La Península de Osa debe implementar un modelo de desarrollo turístico y económico que sea amigable con el medio ambiente y a la vez beneficie de manera directa a las comunidades.
En Costa Rica el turismo es la segunda fuente que más genera divisas. En la última década, esta actividad se incrementó en un 10% anual, superando en el 2008 los dos millones de visitantes.
En la conferencia: “Retos y Oportunidades para un Desarrollo turístico integral de la Zona Sur”, la M.Sc. Isabel Román Vega comentó que no todas las actividades turísticas proporcionan los mismos beneficios a las poblaciones vecinas.
Además, estas acciones difieren de la marca país “sin ingredientes artificiales” que se ha ejecutado en el extranjero con el fin de atraer más visitantes.
Román, investigadora del Programa Estado de la Nación, realizó un estudio sobre el tipo de desarrollo puesto en práctica en dos de las zonas turísticas más importantes del país: Tamarindo en Guanacaste y La Fortuna en San Carlos.
En los dos casos, el turismo trajo a las comunidades algunos beneficios como la generación de fuentes de empleo y el desarrollo de los pueblos, pero la calidad de estos beneficios dista mucho de un lugar a otro.
Por ejemplo, añadió Román que Tamarindo se caracteriza por una expansión acelerada hacia lo masivo y lo genérico. Sus actividades están enfocadas a un turismo de confort liderado por las grandes empresas hoteleras; la mayoría de los empleos generados para los lugareños son puestos de bajo perfil en las cadenas internacionales.
Por otra parte, La Fortuna de San Carlos optó por un turismo diferenciado al ofrecer un valor agregado al visitante, como por ejemplo, actividades de aventura y un trato más personalizado.
Los negocios de la zona son administrados por las pequeñas y medianas empresas (en muchos casos familiares), generando a la comunidad empleos mejor remunerados y con un perfil profesional más elevado.
En el caso de la Península de Osa, el Dr. Jorge Lobo Segura, investigador del Programa Institucional Península de Osa y Golfo Dulce (PIOSA-UCR) explicó que esta región cuenta con una diversidad natural y cultural de gran atracción para el turísta.
Los parques nacionales son una importante fuente de ingresos para la zona. En los extensos bosques de Osa existe una variedad de especies endémicas tanto de flora como fauna, entre ellos: 67 tipos de plantas y 11 especies de peces de agua dulce que solo se encuentran en ese lugar.
Por las características socioeconómicas y naturales de la zona, los especialistas consideran que la Península de Osa requiere de un desarrollo similar al de La Fortuna para explotar sus recursos de forma moderada y proporcionar a los vecinos mejores fuentes de empleo.
El Dr. Lobo recomienda implementar proyectos que se adapten al paisaje y condiciones del lugar para no alterar los habitat o provocar deforestación y erosión de los suelos. Una de las opciones que presentó el investigador, consiste en la creación de un sendero de varios kilómetros de longitud, que interconecte fincas y proyectos turísticos a lo largo de toda la Reserva Forestal del Golfo Dulce y le permita a los visitantes hospedarse en comunidades campesinas y adentrase en las profundidades de la naturaleza.
Para lograr esto es necesario poner en marcha planes reguladores que unifiquen los criterios de construcción y protejan las áreas más sensibles.
Actualmente, se realizan grandes construcciones de proyectos inmobiliarios y de marina en Golfito que contribuyen a la destrucción de la naturaleza por la falta de recursos para su protección. El Dr. Lobo aseguró que un Estado solo no puede garantizar la salvaguardia de los recursos naturales, es una tarea que debe ser efectuada de manera conjunta con toda la comunidad.
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