Tras el sismo de 7,0 grados en la escala de Richter ocurrido en Haití el 12 de enero de 2010 quedaron más de 200 mil muertos, miles de heridos, lisiados, traumatizados y millones sin hogar, pero además quedó al descubierto un gobierno y un país con graves carencias, atrasado y sumido en la pobreza.
Estas fueron algunas de las reflexiones que se manifestaron en Mesa redonda Haití: pasado y presente organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales el pasado 11 de marzo. La actividad contó con la participación del Dr. Ludger Lescouflair, cónsul honorario de Haití, el economista y sociólogo M.Sc. Boris Jean Pierre, profesor de la escuela de Estudios Generales de la UCR y la Lic. Ana Catalina Ramírez, socióloga consultora del la OIT en temas de VIH/SIDA en Haití y como moderadora la Dra. Carmen Caamaño, directora del Instituto de Investigaciones Sociales.
El cónsul haitiano Dr. Ludger Lescouflair criticó la negligencia del gobierno haitiano, ante un estudio que fue presentado en el 2006 y en el 2009 por un geofísico francés de la Universidad de Indianápolis, EEUU junto con dos ingenieros haitianos, quienes habían pronosticado la posibilidad de un terremoto en Haití. A su juicio, si el gobierno hubiese atendido a este informe y tomado las medidas básicas se pudo evitar tantas muertes y daños a la población.
Pero más allá de las críticas a la labor del gobierno, de la cooperación internacional y de los vecinos de República Dominicana ante el desastre ocurrido, los panelistas llamaron la atención sobre la situación previa que vivía el pueblo haitiano, en un país cuya economía es la más pobre de América Latina, donde los servicios básicos como el agua, la salud y la educación son muy escasos y el desempleo afecta a la mayor parte de la población.
Para el profesor Boris Jean Pierre, el terremoto deja al descubierto el Estado fallido que ha intentado gobernar Haití en los últimos 20 años, las consecuencias del crecimiento urbano desorganizado, la crisis permanente de la economía de este país provocada por las políticas de Ajuste Estructural impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que han llevado al agotamiento de los suelos, el retraso técnico y la improductividad.
Por su parte la socióloga Licda. Ana Catalina Ramírez, coincidió en que las consecuencias del terremoto dejaron ver un desastre social que ya existía antes del desastre natural, en un país carente de agua, electricidad, educación y empleo digno. Manifestó que la historia revolucionaria de Haití pudo ser la causa de un destino de aislamiento y negación, así como de seguidos intentos de ser gobernada por otras naciones, luchas internas, numerosos derrocamientos son parte de su historia política reciente.
Tras el terremoto del 12 de enero, la reconstrucción de Haití es un necesidad apremiante, no sólo a nivel estructural sino a nivel político y social. Según los analistas ahora lo importante es determinar quién y cómo se hará esa tarea, para la Licda. Ramírez la reconstrucción tiene diferentes significados para la comunidad internacional, el gobierno haitiano o el pueblo haitiano, al respecto el profesor Jean Pierre opina que sólo el propio pueblo haitiano tiene la legitimidad de refundar su país.
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