El incremento en el coeficiente de Gini coincide con la cantidad de crímenes y violencia en Costa Rica. Mientras la desigualdad llegó al punto más alto en toda la historia de Costa Rica, los homicidios alcanzaron la cifra de 12 por cada cien mil habitantes y la tasa de delitos contra la propiedad fue de casi 1800.
Esta es la relación que establece el director del Programa Estado de la Nación, Miguel Gutiérrez, en cuanto a las causas de que Costa Rica retroceda en acceso a seguridad ciudadana.
Gutiérrez realizó un análisis del Estado de la Nación en un video panel que se llevó a cabo en la Universidad Estatal a Distancia (UNED). La actividad se denominó “La Costa Rica que tenemos” y participaron cuatro comunicadores que realizaban preguntas sobre el tema además de público desde otras universidades en distintas sedes del país.
Gutiérrez explicó que la desigualdad guarda relación directa con una carencia de la redistribución social de la renta de manera efectiva en los decibeles más bajos de la pirámide, a pesar de que el impacto se incrementa con el tiempo.
“Es creciente pero insuficiente el impacto redistributivo de inversión social. ¿Por qué decimos insuficiente? Porque no corrige los niveles de desigualdad que se han venido generando en estos últimos años, pero si mejora la distribución de los ingresos”, aseguró el director del programa.
El informe apunta la preocupación de la creciente inseguridad en todos los aspectos, tanto en homicidios como en delitos comunes.
“Los homicidios por condición de género aumentaron significativamente en los últimos años, al pasar de 18 mujeres fallecidas en el 2007 a 29 en el 2008 y 35 en el 2009. En el último año, ambos tipos de delito dieron cuenta del 59.3% del total de mujeres víctimas de homicidios”, detalla el informe.
Gutiérrez reconoce que el fenómeno también se debe al incremento en el control del narcotráfico en países como México y Colombia lo que provoca el traslado de la violencia hacia países como Costa Rica, carentes de leyes y controles efectivos.
Para él los crímenes aumentan como forma de “atajo” para alcanzar un nivel social más elevado por parte de las personas que se encuentran en los decibeles más bajos de la población.
“Descuidamos el tema de oportunidades entonces la desigualdad es algo extremadamente presente y en ese sentido esta desigualdad influye algunas actitudes sociales y promueve la búsqueda de atajos de salidas fáciles, de encontronazos con la riqueza ”, argumentó.
Según Gutiérrez, el hecho de que los costarricenses tengan tan presentes sus diferencias entre la clase social alta y baja, provoca que la seguridad ciudadana retroceda y que las personas incidan con mayor frecuencia en crímenes como una falsa forma de movilidad social.
Puede consultar aquí el resumen del Estado de la Nación 2009.