El tener bien normado todo lo relativo a la transferencia de conocimientos, propiedad intelectual, responsabilidades y limitaciones de los profesores y estudiantes involucrados en investigaciones y en emprendimientos universitarios, es esencial para evitar complicaciones en el proceso de la vinculación y venta de servicios que hacen las universidades.
Así lo manifestó el Ing. Marcelo Vergara Soto, ingeniero comercial chileno, quien está de visita en la Universidad de Costa Rica, invitado por la Agencia Universitaria de Gestión del Emprendimiento (Auge) y la Vicerrectoría de Investigación, como parte de la celebración de la Semana Global del Emprendimiento.
Vergara se desempeñó por más de nueve años como director ejecutivo de Idea Incuba, una agencia incubadora de emprendimientos de la Universidad de Concepción en Chile y trabaja ahora como consultor en emprendimiento, innovación, y transferencia tecnológica, licenciamiento, transferencia de resultados de investigación y apoya la creación de empresas de base tecnológica.
El consultor chileno impartió una conferencia titulada Cómo pasar de ser un académico a un emprendedor: la experiencia de las universidades chilenas en la que manifestó que que una institución universitaria que se quiere involucrar estratégicamente en la transferencia, el emprendimiento y la innovación debe trabajar proactivamente en esto desde el inicio de la investigación. Además opina que debe tener muy claro todo lo relativo a propiedad intelectual, disponer de una oficina de transferencia tecnológica y una incubadora que apoye a los emprendedores.
Para el Ing. Marcelo Vergara la participación de un docente en estas labores de vinculación empresarial genera “un circulo virtuoso” pero también podría generar un “círculo perverso”. De esas experiencias surgen dudas o situaciones que deben quedar muy claras para el éxito del proceso, añadió.
Como parte del círculo virtuoso que se genera en ese proceso citó el beneficio que se produce en la formación que reciben los nuevos profesionales con mente emprendedora.
Vergara comentó que en ocasiones se produce también “un círculo perverso” cuando el académico involucrado se niega a cumplir sus tareas originales, razón por la cual el expositor recomienda que todo esté normado y reglamentado por parte de la universidad.
Cuando un docente se involucra en un emprendimiento, hay que definir quién va a seguir haciendo lo que el profesor deje de hacer en la parte académica, porque ha ocurrido que por el interés que genera el desarrollar una empresa o un producto que surge a partir de una investigación científica, el académico se desliga de su tarea docente.
También en Chile les ha ocurrido que cuando son estudiantes quienes participan desarrollando investigaciones por medio de sus tesis de grado o de posgrado es fundamental normar la participación de los profesores que dirigen el trabajo y asegurarse que no tengan vínculos con la empresa interesada en aplicar los resultados.
Para el consultor “hay que considerar la normativa, todos los aspectos éticos, que puedan involucrar a los profesores e investigadores, los reglamentos internos de cada universidad son fundamentales”.
El conferencista dijo que en la relación de triple hélice cada parte debe dar su aporte, por ejemplo el Estado aporta el financiamiento para la I+D (investigación+desarrollo) y otros recursos con fondos concursables; mientras la universidad aporta, entre otros, los costos fijos, el equipamiento para la investigación y la academia y la empresa los recursos humanos, la infraestructura y parte del equipamiento para la empresa.
Vergara indicó que a la universidad le corresponde averiguar bien qué es lo que necesita el mercado cuando se le pide su participación en una relación de este tipo, que para su criterio trae muchas ventajas a los centros de educación superior, entre ellas ingresos por compensaciones, pagos de subsidios públicos, más fondos para la investigación y para aumentar su matrícula y más fondos por indicadores de excelencia académica, entre otros.
Según lo expresó, en Chile la mayoría de los emprendimientos de base tecnológica con innovación los asumen las universidades.
Al referirse a la vinculación que se genera a partir de los resultados de la labor científica citó patentes y licenciamientos, por los cuales las empresas pagan una cuota establecida por las universidades. Otra forma de hacer vinculación empresarial es por medio de un paquete tecnológico, que se le otorga a un tercero, tipo “la receta de la abuelita” y que los interesados aplican para solucionar su problema.
Gracias a la amplia experiencia chilena en estas labores, las empresas y los empresarios se acercan con más facilidad a las universidades para esta labor y las contratan o proponen un nuevo proyecto de investigación.
Chile es un país que no hace una gran inversión en ciencia, no obstante, según lo afirmó el Ing. Vergara, el retorno por la labor que realizan sus académicos y estudiantes como emprendedores, en empresas de base tecnológica, supera tres veces lo invertido.
El lograr la vinculación que tienen las universidades chilenas con el sector empresarial no ha sido fácil, pero en la actualidad tienen muchas experiencias exitosas y viven un proceso de madurez en este campo, el cual sin embargo está en revisión actualmente.
En su exposición comentó los casos del grupo MCV Ingenieros, los proyectos Hight TECH ALUMNO, ProbioNature, OPTIFLAMMA, CRAI, Biofarmaco y Bioanditika.
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