En el laboratorio 206 de la Escuela de Química entre gabachas blancas e instrumentos es difícil distinguir al profesor de los estudiantes, pues en este curso quien imparte las lecciones tiene tan sólo 33 años.
Para el joven Dr. Juan José Araya Barrantes dar lecciones es algo habitual pues desde los 21 años cuando recién finalizaba su carrera de bachillerato en Química inició como docente universitario y hoy puede decir que se ha desempeñado por más de una década en la docencia.
Él es parte de una nueva generación de profesores formados en el extranjero que han renovado la Escuela de Química, aportando nuevos conocimientos, visiones sobre la enseñanza y nuevas tendencias de investigación.
Pero además, Juan José ya ha alcanzado el máximo grado académico que otorga la Universidad de Costa Rica: catedrático; lo cual resulta bastante sorprendente a su corta edad.
¿Cómo lo logró? Él extiende una sonrisa un poco tímida y cuenta la historia de cómo todo en su vida se ha ido alineando para lograr sus objetivos en el menor tiempo posible.
La entrada a la docencia siendo muy joven, haber alcanzado un doctorado y las publicaciones en revistas científicas que realizó a partir de su investigación doctoral fueron los elementos principales que le permitieron lograr la categoría de profesor Catedrático de la UCR en este año.
“En el colegio yo entendí que tenía cierta habilidad para las ciencias y las matemáticas y en noveno año decidí aplicar para el Colegio Científico en San Carlos y ahí me topé con una excelente profesora que fue la que realmente me motivó a estudiar química”.
Ingresó a la UCR a la carrera de Química y finalizó el bachillerato en cuatro años “logré una gran sintonía con la materia y los cursos” y eso le ayudó a terminar rápidamente.
Recién graduado le pidieron que sustituyera a un profesor de la Escuela de Química que se pensionó y se hiciera cargo de la Unidad de Resonancia Magnética Nuclear. Así en el 2002 inició su carrera en la docencia y al mismo tiempo empezó su Maestría en Química.
“Esa fue otra oportunidad de continuar mis estudios a la par de las responsabilidades docentes”.
Apenas finalizó su maestría la oferta de hacer un doctorado en el Departamento de Química Medicinal de la Unidad de Kansas, Estados Unidos llegó a su puerta, cuando la directora de este centro le propuso un espacio en esta prestigiosa universidad con la cual tiene convenio la Universidad de Costa Rica.
Convencido 100% que quería mantenerse laborando para la UCR y con el apoyo de la Escuela de Química aplicó por una beca Fullbright Laspau para docentes universitarios lo que le facilitó el proceso para ingresar a la Universidad de Kansas, en los Estados Unidos.
En el 2006 con sólo 25 años y junto a su joven esposa, este josefino criado en San Carlos, partió a los Estados Unidos donde hizo su doctorado en el tiempo previsto de 5 años, el cual concluyó con la mayor distinción (summa cum laude) que otorga esa universidad. Allá nació su primer hijo y pudo conocer estudiantes de todas partes del mundo.
Luego de hacer un rápido recuento por su trayectoria en los últimos quince años se sorprende cuando le pregunto cuál considera que es su aporte a la Universidad.
“Yo pienso o aspiro a dar un aporte en tratar de “revolucionar la docencia”, todos aprendimos con el profesor que da clases en la pizarra y luego con el power point pero la verdad es que con la tecnología los estudiantes van cambiando y uno debería cambiar en ese sentido.”
En el campo de la investigación le gustaría lograr consolidar una línea de investigación donde se le dé más valor al mundo químico y se aproveche aún más la diversidad biológica que tiene nuestro país para fines medicinales.
“En el país tenemos una gran capacidad para probar si los compuestos químicos tienen una potencial aplicación” opina este especialista en química medicinal.
Su objetivo a corto plazo es seguir trabajando en colaboraciones con otros centros que tienen materia prima muy valiosa como microorganismos con actividad biológica interesante, como el Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) y el Centro de Investigaciones en Estructuras Microscópica (CieMic).
Estos materiales tienen una gran potencial que requiere la colaboración de expertos en diferentes áreas para conocer su estructura, función y posibles aplicaciones.
Por eso, junto con sus compañeros el Dr. Erick Castellón y el Dr. Max Chavarría, tres jóvenes investigadores con diferentes formaciones están tratando de sacarle provecho a oportunidades de investigación para lo que han conformado un Grupo de Biotecnología y Tecnología Química que podría dar mucho de qué hablar en el futuro.
Dr. Juan José Araya, actualmente imparte cursos de teoría y laboratorio en la Escuela de Química y en la Facultad de Farmacia donde ofrece los cursos de Química Medicinal 1 y 2, trabaja también en el Centro de Investigación de Productos Naturales (Ciprona). Además colabora en dos proyectos de investigación en el CIBCM y en el CIA.
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