¿Cuál es la situación actual de Costa Rica en materia de prevención de desastres? Esta fue tan sólo una de las interrogantes a las cuales expertos de distintas ramas dieron respuesta en el Foro: “Terremoto en Japón, un evento local con efectos Globales”.
El Dr. Mario Fernández de la Escuela de Geografía, Marcos Adamson de Preventec; Iván Araya de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y el Dr. Alfonso Salazar de la Escuela de Física y director del Centro de de Investigaciones en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (Cicanum) de la UCR, analizaron las repercusiones sociales, económicas y ecológicas provocadas por el sismo de 8.9 grados ocurrido en Japón el 11 de marzo.
Marcos Adamson mencionó, que aunque es temprano para realizar un diagnóstico sobre las consecuencias provocadas por el Tsunami; se especula que las reparaciones de los daños costarán entre el 2.5% y el 4% del Producto Interno Bruto.
Lo que significa que Japón deberá destinar entre 122 mil y 235 mil millones de dólares de sus ingresos, para subsanar las consecuencias del desastre, según datos del Banco Mundial.
A lo largo de su exposición Adamson realizó un análisis comparativo sobre que pasaría si Costa Rica sufriera un desastre sísmico como el ocurrido en Japón.
“Costa Rica ha mostrado un avance relativo en prevención. Sin embargo, está en deuda en el caso de sus principales amenazas: Inundaciones y deslizamientos; lo que a la postre le puede representar una gran factura en un evento de este tipo” aseguró Adamson.
Adamson agregó que en caso de un desastre, la infraestructura vial del país sería uno de los principales obstáculos para la evacuación. “Un desastre, por ejemplo un sismo, que nos obligue a salir de inmediato a las carreteras implicaría para Costa Rica una triste y lamentable realidad: la muerte generalizada” afirmó el experto Adamson.
Además, Iván Araya se refirió al tema de la prevención del riesgo y la planificación por parte de autoridades para ejecutar medidas de rescate en caso de que en nuestro país sufra de una tragedia similar.
“Los municipios y los Planes Reguladores del uso del suelo deben integrar la gestión de riesgos como un componente transversal” afirmó Araya.
Araya comentó que la mayoría de planes de emergencia que implementa la CNE varían según la magnitud del desastre, por lo que el mayor reto para el país es fomentar una cultura ciudadana, que atienda desde las comunidades los planes de prevención, las medidas de mitigación de un desastre y la gestión de riesgo.
“Es deber de la comunidad organizarse en pequeños comités con el fin de agilizar procesos de gestión de riesgo, acciones de prevención u obras de mitigación, ya que son los vecinos quienes conocen mejor sus pueblos” dijo Araya.
Con respecto al tema del impacto social y económico de la radioactividad provocada por el daño de los reactores de la planta nuclear Fukushima, el Dr. Alfonso Salazar de la Escuela de Física mencionó que nuestro país cuenta con herramientas tecnológicas de alta calidad que le permitirán medir la radiación de productos que sean importados desde Japón, en caso de que los mismos generen una alerta de riesgo para la población costarricense.
Añadió que el Cicanum tiene instrumental bastante moderno, para medir y monitorear no sólo los alimentos, sino también el agua, la atmósfera y el suelo.
Luego de explicar sus posiciones, los expertos coincidieron en que se debe mejorar la planificación, la infraestructura y reformar ciertas leyes que obstaculizan los procesos de prevención y gestión de riesgo.