A pesar de que los hombres que tienen relaciones sexuales anales sin protección constante y con varios compañeros constituyen el grupo de población con mayor riesgo de contagio de virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), en Costa Rica, son las mujeres en condición de embarazo quienes más realizan la prueba para conocer si están infectadas.
Así lo indica la investigación Factores determinantes de la realización de la prueba del VIH en Costa Rica, elaborada por la Dra. Carolina Santamaría Ulloa, bióloga especializada en estadística con énfasis en población y salud e investigadora del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA), de la Universidad de Costa Rica, junto con el médico Juan Carlos Valverde Muñoz, del Ministerio de Salud.
El objetivo del estudio fue determinar las características de las personas que se realizan la prueba del VIH con el fin de ofrecer evidencias a las autoridades para la toma de decisiones.
La investigación revela que solo el 13% de los hombres en condición de alto riesgo de contagio se ha realizado la prueba en el último año. El dato contrasta con la cantidad de mujeres en alto riesgo que se realizó el examen, que representa un 22% del grupo.
Otro sector de la población en el cual destaca la realización de pruebas del VIH son las mujeres embarazadas: un 44% afirma haberse realizado el examen, como parte del control preventivo al que se les somete a las futuras madres, con el fin de tener datos sobre el riesgo de transmisión vertical (de madre a hijo).
No obstante, la Dra. Santamaría considera alarmante esa cifra ya que, por estipulaciones médicas, un 100% de las embarazadas debe realizarse el estudio. “Esto puede ser indicio de desinformación entre la población de mujeres, a quienes no se les comunica de forma óptima la batería de pruebas que se les aplican”, añadió la investigadora.
El estudio señala que el rango de edad de las personas que más acceden a la prueba de VIH es el de 20 a 24 años (12%), seguido por el de 25 a 49 años (9%). Al igual se determina que el 9% de la población que terminó la secundaria u obtuvo algún grado superior se realiza la prueba; mientras que el 5% de los que solo finalizaron la primaria, o la tienen inconclusa, se han hecho el examen.
Santamaría informó que el 10% de las personas con un nivel alto de conocimiento sobre el VIH se ha realizado la prueba; así como un 6% de los que poseen un conocimiento medio al respecto y un 1% de los que tienen conocimientos bajos.
Además, la prueba es más común entre los habitantes de la zona urbana (9%) que la rural (6%).
El contar con seguro social, el estado conyugal y la autopercepción de riesgo de contraer VIH no determina la disposición de las personas a realizarse las pruebas, detalla el informe.
Solamente tres de cada diez costarricenses se han realizado la prueba del VIH; de esos tres, uno se sometió al examen en el último año. “Es una prevalencia baja del uso de la prueba”, resaltó Santamaría.
De los costarricenses que se realizaron la prueba, el 92% conoce el resultado. “Esto es peligroso porque las personas infectadas que no conocen el resultado todavía no estarían en tratamiento; al igual, suponen un riesgo para el resto de la población”, opinó la científica.
En Costa Rica se estima que 0,1 por cada 100 mil personas son diagnosticadas con VIH positivo. Sin embargo, el 11% de los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres es VIH positivo; por cuatro hombres con VIH positivo, hay solo una mujer infectada.
El estudio de la Dra. Carolina Santamaría parte de una clasificación de condiciones de riesgo: las personas con mayor riesgo a contraer la enfermedad son las que practican sexo anal sin protección y han tenido dos o más parejas ocasionales en el último año; las de riesgo medio ocasionalmente no usan protección durante las relaciones sexuales vaginales y han tenido una pareja ocasional en el último año; por último, las personas en bajo riesgo siempre utilizan protección en relaciones anales o vaginales y no han tenido parejas ocasionales en el último año. El sexo oral no se consideró como factor de riesgo pese a ser una posible fuente de contagio, porque no es determinante respecto a las otras variables.
Según lo dijo la investigadora el 83% de los costarricenses se incluyen en el grupo de bajo riesgo y solo un 9% clasifica como personas en alto riesgo.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que un 0.8% de la población mundial tiene VIH. Los mayores focos son África, donde 4,5% de los habitantes es VIH positivo y en América, donde 0,5% de las personas tiene el virus.
“Las pruebas de VIH permiten iniciar con el tratamiento de manera oportuna. Al igual es importante porque previene la proliferación del contagio: ya sea por medio de cambio de la pareja sexual o por la transmisión vertical”, explicó Santamaría.
La investigación surge como un análisis secundario de la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, elaborada en el 2010, la cual contó con una muestra de 3 mil personas entre 15 y 80 años.
“Es necesario hacer mayores esfuerzos para que las poblaciones con conductas de riesgo sean las que se realicen las pruebas de VIH y busquen consejería de manera oportuna. Como sociedad debemos buscar diagnósticos tempranos o cambios de conductas previas al contagio”, concluyó la científica.
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