La Dra. Ximena Ares, especialista en biotecnología y colaboradora de la Oficina de Transferencia de Tecnología y Licenciamiento (OTL) de la Universidad de Stanford, considera que Costa Rica podría invertir más recursos económicos en investigación básica de moléculas y patentarlas.
Ella hizo una exposición titulada Asociación entre la industria y las universidades, en el auditorio de la Biblioteca de Ciencias de la Salud en la Universidad de Costa Rica, organizada por la Unidad de Gestión y Transferencia para la Innovación (Proinnova), de la Vicerrectoría de Investigación, en coordinación con la Embajada de Estados Unidos.
La Dra Ares compartió sus experiencias en la OTL, la cual considera irrepetible, porque Stanford es una universidad de gran prestigio, ubicada en el Sillicon Valley, un espacio único por su clima empresarial de innovación tecnológica y de gran movimiento de inversiones.
Según los datos que aportó cuenta con cerca de siete mil estudiantes y de 8 mil graduados, y con casi dos mil profesores en sus siete escuelas: Ingeniería Geología, Medicina, Educación, Negocios, Abogacía, Humanidades y Ciencia. El presupuesto que manejó entre el 2008-2009 alcanzó los $3,7 billones, $1,13 billones dedicados a la investigación científica, (el 79% de esos recursos lo aporta el gobierno). También recibió en ese período $12,6 billones en donaciones y $217 millones provenientes de 57 programas de industrias afiliadas. En este caso la palabra billón se refiere a mil millones.
Trabajo eficiente
El trabajo que desarrollan desde la OTL se propone la transferencia tecnológica a la mayor velocidad y eficiencia, pues según lo informó la expositora reciben información de un invento por día. Es una oficina con 33 empleados, ocho profesionales dedicados a hacer los contactos con el sector empresarial y el apoyo de un excelente registro de inventos e inventores. Asimismo se nutren de la información de estudiantes y docentes, de publicaciones científicas, seminarios, conferencias, de la experiencia en propiedad intelectual y en formación de nuevas compañías.
Aunque existe una normativa que obliga a reportar a esa oficina todos sus resultados, apuestan más por la relación personal y el buen trato, tanto con académicos como con industriales, además del prestigio que tiene dentro de la universidad.
Según dijo cada profesional tiene poder para tramitan patentes, contratos de licenciamiento, derechos de copyright, de software, materiales biológicos y máscaras de semiconductores. La labor que realizan es evaluada por medio de una encuesta que se le pasa a las empresas, de manera que cualquier ineficiencia se detecta pronto.
Para su criterio este tipo de trabajo no es fácil, es una labor de largo plazo, de paciencia y de “insistir mucho”. Ella considera que no se debe caer en la tentación de sobrevaluar la tecnología, para lograr la transferencia.
Reconoce que en Estados Unidos el clima es propicio para este tipo de labores, porque las empresas se dedican mucho menos a los estudios de innovación y desarrollo y porque las universidades cada vez más buscan interaccionar con las empresas y con las fuentes de financiamiento.
Esta especialista en biotecnología reiteró que para la OTL lo más importante no es el dinero y las “regalías son solo un parámetro de éxito”, sin embargo son grandes cifras en dólares las que se manejan con su intervención. Por ejemplo citó que en el año 2009 desde su oficina generaron $1,27 billones en regalías y $1,1 billón fue para la universidad. En Stanford este tipo de ganancias se reparten en el entorno del inventor o investigador, quien recibe una tercera parte, otra es para su departamento y otra para la universidad.
La mayor cantidad de proyectos o inventos transferidos son los que cuestan entre cien mil dólares y menos de un millón de dólares y es menor la cantidad de aquellos que sobrepasan la cifra millonaria.
Caso de Costa Rica
El M.Sc. Luis Jiménez Silva, director de Proinnova, comentó que es muy importante la relación con la Universidad de Stanford, pues hay mucho que aprender de ella, sobre todo por su experiencia en transferencia tecnológica.
Para su criterio Costa Rica ha hecho muchas cosas bien en la vinculación que procura desde la academia, pero le falta más. Según informó los datos del Global Information Technology Report 2009-2010 presentados en el Foro Económico Mundial, el país ocupa el puesto 29 de 133 en relación con la vinculación universidad-empresa y tiene una calificación 4.25, cuando el promedio es de 3.62. También obtuvo buena calificación en cuanto a la disponibilidad de investigadores e ingenieros y en la calidad de sus centros de investigación.
Comentó que desde la comisión Nexo Universidad- Empresa, creada en 1991, por el Consejo Nacional de Rectores (Conare), con participación de todas las universidades estatales, se impulsa el trabajo interuniversitario y la vinculación, para coadyuvar en la construcción del Sistema Costarricense para la Innovación (SCI).
Jiménez informó que por medio de encuestas de opinión y trabajos de focus group con empresarios, congresos, mesas de trabajo y consultas a académicos procuran fortalecer y mejorar la vinculación de ambas partes.
Por su parte, el Lic. Roberto Guillén Pacheco, delegado ejecutivo de la Fundación de la Universidad de Costa Rica para la Investigación (Fundevi) informó que en el 2009 todas las universidades estatales realizaron 1 427 proyectos de vinculación, que les generaron 20 mil millones de colones.
Las capacitaciones y actualizaciones, así como la investigación con financiamiento complementario fueron las acciones más comunes. Un 41% de esas vinculaciones se hicieron con público en general, un 32% con organismos internacionales, un 15% con el sector público, un 7% con el sector privado y un 5% con otros.
Específicamente Fundevi le trasladó a la UCR ¢2 773,99 millones entre el 2005 y el 2009. Según Guillén la labor que se realiza por medio de Fundevi le permite a la UCR un mayor dinamismo.