Como parte de sus actividades para prevenir y mitigar desastres en Costa Rica, Preventec-UCR realizó en el mes de octubre, el Congreso Académico de Desastres, con el tema La gestión del riesgo en las políticas públicas, en donde un grupo de especialistas analizaron la gestión del riesgo de desastres que tiene el país y aspectos psicosociales, de investigación, de legalidad, de infraestructura, de economía y política que inciden directamente en la reducción de la vulnerabilidad del territorio y los habitantes.
Profesionales de la Universidad de Costa Rica (UCR), de la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), del Sistema 911, de la Universidad Nacional, del Conare, de Mideplan, del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, del Colegio de Geólogos de Costa Rica, entre otros, analizaron el riesgo y la vulnerabilidad, la necesidad de generar información científica y tecnológica; todo en beneficio de la prevención y mitigación de desastres.
Una de las premisas de este congreso fue la necesidad de incrementar las capacidades locales y nacionales, además de establecer un eje transversal con la información que generan los diferentes entes que trabajan en torno a desastres , para con ello posibilitar una mejor toma de decisiones en políticas públicas que incidirán en un desarrollo humano sostenido para el país.
Durante el panel La economía política de desastres y gestión de riesgo, el especialista en política de desastres y reducción del riesgo, de la Universidad Internacional de Miami, Richard Olson, aseguró que todo tiene un contexto político, por lo cual “sin una gobernabilidad adecuada, es difícil asegurar el uso apropiado de los recursos, y la toma adecuada de decisiones”. Para Olson tendremos en el futuro eventos que demostrarán la falta de mitigación, de prevención y mala gestión del riesgo, por lo cual “el siglo XXI será el siglo de los riesgos realizados”.
Enfatizó Olson que el nivel de desarrollo de un país es importante en esta valoración de los desastres y la gestión de riesgos. Olson tiene amplia experiencia en gestión del riesgo, visitó ciudad de México en 1985 y Haití tras los devastadores terremotos que sufrieron, y ha estado en otras ocasiones en Costa Rica, por lo cual él considera que “Costa Rica tiene la base intelectual, profesional y base administrativa para la gestión del riesgo”
Para llevar adelante la tarea en torno a los desastres y la gestión del riesgo, el director de la Escuela de Administración Pública de la UCR, M.Sc. Carlos Carranza Villalobos, señaló que se debe desarrollar mayores capacidades políticas y públicas para enfrentar el riesgo, los desastres y los diferentes fenómenos naturales.
Enfatizó Carranza que en Costa Rica se debe fortalecer la incorporación de la gestión del riesgo dentro de su sistema de administración pública, “los partidos políticos, la sociedad civil y el gobierno deben concertar acuerdos que se expresen en el plan nacional de desarrollo, en el presupuesto, en inversiones estratégicas e incorporarlo en mayor grado en las evaluaciones de impacto”. Es prioritario fortalecer la capacidad pública con programas de capacitación y formación en gestión del riesgo; establecer redes de mayor grado de inclusión que permitan a la sociedad civil mayor participación en el tema del riesgo dijo el M.Sc. Carranza.
Para la presidenta de la CNE, Ing. Vanessa Rosales Ardón, es básico fortalecer la concepción de manejo del riesgo a nivel local y combatir el cortoplacismo existente por cuestiones políticas y electorales que obstaculizan esa necesaria concepción integral del riesgo, además la gestión del riesgo debe incluirse en la evaluación de la gestión municipal.
La CNE tiene una función de rectoría, “hacemos de todo: gestión del riesgo, promoción de un cambio cultural, búsqueda de alianzas estratégicas y atención de emergencias”.
La ministra de Planificación y Política Económica, Dra. Laura Alfaro Maykall, destacó en su exposición que en la causalidad sobre la gestión del riesgo en el país debemos cambiar de mentalidad. “La sociedad civil debe de asumir su cuota de responsabilidad en relación con la prevención de desastres y el manejo del riesgo; y los habitantes deben asumir una nueva actitud y pensar que “a mí me toca”.