3 may 2010Vida UCR

Bajo la emocionada mirada de su esposa, hijos, nietos y nietas, hermanas, sobrinos y sobrinas y un nutrido grupo de amigos y compañeros y compañeras de luchas, la Universidad de Costa Rica rindió un sentido homenaje póstumo al Lic. Rodrigo Carazo Odio, ex Presidente de la República (1978-1982).

Convocados por la Rectoría y los medios de comunicación universitarios, las personas que arroparon con su presencia a la familia Carazo, pudieron escuchar las palabras de la Dra. Yamileth González García, Rectora de la UCR;  del Lic. Juan José Echeverría Brealey, ex Ministro de Seguridad Pública de su administración y amigo por muchos años; y del hijo del ex Mandatario, Dr. Rodrigo Alberto Carazo Zeledón, ex Defensor de los Habitantes.

A la cabeza del homenaje, la Dra. González rememoró aquel 7 de setiembre de 1998 en que la Universidad entregó con admiración y orgullo el Premio Rodrigo Facio, al ex Presidente.  Entonces, Carazo enfatizó, que había llegado el momento de iniciar la globalización de la solidaridad, quizás la única globalización que de verdad vale la pena.

A juicio de la Rectora el discurso magistral que pronunció ese día fue propio de un estadista, de un político estudioso, de un economista consciente, de una mente brillante, de un conocedor del contexto, de un hombre crítico y ético, de un visionario capaz de mirar hacia los lados, de una persona digna, valiente, íntegra, intuitiva y generosa, que en su opinión fue un universitario de pura cepa.

“Asistente y secretario de Rodrigo Facio, profesor de varias cátedras, ponente, conferencista y participante en varias comisiones en diferentes momentos de su vida y especialmente a través de la Cátedra de Historia de las Instituciones de Costa Rica, fue de esos que sintieron cerca al Alma Mater aunque se encontraran lejos”, insistió González.

Y es que considera que Rodrigo Carazo Odio fue un hombre especial, buen amigo, abuelo, hombre público, conversador, académico, compañero y padre; un hombre integral, lleno de facetas interesantes y valores sólidos.  “Por eso -dijo- estuvo siempre vigente, por eso sus desafíos académicos no murieron con su jubilación y sus retos políticos no se diluyeron con los años”.

Indicó que Rodrigo Carazo ha estado en la mente y el corazón de las y los universitarios sobre todo en estos amargos días en que las fuerzas represivas intervinieron el campus de la UCR, en los que se ha puesto en tela de duda la autonomía universitaria y en los que se lucha por un presupuesto justo para las universidades públicas.  “Habría sido el primero en levantar su voz y decirle al país una vez más, que no destruya sus logros y valores”, concluyó.

Carazo el “agricultor”

Su amigo, compañero, socio y copartidario, Juan José Echeverría, comentó emocionado como don Rodrigo, como le decía por respeto y admiración, tuvo una vida polifacética y de múltiples actividades.  “Además de político, fue deportista, radio operador, pescador de atún, bombero voluntario, industrial, comerciante, tendero, hotelero, ganadero, maestro, arrocero y sobre todo, en el más amplio sentido de la palabra, agricultor.

Y es que según se lo ha contado su compañera de vida, Estrella Zeledón, siempre se presentaba como agricultor, cosa que a juicio de Echeverría no es casualidad porque sin lugar a dudas el término agricultor es el que mejor lo define.

“El agricultor es sobre todo un sembrador, un socio de Dios en la tierra que con su esfuerzo y la ayuda de la naturaleza produce comida para todos los demás. Don Rodrigo sembró ideas como sembró semillas, recogió cosechas -a veces no tan gratas como lo hubiera deseado- pero siempre gratificantes”.

Por eso considera que dado que las ideas y los ejemplos cuando se repiten son como las semillas, corresponde a quienes confiaron en él y recibieron su inspiración y guía, mantener vivas sus ideas, sobre todo su intransigente actitud en defensa de los sagrados valores de la Patria, para que al igual que las semillas, sean eternas”.

Hombre coherente

No sin antes agradecer a la Universidad de Costa Rica por este homenaje, su hijo Rodrigo Alberto Carazo manifestó conmovido que en cada una de las personas ahí presentes recordaba las gestas, los afanes y las etapas de la vida del ex Presidente.

Siendo la UCR, el lugar donde su padre adquirió de una manera muy particular mucha de su filosofía de vida, Carazo Zeledón no pudo dejar de evocar la figura de Rodrigo Facio, que para su progenitor fue guía, profesor, decano, rector y amigo, y la persona a quien sirvió como secretario personal y del Consejo Universitario, de quien fue su admirador y partidario y líder cuando Facio decidió crear esta Ciudad Universitaria y reformar creativamente la UCR.

“Según palabras de papá en sus memorias, a través de la conducta sin mancha de Facio y su gran sabiduría, conoció la importancia y profundo significado de la rectitud, la nobleza y la sencillez y fue testigo de su visión como costarricense”. 

Entre las virtudes de su padre destacó que siempre fue uno, en formación y evolución constante, que fue intensamente espiritual y sobre todo un hombre coherente, con una consistencia a toda prueba entre su pensamiento, su verbo y su acción.

“Esa riqueza personal, esa tolerancia creciente, respetuosa de personas y de ideas y el no ver a sus adversarios como enemigos, lo llevó a fortalecer precisamente esa característica básica de su personalidad: la coherencia”.

Y aunque terminando su gobierno se apartó de la vida partidaria, para su hijo, Carazo Odio nunca dejó de ser coherente, convencido de su obligación de ser ciudadano digno, dispuesto siempre a ponerse de pie y a levantar el estandarte de los derechos sagrados que la Patria nos da.

 “Papá fue coherente en lo público y en lo privado, se empeñó en transmitirlo de esa manera a quienes lo escucharon, dio ejemplo y testimonio de honradez y de amor al prójimo, nos dejó su empeño en serlo siempre”.  Por eso está seguro que al morir, a Rodrigo Carazo no se le quedó nada en el tintero.