La escritora venezolana M.L. Omira Bellizzio Poyer visitó la Universidad de Costa Rica para ofrecer el taller El cuentacuento como mediador de lectura. Su estadía la aprovechó para ofrecer algunas recomendaciones sobre cómo hacer para que los niños se enamoren de los libros desde muy temprana edad.
En una época donde la tecnología está a la orden del día y los niños pareciera que vienen con una gran disposición hacia los dispositivos tecnológicos, incentivar el interés por la lectura no se debe dejar de lado.
Según la escritora venezolana el estímulo debe iniciar desde que el niño está en el vientre. “La madre puede iniciar con un poema, leerle a una hora específica, preferiblemente en la noche. Esto debe ser durante los nueve meses de gestación y siempre el mismo poema. Cuando el bebé nace se continúa con el mismo poema, así se crea una conexión entre los dos y se inicia con la animación a la lectura”.
De esta manera se garantiza que el niño empiece a involucrarse en la sonoridad y narración del mundo oral. La experta aconseja que después se cambie el poema y la narración.
En cuanto al rol del maestro, la escritora recomienda que al iniciar el ciclo escolar se establezca un día especial para la lectura. Así los estudiantes ven esta dinámica como algo cotidiano. “El enamoramiento hacia los libros va creciendo”, agregó.
Otra idea que motiva a los menores es hacerles ver que la biblioteca es un lugar mágico, donde pueden encontrar muchas historias y personajes fantásticos.
Un error común es relacionar la lectura con un castigo. De esta forma y sin querer muchos adultos le dicen a los menores que la biblioteca es aburrida. “Jamás se debe castigar con eso”.
En este sentido la experta en animación a la lectura enfatiza que el papel del educador es fundamental. Si el docente ama la lectura le puede dejar un imaginario maravilloso al niño, para animarlo a ser mejor persona, a sensibilizarlo, porque se abordan temas que son de gran interés para ellos.
En el caso de aquellos que se preguntan y qué pasa cuando no hay dinero para comprar libros. Gracias a las experiencias que Bellizzio ha podido observar en los diversos países de Latinoamérica, donde ha participado en programas para incentivar la lectura, ella afirma que esa no es una excusa.
En estas situaciones recomienda que en las escuelas se busquen alianzas con empresas y soliciten donaciones. Si no hay biblioteca en el centro educativo, entonces una alternativa es organizar un pequeño espacio de lectura en cada salón de clases.
Mientras que los padres de familia pueden tomar al menos un fin de semana al mes y llevar a los niños a las bibliotecas públicas o bien participar en actividades abiertas como los cuentacuentos.
Otra recomendación es realizar un pequeño esfuerzo económico y para el cumpleaños o Navidad regalarle un libro al menor. “Aquí se le debe explicar al niño o niña que papá y mamá hicieron un gran esfuerzo y le compraron otro regalo, uno muy especial: un libro”, explica la escritora.
El niño o niña requiere estar expuesto a los libros. Si la familia va de paseo es una excelente opción incluir un libro en el equipaje. “Siempre ando en el bolso unos libros pequeños, mis hijos se han acostumbrado a ellos, en esos momentos ociosos optan por los libros”.
Como recomendación final tanto para maestros como para padres de familia está recurrir a las narraciones orales cuando no se tiene un libro a mano. “Todos somos narradores orales, hay que aprovechar eso y hacer un mundo imaginario. Todos los padres y docentes tienen un cuento y pueden inventar cosas diferentes e incluir a los niños como protagonista.
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