Un entorno publicitario que incita al consumo, hábitos familiares inapropiados y la falta de políticas públicas, forman parte de la lista de causas de la mala alimentación infantil, que propusieron varios expertos en salud, tras analizar el fenómeno de incremento de enfermedades crónicas a edades tempranas.
En la mesa redonda “alimentación infantil saludable: un derecho que nos compete a todas y todos”, el Dr. Freddy Ulate Mora, especialista en Pediatría de la CCSS en conjunto con la Mag. Emilce Ulate Castro y la Dra. Xinia Fernández Rojas, ambas de la Escuela de Nutrición de la UCR; llegaron a la conclusión de que padecimientos como la obesidad y la diabetes están reduciendo la expectativa y la calidad de vida de la población costarricense joven.
Según la Dra. Xinia Fernández, el fenómeno del sobrepeso no sólo afecta a la población adulta sino cada vez más a los infantes y a otras poblaciones vulnerables como las mujeres.
“Es alarmante ver que la cifra de personas obesas en el mundo ronda los 502 millones, pero es aún más alarmante saber que más de la mitad de ellas, alrededor de 297 millones son mujeres” agregó Fernández.
Desde la perspectiva de Fernández, la reducción de los espacios públicos y el desarrollo de los juegos electrónicos aunados a la falta de políticas de prevención, agudizan el incremento de la obesidad y de otras enfermedades crónicas en nuestro país.
Para el Dr. Freddy Ulate, el cambio en los malos hábitos alimenticios de los niños y niñas y de la población en general debe ser resuelto mediante políticas que reconozcan que los ambientes “obesigénicos” son una violación al derecho a la vida.
A pesar de plantear la regulación pública como manera de frenar los malos hábitos de consumo alimenticio de los costarricenses, la Dra. Emilce Ulate, aseguró que además de las políticas públicas es necesario que la sociedad entienda que esta responsabilidad es compartida y recae también en otras instituciones como la familia y la educación.
Al final de la actividad, los tres opositores coincidieron en que los malos hábitos alimenticios no solo deterioran la salud mundial, sino que también afectan la economía de los países en vías del desarrollo, al tener estos que invertir billones en tratamientos paliativos.