El 7 de octubre de 2007, Costa Rica fue a las urnas en un histórico referéndum para responder a la pregunta: “¿Aprueba usted el Tratado de Libre Comercio República Dominicana, Centroamérica-Estados Unidos?” La mayoría eligió como respuesta el SÍ, aunque la tendencia del NO obtuvo un resultado cercano.
Cinco años después, el referéndum se puede calificar como un hecho que fortaleció la democracia costarricense con la participación ciudadana, pero a la vez, evidenció vicios que debilitan el mismo sistema democrático. Esta fue una de las principales conclusiones de la mesa redonda Proceso de referéndum: lecciones aprendidas, organizada recientemente por la Cátedra Rodrigo Carazo Odio que coordina el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP).
Según explicó el ex diputado (2002-2006), Dr. Rodrigo Alberto Carazo Zeledón, la figura del referéndum existía para discusión en la Asamblea Legislativa desde 1990, pero fue hasta el año 2000 cuando el tema volvió a tomar relevancia en el plenario. Como resultado, la reforma constitucional para incluir el referéndum se promulgó en el año 2002, mientras que la ley que lo regula se dictó en el 2006.
El politólogo y académico Dr. Gerardo Hernández Naranjo, calificó el referéndum como un instrumento de democracia directa que complementa la democracia representativa, por lo tanto, se puede considerar “una innovación institucional en el actual sistema político costarricense”. En un análisis retrospectivo, el Dr. Hernández apuntó que lograr un referéndum fue un hecho histórico.
“Por primera vez un objeto de decisión política tuvo que pasar por todas las instancias de decisión establecidas en nuestro sistema jurídico”, explicó el académico. El TLC empezó en el Poder Ejecutivo con un equipo de negociación. Luego, el proyecto pasó a discusión a la Asamblea Legislativa y posteriormente al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) para decidir la convocatoria a un referéndum. Además, el TLC tuvo que pasar por la Sala Constitucional para ser analizado.
Finalmente, el TLC fue objeto de decisión de la ciudadanía, a través de un referéndum. Este mecanismo permitió potenciar la participación ciudadana en un tema de relevancia nacional que pudo haber sido discutido y decidido sólo por los gobernantes.
“Fue la participación, la vigilancia y la crítica de organizaciones sociales y de la ciudadanía, así como de algunos partidos políticos, lo que permitió el debate, la información, la pausa constructiva y finalmente la realización del referéndum como espacio amplio de participación de la ciudadanía en la discusión de un asunto tan relevante”.
Según el Dr. Hernández, el referéndum enriqueció la diversidad democrática, sin embargo, también evidenció que en Costa Rica existen vicios que atentan contra la misma democracia, como el clientelismo, la intolerancia, las prácticas propagandísticas inadecuadas y estrategias de miedo para capturar votos.
El politólogo comentó que una de las lecciones que deja el referéndum es que es un instrumento de decisión popular útil para temas nacionales decisivos, aunque todavía es necesario ajustarlo para que cumpla a cabalidad su objetivo.
“Falta todavía mucho que desarrollar en ese instrumento en términos de las condiciones de competencia, el papel del gobierno, la transparencia del financiamiento y los medios de comunicación y la posibilidad de dictarle o no a la ciudadanía la información para poder decidir”, dijo el politólogo.
Para la socióloga e investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Dra. Ciska Raventós Vorst, destacó que una de las lecciones del referéndum fue la capacidad de organización de la ciudadanía.
“Lo más novedoso del referéndum tuvo que ver con la capacidad de movilización electoral, a través de la creación de los comités patrióticos”. Según el análisis de la Dra. Raventós, el antecedente más importante de los movimientos del referéndum fueron las manifestaciones por el “Combo del ICE” en el año 2000. En ambas movilizaciones, se presentaba “la defensa de lo público como lo común, frente a la apropiación privada”.
La Dra. Raventós explicó que los comités patrióticos de oposición al TLC, surgieron como una forma de organización novedosa debido la ausencia de financiamientos que impedía hacer una campaña tradicional. Los comités agruparon a activistas que provenían de diferentes organizaciones sociales con diversas ideologías, que tenían como fin común que ganara el NO al referéndum. Estas agrupaciones también abrieron la oportunidad de participación a personas que nunca se habían involucrado en la política.
De acuerdo con la socióloga, los comités patrióticos permitieron que las personas se aliaran y solidarizaran en una lucha. Los resultados del trabajo fueron la búsqueda de financiamiento, la divulgación de información boca a boca, la fiscalización del proceso electoral y la creación de diferentes expresiones artísticas.
Pese a la gran organización, después del referéndum los comités patrióticos no pudieron consolidarse como un movimiento nacional permanente. Entre las razones que destacó la Dra. Raventós para que esto ocurriera, fueron las diferencias a lo interno del mismo movimiento para adoptar posiciones, el protagonismo de algunos dirigentes y la falta de confianza.
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