Eran las 8:30 en punto de la mañana cuando la coordinadora de la prueba anuncia que ya es la hora de empezar. Uno a uno de los estudiantes enfundados con su uniforme negro y verde menta empiezan a ingresar a la acogedora aula, construida toda en madera. El típico enrejado en algunos de los detalles nos recuerdan las construcciones tradicionales del Caribe costarricense.
Las caras destilan cierto nerviosismo, más unos que otros, aunque en todos los 18 jóvenes allí presentes –mujeres y hombres casi en la misma proporción– la esperanza es el sentimiento que predomina. La idea de seguir una carrera universitaria les entusiasma, pero al mismo tiempo algunos no han descubierto su vocación. Eso sí, tienen la convicción de que el estudio es una puerta que se abre al conocimiento y a la superación personal, familiar y de sus comunidades.
Pese a las interrogantes y pocas respuestas, los estudiantes indígenas se atreven a soñar. “Yo quiero ser maestra de preescolar”, “yo quiero ser guía de turismo”, responden con un poco de timidez Grindio García Morales y Dayana Morales Morales, ante la pregunta obligada de qué quieren estudiar.
El sábado 30 de setiembre, la Universidad de Costa Rica (UCR) realizó por primera vez la Prueba de Aptitud Académica, conocida como examen de admisión, en el Colegio Académico de Sepecue, en el Territorio Indígena de Talamanca. A esta sede llegaron 18 de los 20 estudiantes inscritos, procedentes de ese centro educativo y del Colegio de Koroma, otra comunidad a la cual se llega tras cruzar el río Coen.
Como parte de las acciones del Plan Quinquenal para la Inclusión de Pueblos Indígenas en la Educación Superior Pública, adscrito a la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), la UCR inició este año un proceso de aplicación de dicha prueba a estudiantes indígenas en sus propios lugares de residencia, con el objetivo de reducir las brechas de inequidad existentes en el acceso a la educación superior de estas poblaciones.
Esta iniciativa se inició en seis colegios de diferentes territorios indígenas del país y el Colegio de Sepecue es uno de ellos. Allí se llega también en lancha, río arriba sobre las aguas del Telire, para luego recorrer varios kilómetros por un camino lastreado a pie, en un viejo pick-up que hace las veces de taxi colectivo o en un bus que existe para toda la comunidad.
Años atrás, los alumnos de ambos colegios tenían que desplazarse hasta Bribri para realizar la prueba, lo que les implicaba varias horas de viaje.
La Licda. Lucrecia Alfaro Rojas, del Programa Permanente de la Prueba de Aptitud Académica (PAA) del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) y coordinadora de la prueba en Sepecue, comentó que esta “es la misma para todo el mundo, no puede ser más fácil para unos que para otros”. “Como instrumento psicométrico, tiene que cumplir con criterios de validez para toda la población”, agregó.
Lo que sí se ha hecho en los últimos años es “depurar los protocolos de construcción, de manera que se construyan ítems que sean accesibles para todas las poblaciones”, explicó, como por ejemplo, la utilización de un lenguaje comprensible en todo el país.
La investigadora comentó que se espera abrir más sedes del examen en colegios indígenas en los próximos años. Con esta iniciativa se pretende lograr mayor representatividad de la población indígena en la UCR y, en general, en la educación superior pública.
“Necesitamos mucho apoyo”, sostuvo Enrique Reyes, padre de familia del Colegio de Sepecue. Él fue el encargado de abrir las aulas del Colegio y de coordinar con la UCR lo relacionado con la aplicación de la prueba.
“Yo veo muy bien que la UCR venga a nuestra comunidad, porque sé que la parte económica es escasa para que los muchachos puedan viajar hasta los lugares en donde se hacía el examen”, aseguró.
El año pasado, los estudiantes de undécimo año de Koroma no realizaron el examen, debido a las limitaciones económicas.
No obstante, él observa enormes diferencias entre las opciones educativas en su tiempo y las actuales. ”Ahora yo veo mucha oportunidad de estudio para los jóvenes, hay colegios rurales en casi todas las comunidades”, dijo.
También hay algunos estudiantes indígenas activos en las universidades públicas que están apoyando a los jóvenes de sus comunidades que quieren estudiar. Como Asís Morales, único estudiante de Sepecue que estudia en la UCR y quien colaboró con los jóvenes de su comunidad.
Asís está marcando la diferencia para las nuevas generaciones que ahora se empiezan a sentir acompañadas. En cambio, cuando él ingresó a la universidad le tocó lidiar solo con los trámites de admisión y los cambios que ha tenido que enfrentar en su vida universitaria.
Al respecto, el Bach. Johnny Arias Aguilar, responsable del programa Plan Quinquenal para la Inclusión de Pueblos Indígenas en la Educación Superior Pública, expresó que los estudiantes indígenas de las universidades públicas, organizados en la Federación Indígena Estudiantil (FIE), han sido claves en todo este proceso: primero, en la construcción de dicho Plan y, segundo, en la concreción de acciones que beneficien a sus pares en los colegios indígenas.
“En la parte de ejecución, los estudiantes indígenas han brindado un aporte fundamental en aspectos como la definición de personas estratégicas y de contactos en las comunidades, en la parte motivacional de los jóvenes y en el manejo de un lenguaje más cercano al de ellos para lograr transmitirles información sobre procesos y fechas”, concluyó Arias.
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