Un panorama general de la investigación en salud mental en Costa Rica fue lo que se presentó en el Estado del Arte que elaboraron en conjunto profesionales de la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA) y el Ministerio de Salud.
La publicación se compone de cinco capítulos que desarrollan la construcción del concepto de salud mental, las determinantes socioambientales, el abordaje de la salud mental en Costa Rica en las políticas institucionales y su relación con la investigación, la epidemiología y algunos derroteros posibles.
Según manifestó la M.Sc. Zaida Salazar Mora, directora de la Escuela de Psicología de la UCR, el proyecto busca llamar a la reflexión sobre el conocimiento actual de la investigación en salud mental en el país y así promover un pensamiento innovador, pertinente y válido que otorgue visibilidad y credibilidad a la problemática.
El primer capítulo es una reseña histórica-conceptual sobre la evolución del término salud mental durante los últimos 20 años. Allí se exponen sus antecedentes históricos en el ámbito nacional e internacional.
La M.Sc. Patricia Garita Montero, docente de la Escuela de Salud Pública, explicó que a lo largo de la historia la visión sobre este tema ha estado centrada en el proceso de salud-enfermedad, además se han definido múltiples significados del concepto, lo que ha generado contradicciones.
Agregó que la conceptualización ha estado permeada por los objetivos de los actores sociales que han trabajado en este campo durante los últimos años y que es un proceso complejo, multidimensional e interdisciplinario. Así mismo, se evidenció que había fragmentación a la hora de trabajar entre las distintas disciplinas que tratan el tema, por lo que es necesario continuar con los procesos de investigación, actualización y enriquecimiento.
Una descripción de los elementos de salud mental protectores o de vulnerabilidad en la población costarricense es parte de lo que se explica en el segundo capítulo.
Para la M.Sc. Patricia Barquero Sanabria, del Ministerio de Salud, fue todo un reto el desarrollo de esta sección del libro pues existía poca información sobre los determinantes ambientales relacionados a la salud mental. Aquí se plantea la importancia del trabajo desde lo comunitario y desde la participación.
“El ambiente como contexto es importante tener en cuenta que puede ser un factor protector para la salud mental, pero también puede ser un factor de riesgo dependiendo de cómo sea este ambiente. Por ejemplo, el entorno construido si es seguro puede favorecer el contacto entre personas, pero si es inseguro, lleno de ruido y de contaminación, se convierte en obstáculo”, recalcó Barquero.
Otros reto que se identificó es que la creación de capital social y la promoción de la salud mental dependen de buen diseño urbano, justo y equitativo. De igual manera, se está promoviendo las investigaciones sobre determinantes ambientales en salud mental y se está trabajando en la validación y construcción de instrumentos que permitan conocer qué pasa en las comunidades.
La M.Sc. Gloriana Rodríguez Arauz, docente e investigadora de la Escuela de Psicología de la UCR, expuso el tercer capítulo, en el que se destacan los compromisos asumidos por el país en materia de Derechos Humanos y políticas públicas, así como la necesidad de generar conocimiento de la epidemiología para identificar el estado de la salud mental en Costa Rica.
Entre las principales conclusiones destacó que existe una falta de integración entre las políticas públicas y la investigación, por lo que se hace necesario explorar la relación entre las distintas variables que forman parte de la temática. También deben realizarse investigaciones sobre grupos etarios y de diverso riesgo psicosocial.
Por último, es trabajo de las universidades evaluar el impacto de las intervenciones para la formulación de las políticas y la adecuada formación del recurso humano.
El cuarto capítulo aborda la epidemiología de la salud mental y sus desafíos. La M.Sc. Rocío Peinador Roldán, investigadora independiente, explicó que entre el material que se pudo estudiar predomina la epidemiología psiquiátrica, hay ausencia de estudios longitudinales que permitan entender cómo se manifiesta la salud mental en su proceso de evolución.
Algunos desafíos que encontraron las investigadoras fueron abordar la salud mental más allá del concepto de ausencia de enfermedad mental, trascender lo individual para mirar lo colectivo, recuperar el sentido de los síntomas psíquicos como malestares e incorporar la visión histórica y sociocultural de los problemas psíquicos.
Para finalizar, se presentaron algunos derroteros posibles para la investigación en salud mental, que corresponde al quinto capítulo de la publicación.
El Dr. Jorge Sanabria León, profesor catedrático de la UCR, manifestó que los estudios deben centrarse en caracterizar e identificar procesos, rutas de abordaje, de tratamiento y solución y que se debe establecer como prioridad la investigación que incluya a poblaciones vulnerables como las comunidades rurales, las personas menores de edad, jefas de familia y adolescentes embarazadas.
También agregó que hay que mirar hacia las nuevas tendencias en la atención de la salud mental, donde existe la posibilidad de que haya un equilibrio entre la capacidad del paciente de tomar parte de las decisiones sobre su tratamiento y la responsabilidad de los profesionales en salud de prescribirlo.
El grupo de investigación en Salud Mental y Bienestar es impulsado desde la Escuela de Psicología de la UCR. De igual manera participaron profesionales del Centro de Investigaciones en Biología Celular y Molecular, del Instituto de Investigaciones Psicológicas, de las escuelas de Salud Pública y Biología y personal académico de la Escuela de Psicología de la UNA.