27 mar 2010Artes y Letras El grabador, pintor, poeta, escritor y maestro Francisco Amighetti Ruiz fue declarado Benemérito de la Patria por la Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica.

El proyecto de benemeritazgo fue propuesto por la diputada del Partido Acción Ciudadana (PAC), Elsa Grettel Ortiz Alvarez, a la Comisión Especial de Honores y acogido por unanimidad por las y los diputados.

Entre las razones expuestas para esta declaratoria figuran el hecho de que “se reconoce al maestro Francisco Amighetti como un ciudadano insigne y como uno de los más destacados artistas costarricenses”.

Además de que “sus obras pusieron muy en alto el nombre de nuestro país, todas ellas, piezas artísticas de enorme calidad realizadas con diversas técnicas, particularmente mediante la xilografía, acuarela, óleo, pintura mural, dibujos e ilustraciones de libros. Su obra trasciende las artes plásticas y se expresa en narraciones y poemas”.

Asimismo, el haber sido “maestro de varias generaciones de artistas costarricenses y se dio con reconocida generosidad a sus discípulos y aun más, a muchas personas interesadas en las artes plásticas”.

Francisco Amighetti

El artista Francisco Amighetti Ruiz  nació el 1 de junio de 1907, en San José, y falleció a la edad de 91 años el 12 de noviembre de 1998, dejando un legado de inigualable valor artístico y humano.

Durante veintidós años impartió lecciones de Historia del Arte en la Universidad de Costa Rica, gracias a la invitación que le cursara el entonces Decano de la Facultad de Ciencias y Letras, Dr. Enrique Macaya Lahmann.

Fue profesor catedrático y Emérito de esta Universidad, la cual lo declaró Doctor Honoris Causa, en 1993. También fue fundador de la carrera de Historia del Arte que se presentó al Área de Artes y Letras en abril de 1970.

Entre los numerosos reconocimientos obtenidos, en 1970 recibió el Premio Nacional de Cultura “Magón”, y en 1998 el Museo de Arte Costarricense le concedió la Medalla Teodorico Quirós.

Amighetti es reconocido como un hombre fecundo y sencillo que abrió paso a la producción artística nacional e hizo del grabado costarricense un arte respetado a nivel internacional.

Sus obras forman parte de las colecciones del Museo de Arte Costarricense, del Museo de Arte Moderno de Nueva York, del Museo de Grabado de Buenos Aires, Argentina; del Museo de Grabado Latinoamericano de San Juan, Puerto Rico; del Ibero Club de Bonn, Alemania; de la Colección Ludwig Roselius de Bremen, Alemania; del Museo de Arte Latinoamericano de La Habana, Cuba; del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, Brasil, y del Museo de Arte Moderno de Osaka, Japón.