Educadora por vocación y convicción

Andrea Figueroa Loría fue distinguida recientemente como el mejor promedio general de la UCR del 2011 con una nota ponderada de 9,91 (foto Anel Kenjekeeva).

Una educadora esforzada, comprometida con su profesión y con sus metas claras.  Así se puede describir a Andrea Figueroa Loría, estudiante de la carrera de Educación Primaria de la Universidad de Costa Rica, quien recibirá este miércoles el Premio Rubén Darío 2012, como reconocimiento a su excelencia académica.

El Premio Rubén Darío, es un galardón que entrega anualmente el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) a los estudiantes destacados de sus universidades asociadas.  En esta séptima edición, se reconocerá la trayectoria de 19 universitarios en un acto especial que se celebrará en la Universidad Tecnológica de Panamá, Panamá.

La semana pasada, Andrea fue distinguida como el mejor promedio general de la UCR del 2011 con una nota ponderada de 9,91. Estas calificaciones son un producto de la dedicación y el gusto que esta joven de 23 años siente por su profesión.

“El ámbito de enseñar, podría decir, que me ha llamado la atención siempre… El saber enseñar, para mí, es un arte y algo que no todos pueden hacer. Eso es lo que más me llama la atención, buscar diversas maneras para lograr guiar a alguien, en mi caso, los niños, para que realmente vayan formando los conocimientos y comprendiéndolos”, dijo la universitaria.

La Universidad de Costa Rica le otorgó una medalla Andrea Figueroa, como parte del reconocimiento a su excelencia académica (foto Anel Kenjekeeva).

Andrea sabe que no se equivocó de carrera, pues disfruta el enseñar a niños y niñas y ver cómo se apropian de los nuevos conocimientos que van adquiriendo.

¿Y cuál es el secreto del éxito? Esta educadora considera que la organización y el compromiso con el estudio son muy importantes para triunfar y lograr equilibrar las responsabilidades académicas con otras actividades personales.

“Hay que ser muy responsable y hacer todo lo mejor posible, aunque se pasen noches sin dormir y se hagan grandes sacrificios. Yo disfruto de mi trabajo, del tiempo con mi familia, amigos y novio.  También algo que me llena de mucha satisfacción es el baile, para lo cual generalmente le dedico bastante tiempo, ya que formo parte de una escuela de baile, pero sin dejar de lado mis responsabilidades en el estudio y trabajo”.

La mayor motivación para esta estudiante de la Escuela de Formación Docente es sentir satisfacción por lo que hace y dar lo mejor de sí, más allá de los resultados.  Dentro de sus planes a largo plazo, Andrea no descarta continuar con una Maestría en Administración Educativa o estudiar una segunda carrera que complemente sus estudios en Educación Primaria.