Música de ministro Obregón unió culturas

El público nacional e internacional se deleitó con la música de Manuel Obregón, ministro de cultura de Costa Rica (foto Laura Rodríguez).

Sentado en su butaca, con los ojos cerrados y con unas cien personas de diferentes nacionalidades en frente; el ministro de cultura de Costa Rica Manuel Obregón inundó de música e historia el auditorio de la Ciudad de la Investigación para el IX Congreso Internacional de Filosofía Intercultural.

“La música explica por sí sola miles de años de ausencia en la historia, miles de años de migraciones que solo se sienten a través de ella. La música habla por sí misma”, dijo el pianista y compositor,  quien inmutó al público durante casi una hora con su música y sus reflexiones.

Con interpretaciones como “La danza de la yegüita”, “La mora limpia”, “Dialoguemos”, “Son de piangüita”, “Danza paraguaya”, “Sueños” y una de las 26 variaciones de “El Punto guanacasteco”, el ministro deleitó la memoria genética y las fibras de casi todas las personas que se encontraban en el auditorio.

El Congreso de Filosofía contó con la participación de personas de varias nacionalidades, entre estudiantes, profesores e invitados (foto Laura Rodríguez).

Sin una presentación audiovisual de respaldo ni papeles en la mano, Obregón dejó claro que los gobiernos deben propiciar la convivencia de culturas y no la dominación de unas sobre las otras.

“En el Ministerio de Cultura queremos ver cómo se logra ese balance histórico que tiene que ver con la habilidad, con la tolerancia y tiene que ver con unas normas musicales que comparten con las otras en variadas circunstancias y que no exista esa dominación cultural”, expresó el músico.

La amalgama entre charla y concierto desató una gran cantidad de comentarios en torno a la presentación. Obregón demostró interés en que la música sea tomada en cuenta en las sociedades latinoamericanas como un elemento clave en la interculturalidad.

Además, expresó su preocupación acerca de la falta de capacidad de escucha de que sufren las personas en los ambientes contaminados.

“La música es sonido y silencio. El ejercicio más importante es el de aprender a escuchar, ver lo que interpreta ese sonido. Uno de los elementos de los que más sufrimos en un ambiente contaminado, es la insensibilidad para percibir lo que está sucediendo en nuestro entorno, la capacidad de escuchar”, finalizó el compositor.

Obregón combinó su charla con presentaciones musicales en su piano y reflexiones propias de la interculturalidad (foto Laura Rodríguez).