Las elecciones que el pasado 3 de mayo llevaron a la presidencia de Panamá al empresario Ricardo Martinelli con una contundente victoria del 60% de los votos, despierta en Costa Rica una serie de críticas y cuestionamientos.
A pesar de que hubo una participación de más del 70% en los comicios electorales del 2009, los expertos coincidieron en que el resultado electoral es un síntoma del descontento de la población con el modelo económico que ha prevalecido en el país durante las últimas décadas.
Así lo expusieron especialistas en diferentes ramas de las ciencias sociales en una mesa redonda titulada “Elecciones en Panamá 2009: análisis y perspectivas de gobernabilidad” que se realizó el 13 de mayo en la UCR, organizada por el Programa de Posgrado Centroamericano en Ciencias Políticas.
En esta actividad participaron el Dr. Rotsay Rosales Valladares y el Dr. Gerardo Hernández Naranjo, investigador y Director, respectivamente, del Posgrado Centroamericano en Ciencias Políticas. Además contó con la opinión de dos investigadores nacidos en Panamá y nacionalizados costarricenses: el M.Sc. Roberto Ayala Saavedra, de la Escuela de Sociología de la UCR y el M.Sc. Giovanni Beluche Velázquez del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural.
Descontento determina resultados
Con la caída del régimen del dictador Manuel Antonio Noriega, a partir de 1990 se instauró en Panamá un sistema de gobierno democrático, desde entonces se han celebrado cuatro elecciones en las cuales el nivel de abstencionismo se ha mantenido relativamente estable: en 1994 (26.30%), 1999 (26.80%), 2004 (23.10%) y 2009 (26%).
Según explicó el sociólogo M.Sc. Roberto Ayala, Panamá ha experimentado un gran desarrollo económico, no obstante, un tercio de su población vive bajo la línea de pobreza.
Por su experiencia reconoce que actualmente hay un deterioro muy importante en los servicios de trasporte, salud y educación, es decir que la calidad de vida de los ciudadanos “de a pie” está muy degradada y por eso existe malestar en la población. “Panamá, más que un país, parece un negocio y la población paga los platos rotos” apuntó.
En este contexto político y social, Ayala considera que el voto por Martinelli es un síntoma del descontento de la población con el modelo económico que ha seguido el Partido Revolucionario Democrático (PRD) en los últimos 40 años y especialmente por el fracaso del último gobierno del actual presidente Martín Torrijos.
“Lo que está experimentando Panamá son los síntomas de un deterioro generalizado de la institucionalidad política abrumada por la corrupción, cambios administrativos y acumulativos de los cuatro gobiernos del período pos-invasión” dijo el sociólogo.
El M.Sc. Giovanni Beluche coincidió con Ayala en los problemas sociales que aquejan a la población panameña debido al modelo excluyente que ha imperado en los últimos años. Al respecto expresó que existen dos Panamá, una es la de los turistas, los centros comerciales y los rascacielos y otra es la de los cholos, los indígenas, los negros, los mestizos y los pobres que viven en los barrios marginales.
Beluche argumentó que Panamá es el país latinoamericano con más presos sin juzgar, es el segundo país en la región con la peor distribución de los ingresos, más del 50% de la población dispone del 5% de la riqueza, el 45% de los empleos son informales y el desempleo varía entre el 7% en cifras oficiales y el 30% según el Congreso Regional de Trabajadores Informales y la pobreza ronda el 28% según la CEPAL.
El presidente electo Ricardo Martinelli quien representa a una coalición política de oposición conformada por cuatro partidos Alianza por el Cambio, aprovechó el descontento social y basó su campaña en una serie de promesas populistas para resolver los problemas en la educación, la salud, la vivienda, el trasporte público y la miseria, entre otros.
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