¿Quién en Guanacaste no se ha despertado con el fuerte aullar de algún mono congo? Cuando estos monos, zorros pelones, comadrejas y ardillas pasan entre las copas de los árboles en busca de comida o refugio, poco nos imaginamos las dificultades que tienen que enfrentar para sobrevivir en medio del acelerado crecimiento urbano.
Preocupados por esta situación y con el fin de conservar la vida de estos animales silvestres de la península de Nicoya, la Universidad de Costa Rica (UCR) y Coopeguanacaste, R.L. firmaron un convenio para iniciar una investigación sobre los lugares en los que las líneas eléctricas, propiedad de esta organización, puedan impactar el tránsito de la fauna silvestre.
El estudio permitirá tomar en cuenta el mapa de ubicación de las poblaciones de animales en el diseño de los proyectos eléctricos de Coopeguanacaste. Asimismo, se podrán realizar labores de prevención en la infraestructura eléctrica existente.
La investigación será realizada por la Escuela de Biología de la UCR, con la colaboración del Programa de Voluntariado y contará con el apoyo logístico y económico de Coopeguanacaste. Además, incluirá aspectos sobre genética y salud ecosistémica.
El director de dicha escuela, Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta, expresó que la UCR cumple de esta manera con su compromiso con el desarrollo del país, particularmente el desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza y la conservación de la biodiversidad, en alianza con la empresa privada y grupos organizados de la comunidad.
Por su parte, Miguel Gómez Corea, gerente general de Coopeguanacaste, resaltó la importancia del convenio al considerar que es una oportunidad para ampliar el impacto positivo que las medidas impulsadas por la Cooperativa, la UCR y la comunidad han venido generando.
Conjuntamente con la Asociación Salvémonos, que trabaja a favor de la protección de los monos en Tamarindo, la UCR realizó investigaciones sobre el comportamiento de tropas de monos que estaban en peligro de electrocución en esa zona.
Estos esfuerzos permitieron el desarrollo de un primer estudio, del 2009 al 2010, en 66,4 hectáreas, en cinco parches boscosos.
Solo en cuatro parches se encontraron tropas. En el 2009 se contabilizaron 123 individuos agrupados en nueve tropas, mientras que en el 2010 se identificaron 125 individuos en 11 tropas.
Elena Echandi, estudiante de la Maestría de Desarrollo Sostenible de la UCR e integrante de Salvémonos, investigó la afectación de la fauna silvestre de la zona de Tamarindo por actividades causadas por los seres humanos y una de estas es la electrocución por la presencia del cableado eléctrico.
Además, Echandi logró conocer mejor los hábitos de las poblaciones animales de congos (Alouatta palliata) y esta información le sirvió a Coopeguanacaste, a Salvémonos, así como a empresarios y organizaciones de la comunidad identificar sitios donde era necesaria la colocación de puentes entre el tendido eléctrico. También se adoptaron otras medidas con las cuales se redujo la electrocución de animales.
La cooperativa tomó la decisión de extender esta iniciativa a otras zonas de la península de Nicoya en donde brinda servicio eléctrico, en vista de los buenos resultados que se obtuvieron en Tamarindo.
Resultados
Según Echandi, se ha logrado reducir de forma considerable la incidencia de muertes y electrocuciones. “Los animales utilizan los puentes-mono en lugar de los cables.
Paralelamente, se aplican medidas como la poda para evitar el paso de los animales arborícolas en zonas peligrosas, en donde las ramas comunicaban a los animales hacia los cables. “La poda y los conos los obliga a utilizar rutas más seguras”, detalló.
El Dr. Gilberth Cavallini Pazzami, veterinario radicado en la zona y quien ha atendido a gran cantidad de monos electrocutados, coincidió en que han disminuido las electrocuciones en los últimos dos años.
“Ahora llegan a la clínica de uno a dos monos congos electrocutados al mes y antes atendía de seis a ocho monos”, manifestó.
Echandi también comentó que aparte de la reducción en la mortalidad de los monos, se ha logrado volver a ver animales en zonas de donde habían desaparecido.
“Gracias a los puentes se ha establecido la comunicación entre parches boscosos, por lo que en algunas zonas en donde hace muchos años había monos y en años recientes se dejaron de ver, han vuelto a aparecer, lo que es una gran alegría”, dijo.
El convenio tendrá una duración de cinco años. El estudio se empezará en Playa Potrero, sitio con una alta incidencia de averías eléctricas debido a accidentes con animales silvestres, explicó Pilar Campos, Gestora Ambiental de la cooperativa.
Desde el 2010, Coopeguanacaste ha colocado más de 100 pasos para fauna silvestre en toda la península de Nicoya.
Los pasos son estructuras aéreas que se fabrican con mecate y se colocan para que los animales puedan desplazarse de un punto a otro sin tener que utilizar los cables eléctricos.
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