vehicular y cuando tenían suerte viajaban en moto o en el cajón de algún pick up que accedía a llevarlos.
En ese contexto la construcción del MEI es una acción no solo afirmativa, sino también para visibilizar el compromiso que de manera colaborativa se asumió desde el año 2014 con la UNA y la UNED, manifestó Watson, quien aclaró que por la necesidad de espacio en la Sede del Atlántico, el MEI no es de uso exclusivo para el grupo de estudiantes, pero sí de prioridad.
Al referirse a los beneficios de impartir las lecciones en el Liceo de Grano de Oro, Watson comentó que esto favorece la participación del profesorado cabécar en el desarrollo de las lecciones, ya que se requieren dos personas por curso para lograr que sea bilingüe y además se logra que las autoridades locales cabécares se acerquen más al proceso, para que sean efectivas las acciones de respeto a los procesos autonómicos del Territorio Duchí.
Además durante este ciclo lectivo están apoyándolos con la alimentación de los viernes y sábados en que reciben las lecciones y contrataron el hospedaje en la comunidad para14 personas que son las que residen en las zonas más alejadas y no tienen nadie que les acoja en su casa. Estos beneficios son cubiertos con el presupuesto otorgado por Conare.
El plan de estudios de esta carrera tiene un total de 126 créditos, nueve ciclos lectivos, incluidos los Estudios Generales y deben cumplir con las 300 horas de Trabajo Comunal Universitario (TCU), para obtener el título de Bachillerato. Además deben llevar los cursos del énfasis en pedagogía intercultural bilingüe, en didáctica de la escritura y la lectura, de Matemática, Estudios Sociales, Ciencias Naturales y Español desde un contexto multilingüe, sin dejar por fuera la identidad y los cambios culturales, la fonología y la ortografía del cabécar y la cosmovisión cabécar, entre otros.
En todo el proceso de planeamiento, diseño y ejecución de este proyecto académico han participado las tres universidades estatales y gracias a esa unión de esfuerzos se pueden apoyar a estos alumnos en sus necesidades.
Hace un año se graduó el primer grupo de doce maestros y maestras bilingües y todos trabajan actualmente en territorios cabécares en Chirripó, en el Valle de la Estrella y en Ujarrás de Puntarenas.
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