Un 11 de julio de 1811 tomaba posesión de su curul como representante de Costa Rica en las Cortes de Cádiz, España, el Padre Florencio del Castillo, convirtiéndose así en el primer diputado que tuvo el país en su historia.
Han pasado 200 años del hecho y la figura y trascendencia de las acciones del padre Castillo dentro del contexto de independencia de las nuevas tierras han sido recopiladas en el libro El presbítero Florencio Castillo. Diputado por Costa Rica en las Cortes de Cádiz, del historiador costarricense y sacerdote Manuel Benavides Barquero.
Su libro fue galardonado con el premio Florencio del Castillo, reconocimiento que es otorgado por la fundación Fundapax en convenio con la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Costa Rica.
Durante el acto de premiación, el pasado 13 de octubre en el auditorio de la Escuela de Administración Pública, la historiadora Clotilde Obregón destacó la vida, obra, y el legado sociopolítico de don Florencio al proceso de independencia en el siglo XIX y a la herencia e identidad del ser costarricense. Todo lo cual, afirmó la historiadora, ha sido recopilado con gran cientificidad, detalle y compromiso en el libro del padre Manuel Benavides; libro que además corrige algunos datos erróneos presentes en diferentes reseñas históricas sobre la vida de este destacado personaje.
Este libro de Manuel Benavides “es un hito en las investigaciones sobre Florencio, pues Benavides consultó el Archivo Nacional, el Archivo de Indias, el Archivo Nacional de Nicaragua; viajó a Guatemala y a Honduras; es una bibliografía tan rica que así como esta investigación deberían de ser las futuras investigaciones que realicen los estudiantes” enfatizó doña Clotilde.
Según Obregón, el proceso que se dio en las Cortes de Cádiz creó un ordenamiento ejecutivo, legislativo y judicial de gran trascendencia para nuestro país. En ese proceso las acciones del padre Florencio fueron determinantes, sobre todo al proponer una diputación para el sur de América Central y su lucha en defensa de los derechos de los pueblos explotados por los colonizadores españoles. Resumiendo la vida del padre Castillo, la historiadora Obregón afirmó que “Florencio es sinónimo de la lucha constante”.
Por su parte, el director de la Escuela de Administración Pública M.Sc. Carlos Carranza Villalobos, manifestó que este premio se otorga en convenio con Fundapax a personas que se han destacado por sus aportes a la ciencia y el arte, y nada más oportuno que la figura de don Florencio “cuya obra está viva en el rescate de su pensamiento a través de este libro; un pensamiento innovador, de lucha por los derechos de los habitantes de las nuevas tierras, que nos debe hacer pensar, acorde con el planteamiento de Castillo, en el futuro y no en el cortoplacismo”.
Para el presidente de Fundapax Lic. José Mourelo, este libro sobre la vida y obra del presbítero Castillo es un hito de gran importancia para la fundación “al rescatar la figura del más ilustre costarricense y tenemos la obligación de levantar la bandera para que estos mensajes de libertad que caracterizaron la trayectoria del padre Florencio no pasen inadvertidos”
Al recibir el premio el historiador Manuel Benavides manifestó que han sido siete años tras la huella de la obra, del humanismo y la nobleza de Florencio del Castillo y espera que su libro permita que su figura sea más conocida entre nosotros, pues se conocía muy poco sobre él y mucho de lo que se había reseñado estaba equivocado.
Resaltó el autor que Castillo sentía gran aprecio por la educación de los jóvenes; “es un libro que debe leerse porque el pensamiento del presbítero sobre lo que realmente es ser un ciudadano, un patriota, es algo que ahorita nos urge en esta sociedad costarricense que está pasando por momentos difíciles”. Finalmente, retomando las palabras del padre Castillo, Benavides subrayó que “no basta con ser, se debe dar, que el ciudadano es útil a los demás, debe de darse a los demás”.
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