Universidad de Costa Rica
La adecuada gestión de cadáveres durante un desastre fue el tema de discusión del foro que organizó recientemente Preventec, con la participación de autoridades universitarias y personal de la Cruz Roja, el Cuerpo de Bomberos y el Poder Judicial.
La Dra. Emily Solano González, patóloga forense del Poder Judicial explicó el protocolo establecido para desastres en relación con el trabajo que le corresponde realizar a esta institución.
Luego de que los equipos de apoyo realizan el procedimiento de rescate, los agentes judiciales deben tomar fotografías y recoger indicios para agilizar el reconocimiento de los cuerpos. La extracción de las víctimas también conlleva un procedimiento específico para no perder evidencia que ayude posteriormente. Así mismo la conservación de los cadáveres en lugares adecuados y a bajas temperaturas ayudarán a que el examen por parte de los patólogos sea más preciso.
Otro aspecto muy importante que se debe tomar en cuenta en este tipo de casos es la recolección de información por parte de los familiares como fotografías, descripción de cicatrices, marcas y vestimenta y el lugar donde estaban al momento del suceso.
Todo este protocolo está orientado a que la identificación de las víctimas mortales durante un desastre sea lo más ágil posible y los cuerpos se puedan entregar a los familiares para que procedan con los rituales de entierro, según expresó la Dra. Solano.
El Dr. Diego García Silva, del Cuerpo de Bomberos explicó que para los equipos de primera respuesta, la prioridad en una situación de desastre se centra en la atención inmediata de sobrevivientes y heridos y luego en otra etapa de la emergencia, se desarrolla el manejo y disposición de cuerpos.
Por su parte, el Cap. Luis Ángel Jiménez Cárcamo, de la Cruz Roja Costarricense afirmó que el enfoque de atención que utilizan, está basado en principios fundamentales como la humanidad, es decir, prevenir y aliviar el sufrimiento humano.
Así mismo manifestó que cada paso y fase de la labor que se realiza en este tipo de casos requiere del trabajo en equipo de diferentes autoridades e instituciones.
Además agregó que el apoyo psicosocial debe adaptarse a las necesidades y al contexto de los lugares afectados por el desastre.
Para ejemplificar el tema, los especialistas se refirieron al caso del terremoto de Cinchona, que sucedió el 8 de enero de 2009 y en el que fallecieron 23 personas y la avalancha en Calle Lajas de noviembre de 2010, donde hubo 24 víctimas mortales.
Para el caso de Cinchona, las autoridades instalaron una morgue auxiliar en la escuela de San Miguel de Sarapiquí pues contaba con ciertas características específicas para poder realizar el trabajo forense. El traslado de los cuerpos a este lugar agilizó la labor de identificación y entrega de víctimas a los familiares.
Los especialistas coincidieron en que ante los desastres, aunque existen los protocolos establecidos, cada acontecimiento presenta dificultades diferentes que tienen que enfrentarse al momento de la emergencia.
