La autocensura y la intolerancia ante la crítica y el humor que ejercen los comunicadores y artistas en los medios de comunicación y en redes sociales son fenómenos que han emergido en el actual contexto global y que ponen en peligro la libertad de expresión.
Destacados caricaturistas, periodistas y artistas debatieron acerca del significado de la libertad de expresión, en una mesa redonda organizada por el Centro de Investigación en Comunicación (Cicom) y la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva (ECCC) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Como invitado especial participó el dibujante francés Julien Berjeaut, conocido como JUL, quien ha sido colaborador de la revista Charlie Hebdo, que el 7 de enero del presente año sufrió un ataque terrorista y murieron 12 personas, entre estas reconocidos caricaturistas y otros trabajadores de este medio de comunicación de corte satírico.
Asimismo, expusieron el artista y chef Miguel Casafont, el caricaturista Carlos Arroyo González, el periodista Álvaro Murillo y como moderador el profesor de la ECCC, Dr. Néfer Muñoz.
JUL vino a Centroamérica a participar en una mesa redonda sobre la libertad de expresión organizada en homenaje a Charlie Hebdo, en el marco del festival Centroamérica cuenta, que se realizó en Nicaragua recientemente. No obstante, el Gobierno nicaragüense le negó el ingreso al país.
Según el caricaturista, en el actual mundo interconectado los dibujantes se enfrentan a la pérdida de contexto cultural a la hora de publicar un trabajo en algún medio de comunicación, debido a que les es imposible prever quienes son los destinatarios y quienes pueden sentirse afectados con la publicación.
“El gran problema, que es nuevo, es que no existe el contexto después de la matanza de Charlie Hebdo. Ahora estamos en la época de Internet. Cuando se escribe o dibuja cualquier cosa uno no sabe quién lo va a leer”, expresó.
Siempe ha existido una complicidad, un contexto entre un dibujante y los lectores, explicó JUL. Hasta hace muy poco tiempo, los dibujos eran publicados en periódicos determinados y para lectores que los compraban. "Hay lectores que saben quién es uno y qué dibujo hizo uno anteriormente. Ellos tienen elementos del contexto. Y cuando uno hace un dibujo hay que tener presente eso. Un mismo dibujo publicado en Charlie Hebdo, en Le Figaro o en Facebook no es el mismo. Yo soy el mismo autor, pero los lectores de esos medios no son los mismos. Cada persona tiene su propia historia y no se puede anticipar lo que va a pasar. Con Internet es imposible prever, porque todo es desconocido", manifestó.
En ese sentido, él considera que hoy no hay amenazas precisas de personas o de grupos a los que no les gusta una caricatura. “Es muy difícil saber qué significa la libertad de expresión a nivel mundial, para toda la humanidad, todas las civilizaciones, valores y culturas”, indicó.
La autocensura es el principal riesgo ante esta nueva situación, porque “si uno dibuja determinada cosa no sabe cuál irá a ser la reacción en Nueva Guinea o en algún otro lugar. Es imposible prever esto, es algo que no se puede controlar y no tengo la solución”, aseguró.
La sociedad francesa está dividida entre los que piensan que todo se puede decir y los que opinan que hay límites a la libertad de expresión. No obstante, señaló, esta segunda postura se debe a que las personas que así piensan tienen temor, pero no lo expresan.
“La autocensura es legítima, es legítimo decir voy a autocensurarme, uno debe tener libertad de tomar decisiones y no se deben hacer juicios al respecto. Lo importante es no inventar razones para explicarla o esconderla, hay que ser honesto y tener conciencia de ello. Es una forma de asumirla”, opinó el caricaturista francés.
De acuerdo con los expositores, las redes sociales visibilizan las opiniones de personas o grupos intolerantes, que no solo expresan sus puntos de vista, sino más grave aún, que incitan a la intolerancia.
Álvaro Murillo, quien escribe para los periódicos La Nación y El País de España, puso en duda de que en Costa Rica se respete la libertad de expresión y expuso un caso reciente acerca de un artículo que él escribió sobre el ex ministro de la Presidencia y las reacciones a sus características físicas. La publicación generó muchas críticas e incluso se crearon plataformas para que lo despidieran del trabajo.
“Ahora es más fácil ver en las plataformas en Internet cuán intolerantes somos en Costa Rica y cuánta violencia estamos dispuestos a usar para responder a una expresión considerada irrespetuosa, falsa o salida de tono”, afirmó Murillo.
En su criterio, en la actualidad existen mayores condiciones para visibilizar las opiniones intolerantes. “¿Ante un irrespeto corresponde un despido?”, se preguntó el periodista.
Miguel Casafont coincidió con Murillo en que las redes sociales son un espacio propicio para manifestaciones de intolerancia. Dijo que él fue víctima de la censura en estas plataformas, debido a que le fue cerrado su perfil a causa de la crítica que realiza como artista. “La censura en el arte es lo más terrible que le puede suceder a un artista, que no lo dejen a uno expresarse”, manifestó.
Esta censura a sus opiniones y a su trabajo artístico no es la primera vez que se le aplica, ya que hace 28 años vivió también una experiencia en una exhibición de arte costarricense.
El periodista y profesor de la UCR, Lic. Eduardo Ulibarri Bilbao, presente entre el público del foro, expresó que la libertad de expresión incluye la expresión de la intolerancia, mas no de la intolerancia como incitación o como un parámetro de la acción política.
“Cuando la intolerancia conduce a un asesinato o a solicitar el despido de un periodista porque llamó ‘gordo’ a un funcionario público, estamos ante una manifestación preocupante”, aseveró Ulibarri.
Por su parte, para Carlos Arroyo lo más importante como caricaturista es ser escuchado, que su mensaje tenga un impacto social y llegue a las personas indicadas. “Yo espero que alguien se quede pensando y reaccione, si no reacciona pienso que mi obra no sirve para nada”, sostuvo.
Arroyo, quien pertenece al grupo de caricaturistas costarricenses La Zarigüeya y es profesor en la Escuela de Artes Plásticas de la UCR, compartió con las personas presentes algunas de sus obras, entre ellas una dedicada a los caricaturistas de Charlie Hebdo que murieron en el atentado del 7 de enero pasado, en París.
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