La competencia en la cancha es incompatible con la violencia en las graderías afirma un pronunciamiento redactado por un grupo de investigadores dedicados al tema de Cognición Social del Instituto de Investigaciones Psicológicas, al referirse a los hechos de violencia en los estadios, provocados por las barras de fútbol que apoyan a sus equipos.
En el documento manifiestan que la respuesta inmediata de los equipos y de la Federación de Fútbol ante los actos de violencia que se han producido en los estadios costarricenses es desestimar y censurar de forma clara, enfática y contundente el uso de la agresión de todo tipo, sea verbal o física.
“Esto implica identificar a los integrantes que realizan acciones agresivas y evitar su ingreso a los estadios y suspender cualquier vinculación formal con el equipo”, indican en su pronunciamiento. Así mismo manifiestan que los jugadores no deben de apoyar ningún acto agresivo y por el contrario, deben rechazarlo con claridad.
Por otra parte consideran que “la Federación de Fútbol debe monitorear que los equipos cumplan efectivamente con estas medidas”.
Señalan que los equipos “deben apoyar de forma también clara y contundente, toda aquella forma de actividad de las barras de fútbol, basada en la cooperación y la convivencia pacífica y respetuosa” con otras similares, “cuyo intercambio se limite estrictamente a la rivalidad deportiva. Igualmente consideran que “pueden desarrollar programas recreativos que les permitan un mayor acercamiento con sus aficionados, de manera tal que, en conjunto, colaboren con la erradicación de prácticas violentas dentro de la afición”.
Al analizar la violencia que se ha presentado en los estadios los profesionales en Psicología de la UCR indican que esto sucede con mayor claridad cuando las personas no tienen certeza previa sobre la legitimidad del uso de la violencia como parte del comportamiento esperado a su adscripción a la barra.
Explican que la forma en que se crea la identidad social en una barra de fútbol, igual que en cualquier otro conjunto social, le permite a los sujetos sentirse parte del grupo, así como evaluar a los otros como diferentes, se encuentren ellos en posición de cooperación, competencia, rivalidad o conflicto.
El documento señala que una persona puede pertenecer a diversos grupos sociales y manejar diferentes identidades sociales, todas llegan a ser parte central de su auto-concepto y de la evaluación que ella hace de sí-misma, aunque no todas tienen la misma relevancia, sino que su peso depende de la importancia que reviste en un contexto dado. “Así la identificación con un grupo social es algo dinámico y sujeto a cambio”, apuntan los especialistas.
Esos procesos psicológicos básicos que ocurren con la participación o adscripción consciente o no consciente a cualquier grupo social, no son la excepción en el caso de las barras de fútbol, porque según detalla el pronunciamiento estas “organizan su identificación con el equipo, comparten actividades y normas implícitas o explícitas, que definen la participación dentro del grupo, como el comportamiento respecto a otras barras en condiciones de rivalidad deportiva”.
Asimismo expresan que “es un error suponer que todos van a actuar de la misma manera, aunque todos compartan su predilección por un equipo, si los participantes de las barras de fútbol son heterogéneos social y valorativamente hablando.
Para algunos miembros “su identificación por el equipo se reduce a la asistencia a estadios, otros que su identidad personal se concentra en afirmar su adscripción e identificación con el equipo, hay quienes consideren legítimo el uso de la agresión contra barras rivales en conflicto, mientras otros descalifican y censuran actos de este tipo y abogan por la convivencia pacífica”.
Para unos se considerará la agresión como parte del accionar legítimo de su grupo y para otros la agresión estará excluida. Entre uno y otro tipo de integrantes existirán personas donde este tema no sea relevante o no ha sido cuestionado como parte de su adscripción grupal.
Los psicólogos consideran importante resaltar que las masas no actúan de forma irracional, sino que se comportan de acuerdo con un sistema de normas que empieza a operar en el preciso momento de la aparición de la conducta de masas (normas ad-hoc). Los que responden de forma agresiva son aquellos que dentro de sus repertorios de comportamiento es válida la respuesta agresiva y actúan de forma agresiva, porque interpretan que lo adecuado es ese tipo de comportamiento en ese momento preciso, mientras que otros integrantes de la barra no intervendrán o tratarán de evitar la situación de violencia.
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