“Debemos ser muy prudentes y despiertos para buscar formas heurísticas (métodos técnicas o procedimientos que ayuden a resolver problemas) en forma creativa, si queremos trabajar en las comunidades y producir empoderamiento”, manifestó el sociólogo chileno Álvaro Gaínza Veloso, quien estuvo de visita en la Universidad de Costa Rica, invitado por la Escuela de Sociología y el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM).
Gaínza es profesor e investigador en la Universidad Académica de Humanismo Cristiano de Chile y defiende la Acción participante y el Empoderamiento como una metodología que puede ser aplicada en investigaciones de Ciencias Sociales, si se quiere incidir y transformar la realidad, con la participación de la sociedad civil.
Este docente hizo un llamado a los académicos para que mediten al respecto, porque en las universidades “se les pide demasiados informes y se involucran en otros trabajos y no les queda tiempo para ser creativos en sus estudios”, expresó.
En esta labor se deben emplear “la racionalidad, la conciencia, la mente y los materiales de trabajo para la creatividad, para producir procesos de cambio, pero para lograrlo necesitamos energía y tiempo para ser creativos”. En este mundo que nos pide producir y producir “no podemos ser creativos, si estamos siempre agotados”, advirtió Gaínza.
Resaltó la vigencia que tiene hoy la función de la ciencia como transformadora de la realidad. Añadió que "la ciencia no está pensada para estar recluida en una colección de conocimientos, sino que tiene la promesa de que por medio de las Ciencias Naturales, las Ciencias Exactas y las Ciencias Sociales podemos transformar el mundo".
En la conceptualización de esta metodología se parte del carácter pragmático de la ciencia, se comparte en tres perspectivas de investigación: lo cuantitativo (estadísticas), cualitativo y dialéctico, porque se trabaja más con los intereses de la gente, la ciencia se liga a la política para generar cambios y un mejor vivir para las personas involucradas, explicó en su exposición. Esto puede repercutir en el campo de la salud, de la medicina, la educación, la capacitación o la discriminación o marginación. “En realidad en todos los aspectos en que las personas sientan que tienen una amenaza”, expresó.
Para el coautor del libro El silencio de los angustiados y de múltiples publicaciones e investigaciones en temas étnicos, de juventud y educación, la metodología participante obliga a adentrarse en el mundo del otro,“comprender la arquitectura de su idea de verdad”. Por eso trabajan con las opiniones o discursos de las personas, en los significados en los que se apoya su verdad, para lo cual es necesario desarrollar su esquema de significación e interpretación.
En esta metodología aplican entrevistas individuales a profundidad, con preguntas inductivas, con las cuales se obtiene información cualitativa, oral y gestual corporal, que le aporta al investigador/entrevistador la manera como ve, siente y piensa la persona entrevistada.
Para hacer este trabajo cualitativo es fundamental lograr un ambiente de confianza y de aceptación de los participantes, para que externen sus valoraciones, motivaciones, deseos, creencias, aspectos psíquicos, culturales, etc.
“Uno entra a ese mundo de la manera que el otro se lo permite”, afirmó el expositor, quien señaló que esa técnica se puede aplicar también en sesiones grupales o en discusiones.
Con la metodología participante la gente pone sus deseos y su voluntad para generar, con ayuda de una ciencia comprometida, todas las transformaciones sociales requeridas, dijo el profesor visitante. Además resaltó el trabajo de empoderamiento que se debe hacer con las personas participantes. “Esto es el hacernos cargo de nuestra propia felicidad”, afirmó.
Para Gaínza el punto medular es determinar qué es lo que se quiere transformar de la realidad y recomendó “aprovechar los saberes de la gente común y corriente, porque también en ellos hay sabiduría y conocimiento en construir relaciones sociales, que nos permitan un mejor vivir”, tanto en la zona urbana como rural.
“Tenemos que aprovechar el capital social y humano existente para producir condiciones de vida más favorables, menos enfermizas”, expresó.
A los académicos a los que se dirigió les recomendó esa metodología, en la cual se puede recurrir a los planteamientos de múltiples autores y a todas las herramientas que sean necesarias. También se mostró a favor de utilizar redes que permitan la ampliación de relaciones sociales, en el ámbito de la ciudadanía y que vayan creciendo con el tiempo.
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