Un nuevo listado electrónico permite conocer las especies de orquídeas presentes en los 35 Parques Nacionales de Costa Rica. Se trata de la base de datos Flora de orquídeas de los Parques Nacionales de Costa Rica, elaborada por el Jardín Botánico Lankester, de la Universidad de Costa Rica.
La base de datos consiste en una lista de los parques nacionales organizados de acuerdo con el Área de Conservación a la que pertenecen. En cada parque, es posible ver qué especies han sido documentadas. Los investigadores del Jardín actualizan los listados constantemente, conforme se tienen más registros de especies.
Además del listado, para cada área protegida el Jardín ofrece elementos complementarios: una sección de literatura (con archivos descargables de los estudios realizados en esa área) y mapas de la ubicación de las especies.
En los casos en los que se cuenta con la documentación, se muestran fotografías e ilustraciones de las partes de la orquídea. Esto permite reconocerlas con más facilidad.
El listado está disponible para todo público y es de acceso gratuito.
En suelo costarricense se han contabilizado más de 1600 especies de orquídeas. “Costa Rica es reconocida a escala mundial porque tiene muchas áreas protegidas, pero nadie sabe qué es lo que vive en esas áreas, entonces no sabemos qué se está protegiendo. Si uno quiere crear un área en otro lugar o quiere ampliar un parque nacional no hay muchos criterios; puede ser que se amplía un parque nacional, pero a un lugar donde ya hay muchas de las especies que ya existen en ese parque”, explica el M.Sc. Diego Bogarín Chaves, investigador del Jardín.
La iniciativa también tiene el objetivo de servir como recurso a los estudiantes que realicen investigaciones en las áreas protegidas. Para ellos y para las personas que visiten los parques como turistas se pretende que sirva de guía para identificar las especies de un parque con más facilidad.
Uno de los principales objetivos del proyecto es brindar herramientas a los guardaparques, asegura Bogarín, “si en un parque nacional se sabe qué especies hay, los funcionarios del Minae (Ministerio de Ambiente, Energía y Mares) tienen más armas para luchar contra el comercio ilegal”.
Esta información es necesaria ya que los hallazgos científicos no siempre llegan por la vía tradicional a las personas encargadas de cuidar los parques. Una primera barrera es el inglés, idioma en el que se escribe la mayoría de los artículos científicos. Para Bogarín hay problemas de flujo de la información, “nosotros generalmente mandamos las publicaciones al Minae, pero llegan al Sinac (Sistema Nacional de Áreas de Conservación) central en San José y ahí se quedan en una gaveta”.
El listado electrónico pretende lograr que los datos sean más accesibles: “esa problemática del flujo de información ahora se puede solventar mucho por medio de Internet, básicamente por eso nosotros elegimos poner ese listado de especies en Epidendra” (red taxonómica de orquídeas), agregó el biólogo.
Mejorar el acceso a las bases de datos es parte de un acometido mayor: la democratización de la información que busca el Jardín: “somos una universidad pública y las plantas que utilizamos son patrimonio de todos los costarricenses, así que toda la información que se genera aquí es para el uso de todos. Ese es uno de los objetivos: que la información fluya, que vaya donde la gente la necesite”, asegura Bogarín.
En el listado se ve reflejado uno de los tipos de labor taxonómica que realiza el Jardín Botánico Lankester: los trabajos florísticos, que consisten en tomar un área definida y estudiar todas las especies que se encuentran en esa región geográfica delimitada. Esta labor solo ha sido posible en algunos parques; para la mayoría, solo se cuenta con un listado parcial.
Por ejemplo, en parques como Manuel Antonio hay una descripción documentada para cada especie del sitio. Sin embargo, la situación es más complicada en otros lugares: “Manuel Antonio es un parque muy pequeño y la vegetación es muy uniforme y hay menos orquídeas porque está en la costa. ¿Pero qué pasa cuando uno pasa por la carretera Braulio Carrillo? Hay lugares en los que nadie puede entrar, ni siquiera los mismos guardaparques. Esos parques nacionales son muy grandes y se escapan al manejo que el investigador pueda darles; si uno quisiera investigar ahí duraría toda la vida”, afirma Bogarín.
El Jardín Botánico Lankester trabaja en el estudio de las orquídeas y otras familias de plantas epífitas. Su labor se concentra en la taxonomía y en la conservación de la diversidad biológica del planeta. Actualmente, es una de las instituciones botánicas más activas e importantes del Neotrópico.
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