Concluir una carrera universitaria favorece las posibilidades de encontrar un trabajo en el mercado laboral y por ende contar con los medios para subsistir en una sociedad cada vez más excluyente y caracterizada por la inequidad.
Así se desprende del estudio realizado y presentado recientemente por el Observatorio Laboral de Profesiones (OLAP), que pertenece al Consejo Nacional de Rectores (Conare) y cuyo título es Seguimiento de la condición laboral de personas graduadas 2000-2007 de las universidades costarricenses.
En este trabajo se incluyó a personas graduadas de bachillerato y licenciatura en universidades públicas y privadas durante el periodo comprendido entre los años 2000 y 2007, además de cubrir un total de 96 carreras universitarias.
En cuanto a la relación educación-trabajo, apenas dos de cada 100 personas con una carrera universitaria están desempleadas, cifra similar a la publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el cual ubica este indicador en siete de cada 100 graduados universitarios, de ahí que se ve reforzada la idea de que tener un diploma universitario favorece las posibilidades de encontrar un trabajo en el mercado laboral.
Asimismo, de las 96 carreras que abarcó este estudio 28 muestran un indicador de empleo del 100%, 58 disciplinas tienen porcentajes de entre 98% y 100%, las restantes tienen porcentajes de desempleo superiores al 5% el cual es considerado como alto.
Educación y pobreza
Otra de las conclusiones a las que se pudo llegar comparando este estudio con otras investigaciones es que resulta interesante que los cantones del país que presentan mayores tasas de personas graduadas como Montes de Oca, San Pablo, Belén, Moravia, Santo Domingo, San Isidro y Flores, por citar algunos, también están dentro de los cantones con mejor desarrollo humano según el Atlas de Desarrollo Humano Cantonal del 2011 publicado en conjunto por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Por el contrario, los cantones con menores tasas de personas graduadas como Guatuso, León Cortés, Matina, Talamanca, Alajuelita, Sarapiquí y Los Chiles también figuran entre los de más bajos índices de desarrollo humano, estas dos variables muestran el poder que tiene la conclusión de la educación universitaria en la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Según este análisis del OLAP del total de 146,325 personas graduadas entre el 2000 y el 2007, el 63% son mujeres y 37% hombres, cifras similares a lo que acontece en otros países. Asimismo, un 57% de los graduados tienen edades inferiores a los 35 años y el 9% tiene 50 años o más, mientras que la edad promedio es de 36 años.
Destaca el dato de que la mayoría de las personas graduadas provienen de colegios públicos en la modalidad de jornada diurna, con el 79% del total de graduados, mientras que los que proceden de instituciones semioficiales y privadas suman el restante 21%.
Dentro de las características propiamente académicas, el 49% de los encuestados dijo estar completamente satisfechos con la universidad en la que se graduó y el 61% afirmó estar completamente satisfecho con la carrera.
Reacción oficial
Este estudio fue presentado en conferencia de prensa el 30 de abril en el hotel Crowne Plaza Corobicí, por la rectora de la Universidad Nacional (UNA), M.Sc. Sandra León Coto; el rector de la Universidad Estatal a Distancia (UNED); M.Sc. Luis Guillermo Carpio Malavassi; el rector del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), Dr. Julio Calvo Alvarado; y la M.Sc. Ilse Gutiérrez Coto, quien forma parte del grupo de analistas del OLAP.
Como presidenta del Conare, la M.Sc. Sandra León señaló que las universidades públicas han estrechado lazos con otras instituciones para lograr que cada vez más jóvenes tengan la oportunidad de maximizar sus conocimientos.
“En los últimos años se ha hecho un trabajo articulado con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) para que sus estudiantes puedan seguir carreras universitarias, además de aprovechar su infraestructura para impartir cursos en conjunto en beneficio incluso de comunidades alejadas”, acotó.
La Rectora de la UNA dijo además que los estudiantes con tres años de universidad ya deberían tener sus primeras experiencias laborales con el propósito de ayudar a forjar carreras profesionales sólidas, “lo ideal es que las facilidades para obtener una beca crezcan y así ayudar a los jóvenes en su desarrollo”.
Finalmente, la M.Sc. Sandra León declaró que la necesidad de una oferta académica amplia para todos los sectores de la sociedad es fundamental y que los sistemas de becas ayudan al estudiante a poder enfocarse 100% en sus estudios.
“La oferta académica para personas que necesitan trabajar es prioridad para nosotros … tenemos que saber responder ante esta realidad, de ahí que necesitamos más recursos para ampliar las becas y la matrícula”, concluyó la Rectora.
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