Un Seminario–taller realizado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica la semana anterior, sirvió de marco para que arquitectos nacionales y extranjeros, funcionarios de gobiernos locales, los jerarcas del Ministerio de Vivienda y de otras instituciones gubernamentales, asociaciones comunales, estudiantes de Centroamérica y organizaciones no gubernamentales, pusieran en común las experiencias en el tema de vivienda y hábitat.
La creación de barrios para vivir y sentir, aunque parezca poético fue el tema que ocupó el auditorio, la sala de exposiciones y las aulas taller de la Escuela de Arquitectura así como el auditorio del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos del 30 de julio al 1 de agosto.
Una de las organizadoras de este Seminario–taller denominando Barrios para la gente. Políticas locales sobre vivienda y hábitat con enfoque de género y de gestión del riesgo en Centroamérica, la socióloga Laura Paniagua Arguedas durante la inauguración explicó que la construcción del conocimiento en este tema “se da en una íntima relación con la realidad”, porque los cambios no dependen de un solo actor.
Al respecto el Arq. Isaac Salgado Ramírez, del Grupo de Estudios Urbanos (GEU) de la Escuela de Arquitectura manifestó que esta actividad es una oportunidad para dar a conocer buenas prácticas y experiencias y a partir de eso tratar de generar modelos de gestión local para la construcción participativa del hábitat.
La tendencia actualmente, dijo Salgado, lo que hace es segregar a la población según su grupo social o condiciones socioeconómicas. La falta de interacción social que producen los condominios y las urbanizaciones está haciendo más visible la autoproducción de barrios que han ido conformando las personas que no tienen acceso a vivienda. Consideramos que “esas prácticas se pueden validar y replicar” añadió el arquitecto, refiriéndose a los asentamientos informales.
Acerca de este tema la Licda. Paniagua reconoció que también los barrios deben “aportar soluciones de los grandes problemas que nos aquejas, entre ellos la desigualdad, la destrucción ambiental y el riesgo de sufrir desastres”. Añadió que los barrios deben ser espacios que protegen la vida de los vecinos, los animales y las plantas.
Por esta razón los tres ejes temáticos en los que se concentró el seminario taller estaban relacionados con la experiencias de género, espacio y vivienda; la problematización sobre la vivienda, el hábitat inclusivo y la gestión del riesgo, así como las políticas locales participativas entre las que se expusieron algunas experiencias latinoamericanas.
Para ello estuvieron presenten como expositores algunos reconocidas personalidades de Brasil, Colombia, Argentina y Centroamérica. Entre ellos el arquitecto Antonio A. Veríssimo de la Prefectura de Río de Janeiro, Brasil quien ofreció una conferencia sobre Política de hábitat y vivienda en la Ciudad de Río de Janeiro: logros, lecciones y desafíos.
Las favelas, ejemplo de intervención
Durante la conferencia de prensa que ofreció Veríssimo habló de la historia de la favelas en su ciudad y de la transformación que han ido teniendo hasta llegar a integrarlas. Recordó que las favelas o barrios marginales desde finales del siglo XIX son una respuesta de la población de Río que no contaba con recursos para adquirir una vivienda. Ya para el año 1948 el 10% de la población de esta ciudad costera vivía en favelas y al principio la política era erradicarlas porque quedaron aisladas de la ciudad; sin embargo, añadió Veríssimo, desde los años 80 el gobierno brasileño ha invertido en el mejoramiento de la favelas, han contratado arquitectos para transformar los asentamientos informales en barrios y les han instalado equipamiento público.
Actualmente, dijo el arquitecto brasileño, se realizan inversiones para la producción de nuevas viviendas en otras regiones como una solución a las nuevas necesidades habitacionales en Río de Janeiro.
Por su parte, el Arq. Salgado dijo que en la transformación de los barrios para la gente deben respetar la historia de sus habitantes y del entorno en el que se encuentran y que a su vez el barrio en sí no violente el entorno natural.
Añadió que los proyectos de vivienda de interés social muchas veces provocan la protesta de los habitantes de los alrededores, en ese sentido es importante que se respeten las costumbres de las personas que ya vivían en ese espacio y que los nuevos vecinos “aprendan a articularse con el tejido urbano que ya existía en ese lugar”.
También considera que los barrios para gente deben ser sensibles a las necesidades de la vida cotidiana, de manera que la vivienda, el entorno y el barrio debe ayudar al proceso de cuido de los niños y niñas y el acceso y la esparción de las personas adultas mayores.
Por esa razón afirmó que dado que en los barrios populares hay mucha dinámica social, un modelo de gestión local debería incluir este concepto.
Recalcó que “no podemos seguir pensando que la casa temporal para emergencia es una solución, porque en nuestros países lo temporal se convierte en permanente” y eso no es adecuado y contradice el concepto de barrios para la gente.
Viviendas inadecuadas o trampas de pobreza
La Arq. Olga Lucía Ceballos Ramos del Instituto Javeriano de Vivienda y Urbanismo de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, en Colombia fue otra de las expertas que participó en el Seminario–taller con la conferencia La calidad de la vivienda social en la política de subsidio a la demanda en Colombia.
Durante la conferencia de prensa adelantó que algunos de los problema más agudos que se generan en Bogotá con los barrios marginales son su localización en zonas de riesgo, la falta de comunicación con el resto de la ciudad y la carencia de condiciones adecuadas de habitabilidad de algunas casas, sobre todo cuando son transformadas para hacerlas más grandes.
Comentó la Arq Ceballos que la vivienda social en Colombia tiene un valor de 40 mil dólares, y como el subsidio del Estado no es total, los propietarios deben solicitar un crédito hipotecario, pero como los más pobres no tienen acceso a crédito, esto ha generado la proliferación de barrios informales, en algunas ciudades, estos asentamientos constituyen el 60% de las casas.
“Lo que nos preocupa es que el ejercicio profesional nos ha enseñado que hacer vivienda para los más pobres es hacer la misma vivienda para los no pobres, pero más pequeña” y sin considerar condiciones específicas de los hogares que las van a habitar y solo tomando en cuenta las condiciones de rentabilidad que deben generar los proyectos de vivienda, criticó la arquitecta.
Tenemos una situación preocupante dijo Ceballo, entregar una vivienda no siempre es una solución. “Hemos llegado a la conclusión de que la vivienda en propiedad es una trampa de pobreza porque significa para sus residentes el asumir una serie de obligaciones como el pago del crédito hipotecario, impuestos, servicios públicos y esto los lleva a una situación de empobrecimiento que no les permite avanzar, incluso muchas veces esa vivienda se pierde”.
Otro aspecto que resaltó la especialista colombiana es que en las ciudades los conglomerados de apartamentos están generando problemas complejos de convivencia por alta densidad. Al respecto comentó que las malas condiciones de habitabilidad provocan el deterioro de la salud física y mental de las personas.
“Más allá de un funcionamiento del sector de la construcción y de una economía eficiente, necesitamos trascender y no solamente se trata que al país le vaya bien, sino que al conjunto de la sociedad le vaya bien” concluyó Ceballos.
Además de la presentación de ponencias sobre tópicos de los tres ejes temáticos del Seminario taller especialistas como Jaime Erazo Espinosa de Ecuador ofreció la conferencia Gente que está, barrios que cuentan; Lilly Caballero de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras desarrolló el tema El concepto de ladera urbana y la gestión del riesgo y Eduardo Reese de la Universidad Nacional del General Sarmiento de Argentina habló de las Políticas e instrumentos locales de gestión del suelo.
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