Ella plasma sensibilidad en grabado, dibujo y joyas

La artista Sila Chanto Quesada junto a la cromoxilografía sobre pelón La bestia, de la serie “La reinvención de la bestia” (foto Anel Kenjekeeva).

Grabados de gran tamaño, delicadas piezas de joyería, esculturas de trocitos de madera y dibujos al carbón, sanguínea y tinta, reflejan su sensibilidad artística y su espíritu humanitario y luchador.

Sila Chanto Quesada tiene la virtud de poder manifestar la riqueza de su mundo interior mediante el uso de distintos medios expresivos.

La Sala del Cincuentenario de la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica alberga una exposición-homenaje a la artista, a la cual se han sumado sus colegas, maestros y compañeros de la Escuela de Artes Plásticas.

Sila y su sobrina Nico, de 10 años, han trabajado juntas los muñecos de madera que se exhiben en esta exposición (foto Rafael León).

Junto a sus obras figuran las de sus maestros Juan Luis Rodríguez, Rudy Espinoza, Alberto Murillo y Héctor Burke. Además de creaciones de los artistas Salomón Chaves, Carolina Córdoba, Marcia Salas, Grace Herrera, Orlando Guier, Ileana Moya, Sebastian Mello, Yula Cambronero, Ólger Arias, Luis Paulino Delgado, Rebeca Alpizar, Marianela Salgado, Verónica Navarro y Jorge Crespo.

Esta exposición fue inaugurada por los artistas Luis Paulino Delgado Jiménez, Juan Luis Rodríguez Sibaja, Carolina Córdoba Zamora y la directora de la Escuela de Estudios Generales, Mag. Ana Delia Ramírez Calderón.

Esta muestra artística en homenaje a Sila Chanto es auspiciada por la Sección de Extensión Cultural de la Vicerrectoría de Acción Social y permanecerá abierta hasta el 11 de octubre.

Sila junto al maestro Juan Luis Rodríguez y su sobrina Nico. Rodríguez, quien ha estado muy cerca de la artista, reconoció la coherencia en la vida y en la obra de Chanto (foto Anel Kenjekeeva).

Perdón y agradecimiento

Según dijo la artista, en un mensaje enviado por ella y leído por su amiga y grabadora Carolina Córdoba, "esta exposición me toma un poco por sorpresa, pues en realidad no me lo esperaba”.

En su nota denominada  “Perdón y agradecimiento”, la artista da las gracias al director de la Sección de Extensión Cultural, Euclides Hernández, al curador Luis Paulino Delgado, a los colaboradores y a todas  las personas que se sumaron al homenaje de reconocimiento por su trayectoria como artista.

En ella también manifiesta que, “aunque agradezco la atención hacia mi persona y mi carrera a través de este homenaje, sobre todo agradezco a la Energía Divina que me permite dar las gracias y a la vez  reconciliarme y perdonar a la institución donde me forjé como grabadora, y a los funcionarios que dificultaron mi paso por ella, pues durante muchos años resentí el poco apoyo de la Escuela de Artes Plásticas, y específicamente de algunos miembros de la Cátedra de Grabado”.

La artista entrelaza el hilo de alpaca en pequeños tejidos, al cual incorpora piedras semipreciosas (foto Rafael León).

Además señala que en esta exposición decidió dar un especial lugar a dos personas, dos amigas, una es Carolina Córdoba, “porque su presencia en mi vida me permite comprobar diariamente que la gente buena existe”, y la otra “es mi sobrina Nico Chanto, con quien entre muchas aventuras, experiencias personales y estéticas que se tornan terapéuticas y regeneradoras, trabajamos juntas en los muñecos de madera que están hoy en esta sala”.

En este sentido manifiesta que, “si bien el reconocimiento es por mi trabajo gráfico llevado al plano profesional del arte contemporáneo, tanto estos muñecos, como las piezas de alpaca de las urnas, están bañadas de una nueva energía, quizá hasta infantil. Si bien, me he despedido en parte de los grandes formatos, de los grandes esfuerzos, he vaciado los monstruos internos ya, para concentrarme en el puro divertimento de las pequeñas cosas, de las pequeñas y simples joyas de la materia del universo”.

“Pido perdón por mi ausencia en mi propio homenaje, pido perdón a quienes quizá, sin proponérmelo lastimé o le generé algún conflicto, borro todo vínculo emocional negativo, y les deseo a todos que sigan su viaje, cada vez más livianos de equipaje”, concluye la artista en su nota.

Los visitantes tienen la oportunidad de interactuar con las obras (Rafael León).

Maestra del grabado nacional

Para el curador de esta exposición, Luis Paulino Delgado Jiménez,  “Sila Chanto Quesada es investigadora por naturaleza, tenaz para superar las barreras más difíciles que el destino le ha deparado, así como el disfrutar de los halagos que ha recibido en su existencia”.

Agrega que “actualmente su espíritu investigativo le ha permitido expresarse en un nuevo medio artístico, la orfebrería y ha logrado piezas pequeñas pero grandes por su diseño plástico. Ha entrelazado el hilo de alpaca en pequeños tejidos, al cual ha incorpora piedras semipreciosas, lo que nos recuerda el tejido de Penélope, la esposa de Ulises, de la Ilíada de Homero, que al igual que la legendaria mujer griega le han permitido que el tiempo se detenga y de este modo superar con creces y con alegría la salud que hoy recupera”.

También expresa que “este es un sincero reconocimiento a la mujer luchadora, creadora por excelencia y humana, ejemplo para sus colegas contemporáneos y de las nuevas generaciones”.

Parte de las obras de los artistas que acompañan a Sila Chanto en esta exposición-homenaje (foto Rafael León).

Sila Chanto Quesada

La artista estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la UCR, donde obtuvo el bachillerato en Artes Plásticas con énfasis en grabado. También realizó estudios de maestría en Historia Aplicada con énfasis en Poder y Control Social, en la Universidad Nacional.

Sila ha realizado cerca de 70 exposiciones, tanto en forma individual como colectiva, en Costa Rica, Alemania, Dinamarca, Italia, República Dominicana, Francia, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, México, Honduras, Argentina, Nicaragua, Bulgaria, España, Estados Unidos, Cuba, Japón y Ecuador.

Además ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en el área de Artes Plásticas, en el 2002; el Premio Bienarte en el 2001 y el 2007; el Premio país mejor representado en la IV Bienal del Caribe en República Dominicana, en el 2001, y el Primer Lugar en el Primer Salón Universitario de Artes Plásticas, en 1997.