Estudios realizados por el Centro de Investigaciones en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) confirman las grandes riquezas biológicas que existen en el Golfo Dulce de la Península de Osa y previenen a los pobladores de Puerto Jiménez sobre el impacto ambiental de megaproyectos.
Gracias a estos estudios y al trabajo de articulación que realiza el programa Kioscos ambientales de la UCR en esta zona, la comunidad se organiza y crece la oposición hacia el desarrollo del proyecto de la Marina Bahía Cocodrilo.
El proyecto Crocodile Bay Resort & Marina que se ubicaría en Puerto Jiménez contempla atracaderos para 100 a 139 vehículos livianos y entre 254 y 259 botes. Para su construcción, deberá realizarse un relleno en el fondo marino de unos 50 mil metros cúbicos de material y un rompeolas de 600 metros. Además incluye un hotel, complejo comercial y dos proyectos habitacionales asociados.
Todo esto preocupa los científicos, conservacionistas y pobladores de la zona, pues este proyecto, que ya cuenta con el aval de viabilidad ambiental de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) y de la Comisión Interinstitucional de Marinas y Atracaderos Turísticos (CIMAT), podría afectar gravemente el ecosistema y traer consecuencias negativas a la población.
Golfo dulce es vida
Los investigadores consideran que el proyecto tendría un alto impacto ambiental en este sitio, considerado uno de los dos puntos calientes de diversidad marino costera que tiene el país, donde habitan 1.022 especies marinas.
El Dr. Álvaro Morales, Director del CIMAR, explicó que el Reglamento general de procedimientos para la evaluación de impacto, califica este tipo de actividades como tipo A, es decir, de alto impacto ambiental. No obstante, señaló que el país no cuenta con instrumentos adecuados para medir los índices de sensibilidad ambiental para las zonas costeras. Tampoco hay evaluaciones integrales de las presiones ambientales cuando se desarrollan proyectos de marinas.
En su opinión, la construcción de la marina dañaría los manglares en Puntarenitas, los cuales tienen una gran importancia pues son lugares de crianza de especies de valor comercial, liberan oxígeno, sirven como barrera física ante tormentas y oleaje. Por eso, se considera que estos manglares prestan un servicio ecosistémico valorado en $20 mil por cada hectárea al año.
Una reciente investigación llevada a cabo por el CIMAR y del Undersea Hunter Group, en mayo del 2012 permitió conocer la biodiversidad que existe en el fondo del golfo a más de 205 metros de profundidad donde prácticamente no existe oxígeno. Aun así los científicos encontraron especies de peces como la corvina, mantarayas, serpientes y corales basálticos llenos de vida.
La Dra. Helena Molina, quien dirigió la expedición y ha investigado el golfo por varios años, aseguró que esta zona posee grandes riquezas, pues provee de recursos pesqueros a los lugareños, tiene presencia de grandes cetáceos como ballenas y tiburones martillo, así como tortugas. Además se ha encontrado en sus aguas dulces especies de peces endémicas y una serpiente marina única por su coloración amarilla.
Soluciones para la comunidad
La joven Carolina Funes, miembro de la Asociación de Desarrollo Integral de Puerto Jiménez, explicó que Puerto Jiménez es un pueblo pequeño con poco desarrollo donde la gente depende principalmente del turismo y la pesca. Por lo tanto, cuando los desarrolladores de proyectos ofrecen las personas trabajo ellos se olvidan del ambiente.
Carolina mostró su preocupación por que “ellos (los desarrolladores) dicen que nada de esto va a impactar el ecosistema”, sin embargo se teme que la construcción de la marina afecte el suministro de agua de la población, pues actualmente existe desabastecimiento para casas de habitación. No obstante, dijo Funes, este proyecto ya tiene aprobado tres pozos de agua y han solicitado cuatro más.
El Dr. Álvaro Morales, opina que el país debe aposar hacia un modelo de gestión integrada de la zona marino costera, pues es imprescindible una nueva forma de desarrollo que tome en cuenta las comunidades costeras, para que ellas mismas gestionen sus recursos y capacidades. Por eso se preguntó si actualmente ¿Necesitamos un desarrollo de marinas de estas dimensiones para nuestro pacífico?.
Opinión pública
El pasado 22 de setiembre los investigadores del CIMAR, el Dr. Álvaro Morales y la Dra. Helena Molina presentaron los resultados de sus investigaciones y posibles impactos socio ambientales de este tipo de proyectos, en un foro organizado por la Asociación de Desarrollo Integral de Puerto Jiménez. Allí también estuvo presente Marielos Villalobos, Coordinadora de la Comisión Ambiental.
La estudiante de biología Ana Baetriz Hernández, del TCU Kioscos ambientales, informó que, a dicha reunión que se realizó en el salón comunal de la localidad, asistieron unas 150 personas de la comunidad, entre los que se contaban opositores y personas a favor de la marina.
Así mismo, el 25 de setiembre en la Sede Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica se llevó a cabo otro foro titulado “Impactos socio ambientales de la marina en Osa” organizado por el programa Kioscos ambientales, donde los expertos expusieron el tema a estudiantes, activistas y público general. El foro también contó con la participación de personas de la comunidad de Puerto Jiménez, que aportaron su perspectiva sobre el tema.
El próximo domingo 30 de setiembre a las 11:00 am, en el Salón Comunal de Puerto Jiménez se realizará otro foro, pero esta vez convocado por los simpatizantes del proyecto Crocodile Bay Resort & Marina.
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