El Sistema de Colegios Científicos de Costa Rica dedicó la graduación 2013 al Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la Universidad de Costa Rica y Presidente del Consejo Nacional de Rectores (Conare).
Según lo explicó el Ing. Kenneth Rivera Rivera, director ejecutivo del Sistema, quisieron renovar en la persona del Dr. Jensen, el reconocimiento de los colegios científicos a las universidades estatales. “No existirían colegios científicos sin las universidades públicas, si en 1989 no se hubiesen firmado los convenios para su creación. En las diferentes sedes nacionales de nuestras universidades, los jóvenes graduados este año, han crecido y se han formado en los últimos 24 meses”, recalcó.
Rivera reconoció que la posibilidad de este contacto estrecho con las universidades estatales, más el talento, disciplina y esfuerzo de los 138 graduados, permiten que el sistema haya entregado en este 2013 una promoción del 100 por ciento y una admisión a las universidades públicas del 100 por ciento. Asimismo, 186 premios de calidad, de los cuales uno de los más significativos fue la obtención del Bachillerato con Excelencia Académica, por parte de 48 de estos jóvenes, repartidos a lo largo y ancho del país.
También en esta promoción, los colegiales obtuvieron 11 medallas de oro, 14 medallas de plata, 24 medallas de bronce, 42 menciones de honor, 9 primeros lugares en actividades nacionales, cuatro becas para cursar estudios en Estados Unidos y dos pasantías, incluida una por un año en Malasia, lo que significa que el grupo se hizo acreedor de casi 300 premios repartidos entre 138 estudiantes, para un promedio de dos premios por cada estudiante del sistema.
¿Por qué hay una diferencia entre esta realidad de los colegios científicos y lo que pasa en el resto del sistema educativo nacional? Para el Ing. Rivera no solo se trata de talento, sino de la inversión que hacen estos jóvenes de diez lecciones adicionales por semana para profundizar en laboratorios, resolver problemas, asistir a eventos científicos, participar en convocatorias de ciencia y tecnología en los ámbitos nacional e internacional, lo que al concluir el curso lectivo equivale a cerca de 400 lecciones adicionales.
“Nada cae del cielo, insiste Rivera, a estos jóvenes les ha costado, tal vez alguna noche no han dormido bien, pero están vivos y disciplinados para que inicien ese camino hacia la vida universitaria”, concluyó.
Durante el acto de graduación el Dr. Henning Jensen manifestó que en las universidades públicas hay mucha conciencia de su responsabilidad para con el sistema educativo nacional. “Sabemos que las posibilidades de un proyecto de país coherente y sostenible, se construyen sobre las bases de una educación de calidad, que aumente su pertinencia respecto a los desafíos que enfrentan los distintos sectores sociales y económicos. Tenemos una responsabilidad particular en la tarea de modelar un proyecto educativo nacional, que incluya la educación básica, primaria y secundaria”, sentenció.
A las y los graduados el rector les recordó que son parte de un grupo privilegiado, muchos de los cuales han disfrutado de becas, que les aseguraron mejores condiciones para aprovechar esta oportunidad de estudio. “Recibieron una educación de primer nivel, en un país donde, de acuerdo con el diagnóstico del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), seis de cada diez colegiales no alcanzan un nivel “básico” de dominio de las matemáticas, donde existe también un retroceso en las áreas de lectura y ciencias”.
Asimismo, en una nación, dijo Jensen, donde los conocimientos y destrezas de la mayoría de los alumnos se ubican en niveles medios y bajos, la tasa de aprobación en secundaria no supera el 50%, y apenas un 35% de los jóvenes de entre 17 y 21 años culmina la secundaria sin verse afectado por alguna circunstancia generadora de desigualdad, esto según el más reciente Informe sobre el Estado de la Educación.
“Todos estos datos evidencian que el privilegio de estudiar y graduarse de un Colegio Científico debe estar acompañado de responsabilidades para con la sociedad que lo ha hecho posible, que ha invertido en educación con la esperanza de multiplicar los resultados a obtener, de que -en el mediano y largo plazo- el éxito individual se transforme en bienestar colectivo, al promover una ciudadanía responsable y solidaria, más consciente de las reciprocidades necesarias para mantener y mejorar la vida social”.
El rector finalizó diciéndoles que el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para transformar la realidad, para crear estrategias que solucionen problemas concretos, y contribuyan a fortalecer la justicia social y la equidad. “Para ello, debe socializarse con propósitos claros, y transferirse de forma eficaz y eficiente. Es fundamental facilitar una apropiación social del conocimiento, la ciencia y la tecnología; así como fomentar las vocaciones científico tecnológicas y el espíritu emprendedor, que sean capaces de plantear iniciativas y proyectos concretos para impulsar un desarrollo social alternativo”.
El Sistema de Colegios Científicos de Costa Rica tiene su origen en 1989 gracias a la cooperación interinstitucional entre el Conare, el Ministerio de Educación Pública y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que han articulado esfuerzos para ofrecer a estudiantes que han demostrado su capacidad, una educación de calidad, integral y humanista, que a la vez enfatiza áreas de conocimiento pertinentes para promover el desarrollo científico y tecnológico. A lo largo de los años, otras instancias como el Conicit, la Fundación Omar Dengo y la empresa Intel, han contribuido a enriquecer el proyecto.
Actualmente existen colegios científicos en San Carlos, Puntarenas, San Ramón, Cartago, San Pedro, Limón, Alajuela, Pérez Zeledón y Guanacaste.
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