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Eugenia Corrales Aguilar

Investigadora de corazón, seducida por los virus

Con jocosidad dice que en el país circula el virus “Pura Vida”
30 jun 2014Personalidades
Eugenia Corrales Aguilar
Para la Dra. Eugenia Corrales Aguilar la formación que se imparte en la Facultad de Microbiología de la UCR es de excelente calidad (foto Anel Kenjekeeva).

Eugenia Corrales Aguilar es una joven y apasionada investigadora con seis proyectos en desarrollo sobre dengue, por los cuales trabaja hasta 12 horas diarias, pero dice sentirse feliz de aportar con su trabajo a la sociedad y a la Universidad de Costa Rica y privilegiada de pertenecer a la Facultad de Microbiología, en donde la labor científica tiene tanta importancia.

Tiene 36 años de edad, se autodefine como una mujer fuerte, sincera, trabajadora, estructurada, un poco impulsiva, impaciente y exigente, pero con una característica central y es que no puede dejar de aprender.

En su tiempo libre lee al menos dos libros por semana, hace yoga, disfruta del cine, de viajar, del contacto con la naturaleza, de cocinar y de su grupo de amistades. Está pensando en cursar una Maestría en Gestión de Proyectos, le interesa también la carrera de Historia del Arte y planea aprender japónes y portugués en un futuro próximo.

ECA en laboratorio
Los análisis de los anticuerpos que generan las cepas del virus del dengue los realiza con las muestras del Hospital México. Le gustaría disponer también de muestras de los hospitales de Nicoya, Limón y Puntarenas, pero no ha logrado conseguirlas (foto Anel Kenjekeeva).

Es docente de grado y posgrado, trabaja en el Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET), tiene un título de Doctorado en Ciencias Naturales con énfasis en Virus, de la Universidad de Berlín y estudios de postdoctorado realizados en el Parque de Investigación Biomédica  de Barcelona (PRBB), un programa desarrollado  por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas y la Universidad  Pompeu Fabra, en Barcelona, España.

Después de regresar de Europa, comenzó su línea de investigación en dengue en el 2011. Esta enfermedad le genera muchas interrogantes y por eso se ha propuesto identificar los serotipos y genotipos del virus que circulan en el país, conocer cómo reaccionan las células infectadas, especialmente las llamadas Natural Killer (NK).

También investiga los anticuerpos: los neutralizantes que detectan el virus y no dejan que infecte a la célula blanco y otros “traidores” llamados inmunopotenciadores, que se unen al virus y en lugar de bloquearlo, más bien le facilitan la infección de otras células.

ECA en hamaca
Eugenia siente que en España aprendió a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Está convencida que no todo en la vida es trabajo (foto Anel Kenjekeeva).

Con las muestras humanas que le mandan del Hospital México hace los análisis de los anticuerpos y confirma los resultados con otras pruebas quince días después, porque ha podido determinar que algunas han dado falsos positivos en el país. Por esa razón se ha dedicado a estandarizar pruebas y a enseñar en los hospitales todas las técnicas diagnósticas, para evitar errores en ese sentido.

Además hizo todas  las pruebas para definir las técnicas que se deben emplear para reproducir el virus en el laboratorio.

De los 15 aislamientos del virus que obtuvo en el 2013 halló solo cepas de dengue dos y tres. Con jocosidad expresa que los virus que circulan en el país parece que son los “Pura Vida”, porque  generan pocos casos graves de esa enfermedad y solo una muerte confirmada por esa causa, pese al incremento que hubo en el número total de casos de dengue el año anterior.

ECA leyendo
La investigadora es una devoradora de libros y en su adolescencia hasta ganó premios con su escritura de prosas, poesías y hasta obras de teatro (foto Anel Kenjeekeva)

Con la ciencia en el  corazón

De niña Eugenia soñó con ser astronauta, pero fue tal el impacto que tuvo a los 9 años de edad cuando vio por televisión la explosión del transbordador Challenger, que se le quitaron las ganas. No obstante, la televisión influyó en su decisión de optar por la carrera de microbiología porque le fue despertando su interés por el trabajo en el laboratorio, después de ver documentales relacionados con enfermedades, bacterias y virus.

Su educación primaria la realizó en la Escuela Angloamericana y la secundaria en el Colegio Saint Francis, en donde mostró su capacidad académica para las Letras y para las Ciencias, aunque confiesa que cuando obtuvo una baja calificación en su primer examen de primer grado, recibió un golpe directo al ego que la marcó y la hizo reaccionar positivamente. Ya en quinto grado tenía en mente que quería estudiar en el extranjero, por eso comenzó a aprender idiomas y hoy habla inglés, alemán, español, francés y catalán.

Es pupila de las virólogas Laya Hun y Libia Herrero, a quienes les tiene un gran cariño; comenzó a trabajar como asistente en el Laboratorio de Virología desde que cursaba el tercer año de carrera y aprendió mucho con los técnicos.

en contacto con la naturaleza
A Eugenia Corrales le encanta estar en contacto con la naturaleza, viajar dentro y fuera del país, compartir con amistades, aunque dice que no le teme a la soledad (foto Anel Kenjekeeva).

Sus labores docentes las inició en el 2001, igual que sus estudios de Maestría, los cuales abandonó cuando recibió una beca del Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD) para hacer estudios doctorales en el Instituto de Investigación y Salud Pública Roberto Koch, a partir de setiembre del 2002.

Se integró al equipo científico del Dr. Hartmut Hengel, quien dirigía un proyecto denominado La evasión inmune del citomegalovirus y trabajó con él, en Berlín y Düsseldorf. De esa experiencia aprendió a manejar la frustración “porque la investigación es hacer algo 10 mil veces y que 9 990 veces falle, hasta lograr poner bien las cosas”, afirma la Dra. Corrales. “No quiere decir que sea siempre así, pero la experiencia con ese virus que es difícil de trabajar, sí lo fue”, añade.  

Eugenia mantiene un gran aprecio por su “jefe alemán” a quien ha visitado en dos ocasiones, para colaborarle con sus trabajos científicos. Él la apoya enviándole reactivos que le hacen falta. Con esto se fomenta también el intercambio académico. Según informó pronto recibirá a tres estudiantes de Alemania, que vienen a hacer una pasantía a la UCR.

El conocimiento que adquirió en Europa en relación con las células NK los aplica ahora en sus proyectos sobre dengue, para saber cómo es que responden, “porque esas células son las primeras que deben responder ante una infección”, expresa.

En Alemania utilizaba las células NK para entender el virus y en España más bien el virus para entender las células NK”, argumenta al respecto. Ahora se ha propuesto “demostrar que las NK son las que se activan y por lo tanto la infección se limita, lo que explicaría el por qué en Costa Rica el cuadro de dengue no es tan severo”, detalla.

Para Eugenia Corrales la investigación científica se hace por amor. En estos últimos cuatro años su experiencia no ha sido fácil. Ha sufrido atrasos en el desarrollo de sus proyectos y ha tenido que pedir ampliación de vigencias por múltiples factores, entre ellos por la carencia de una ley en el país que regulara la investigación biomédica con seres humanos, luego por las gestiones para adquirir los reactivos necesarios y los trámites que le imponen en los hospitales para disponer de muestras humanas para su análisis.

Aunque ha recibido ofertas para trabajar en Europa, considera que su decisión de regresar al país en julio del 2010 es lo mejor que le pasó, por la estabilidad que le ofrece la UCR y sobre todo por tener la posibilidad de investigar lo que se proponga.

Lidiette Guerrero Portilla
Periodista Oficina de Divulgación e Información
lidiettetjhf.guerrero  @ucrjjbb.ac.cr

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