“Cádiz fue un sueño, una utopía que nos acercó al debate y a las paradojas” así resumió el Dr. Juan Marchena Fernández, historiador e investigador de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España, el significado de las Cortes de Cádiz en su disertación respecto de la conmemoración de los 200 años de su promulgación.
La conferencia forma parte de una serie de charlas organizadas por el Decanato de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica, durante el mes de marzo.
La perspectiva del Dr. Marchena sobre Cádiz incluyó un detallado recorrido histórico por la coyuntura de España y de las tierras del nuevo mundo en América para el año 1812.
Según Marchena, sus investigaciones sobre Cádiz le permiten señalar que esta Constitución fue un hecho producto de la explosión de un sistema monárquico que estaba en crisis, de un desmoronamiento de los cimientos de un régimen decadente, con un endeudamiento gigantesco del reino español.
Para este historiador la Constitución de Cádiz debe ser vista como un intento de transformación de esa sociedad española sumida en un ambiente de subversión a causa de la dimisión del rey Carlos IV, y de la entrega del poder a los franceses para que administraran España, pero que dos años después son depuestos y asume el reino Fernando VII, quien de inmediato derogó la constitución de Cádiz y retomó los territorios en América.
Es precisamente la anulación de la Constitución de Cádiz lo que marca el nacimiento de la lucha por la independencia de estos pueblos frente a la opresión de la monarquía española, la cual envía a los territorios del nuevo mundo un ejército de reconquista, enfatizó Marchena.
Destacó el historiador que para analizar correctamente el valor de lo que se hizo en Cádiz debe dejarse de lado la trascendencia política que se le imprimió posteriormente. Se trató de una constitución que señalaba quienes quedaban incluidos y quienes excluidos de sus alcances; no incluía por ejemplo a indígenas ni a esclavos; los representantes americanos no fueron oídos del todo, no tuvieron una representación real.
Resaltó Marchena que lo que se hizo en Cádiz tuvo poca, o ninguna trascendencia fuera de España. Los textos de Cádiz sí llegaron a América, pero eran inaplicables en manos de virreyes que se oponían a la constitucionalidad.
De la Constitución de Cádiz lo que es inobjetable y meritorio es que encendió la chispa de la batalla por la libertad de los pueblos de América, concluyó el Dr. Marchena.