El e-learning, una modalidad de enseñanza y aprendizaje donde se explotan diferentes medios y dispositivos electrónicos para facilitar la educación y la formación, puede ser una oportunidad para mejorar la calidad de la educación superior. El potencial de esta modalidad, va a depender de la estrategia que cada universidad adopte en su diseño educativo.
Esta fue una de las principales conclusiones que compartió el director del E-Learn Center de la Universidad Abierta de Cataluña, Dr. Albert Sangrà Morer, quien visitó recientemente la Universidad de Costa Rica invitado por la Vicerrectoría de Docencia y Red Institucional de Formación y Evaluación Docente (RIFED). El Dr. Sangrà es experto en la aplicación de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en educación a distancia y educación abierta, además es consultor de proyectos de formación virtual en Europa, Asia y América.
De acuerdo con el especialista, actualmente se espera que las universidades incrementen el nivel educativo de sus países a un bajo costo, mientras existen limitaciones de infraestructura por la creciente demanda de estudios superiores. A esto se le suma la necesidad de incluir tecnologías en las aulas.
El e-learning se presenta como una oportunidad para fortalecer la labor docente y mejorar la formación de los estudiantes universitarios, siempre y cuando haya un objetivo claro cuando adopten las TIC y se diseñe un modelo educativo acorde a las necesidades. Esta modalidad de enseñanza y aprendizaje se apoya en cuatro pilares fundamentales: la personalización, la interacción y la interactividad, la cooperación y la flexibilidad.
La personalización consiste en que se desarrolla un modelo que toma en cuenta la individualidad de cada universitario y su contexto sociocultural particular. En la interacción e interactividad, se busca que los estudiantes se sientan parte de una comunidad virtual de aprendizaje donde no están aislados, por eso, también se toma en cuenta la cooperación, pues las personas aprenden en ambientes colaborativos. Además, el sistema virtual busca ser flexible con los estilos de aprendizaje y los horarios de productividad de los usuarios.
“El e-learning tiene efectos positivos en nuestras sociedades más próximas”, afirmó el Dr. Sangrà para referirse a que la modalidad colabora con la alfabetización digital y el uso de instrumentos digitales e internet, además de que se desarrolla una “industria de conocimiento” cuando se generan materiales y recursos.
El especialista fue enfático en que si bien el uso de tecnologías favorece el acceso a la información, mientras se usen metodologías clásicas de enseñanza no habrá una innovación real en la educación. Se debe promover la construcción de contenidos, ya que la información no es sinónimo de conocimiento.
El Dr. Sangrà también aclaró que el e-learning no se puede considerar mejor o peor que la modalidad presencial en las aulas, pues perfectamente pueden coexistir ambos modelos en una universidad donde se han adoptado plataformas virtuales para la enseñanza y a la vez, se imparten cursos presenciales. Una vez más, la decisión de adoptar un modelo educativo por encima de otro va a depender del diseño curricular que considere pertinente cada universidad.
“Desarrollar un modelo de e-learning no significa simplemente poner unos materiales y un correo electrónico en un espacio y dejar que los estudiantes hagan solos las cosas. Significa considerar aquel espacio que está en la red, en el ciberespacio, una comunidad propiamente dicha donde suceden las mismas cosas que suceden afuera”, afirmó el Dr. Sangrà.
El e-learning implica universidades más estratégicas
Según explicó el Dr. Sangrà muchas universidades buscan en adoptar modelos de e-learning porque desean incrementar el acceso de diferentes personas a la formación universitaria, además de mejorar la calidad educativa. Sin embargo, si no se tiene un objetivo claro y se conocen las propias necesidades educativas, se puede caer en el error de suponer que el e-learning reducirá costos o que es una “urgencia” para no perder competitividad con respecto a otras universidades que ya introdujeron el uso de tecnologías.
“Seguir haciendo lo que hacíamos, pero con tecnologías, es muchísimo más caro. Lo importante es plantearse nuevas maneras de hacer las cosas que permitan efectivamente un ahorro de los gastos, pero que a la vez con este ahorro se esté incrementando la calidad”, dijo el especialista.
Por eso el experto considera que la planificación es clave. Un diseño educativo debe tomar en cuenta la tecnología, la organización y la pedagogía como si fueran un triángulo donde cada arista es indispensable y está unida por una estrategia, la sostenibilidad y la efectividad. También es necesario generar un diseño de gestión que tome en cuenta los recursos requeridos, cómo se va a tener el acceso virtual y la interacción entre los miembros de la comunidad de aprendizaje.
Al diseñar un curso bajo modalidad de e-learning, los contenidos de un curso se vuelven un recurso auxiliar para desarrollar actividades que les permitan a los futuros profesionales adquirir competencias con los recursos más adecuados. Por lo tanto, los profesores actúan como una guía para los estudiantes, además de que brindan el criterio necesario para el uso de contenidos según las diferentes situaciones de aprendizaje que se presenten.
“El e-learning no nos va a amenazar ni como institución ni como docentes. En cualquier caso, es una gran oportunidad para mejorar en nuestra práctica docente”, dijo el experto.
El e-learning está permitiendo que los estudiantes se desarrollen dentro de “ecologías para el aprendizaje”, pues las tecnologías amplían el contexto educativo de los estudiantes, por lo tanto, se tiene mayor acceso a insumos que permitan generar conocimiento.
Para finalizar su exposición, el Dr. Sangrà mencionó que es importante que se compartan las experiencias de e-learning dentro de una misma universidad, así como con otros centros de educación que han adoptado el modelo para innovar a futuro.
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